El documento enfatiza la importancia de que los líderes espirituales se enfoquen no solo en formar discípulos sino también en "engendrar hijos espirituales". Explica que Dios quiere que veamos a las personas bajo nuestro cuidado como hijos a los que podemos transmitir nuestro "ADN espiritual" y legado, más que como simples discípulos. Alienta a cambiar la visión de la autoridad en la iglesia para enfocarse en generar esta relación de paternidad espiritual.