Las tierras castellano-manchegas formaron parte del Califato de Córdoba durante la época musulmana. Tras la desintegración del Califato en 1031, la región se dividió en reinos independientes llamados taifas, incluyendo la Taifa de Toledo que abarcó gran parte del actual territorio regional. Finalmente, el último rey musulmán de Toledo, Al-Qádir, cedió sus derechos sobre la ciudad a Alfonso VI de Castilla y León en 1081.