Este documento describe la tibieza espiritual como una enfermedad asintomática que aleja a las personas de Dios. Jesucristo advierte sobre esta condición en Apocalipsis 3 al referirse a la Iglesia de Laodicea. Exhorta a examinarse a sí mismos y arrepentirse para recibir la sanación de Dios mediante la Palabra, la oración y el primer amor renovado por Cristo.