La transición española a la democracia culminó con la Constitución de 1978. Tras la muerte de Franco, Adolfo Suárez impulsó reformas para democratizar el país, incluyendo una ley para reformar el sistema político y convocar elecciones. Esto allanó el camino para las Cortes Constituyentes de 1977, que redactaron la Constitución estableciendo un Estado democrático de derecho, un sistema parlamentario y el Estado de las autonomías. La Constitución fue aprobada en referéndum en 1978.