El sistema penitenciario de Guatemala enfrenta un grave hacinamiento, con una sobrepoblación del 66% en los centros de detención, que no están diseñados para tal cantidad de reclusos. A pesar de los intentos de reforma, el sistema judicial es criticado por su lentitud y la injusticia que provoca, especialmente hacia los más vulnerables, lo que presenta una crítica profunda a la falta de igualdad en la aplicación de la ley. Se observa que la corrupción y la falta de recursos agravan la situación, debilitando aún más el control y la efectividad del sistema de justicia.