Una santa tuvo una visión de la Virgen María con el manto lleno de rosas, las cuales representaban las oraciones de los devotos. La Virgen explicó que las rosas más hermosas eran las Avemarías, ya que esa oración fue compuesta por Dios y dicha a la Virgen el día que se convirtió en la Madre de Dios. El documento concluye preguntando cuántas Avemarías ofrecemos cada día a la Virgen y ruega a María que interceda por los pecadores.