La leishmaniosis cutánea se manifiesta inicialmente como una mácula eritematosa que evoluciona a una pápula o pústula y luego se ulcera. La úlcera característica es redondeada, indolora y con bordes bien definidos. Algunas lesiones curan espontáneamente en varios meses. La leishmaniosis mucocutánea invade las mucosas, especialmente el tabique nasal, causando perforaciones y deformaciones. La leishmaniosis visceral causa fiebre, esplenomegalia y hepatomegalia.