El documento examina los principios bíblicos del vestido, enfatizando la importancia de la modestia, el pudor y la distinción entre sexos según las escrituras. Se argumenta que los creyentes deben reflejar su identidad en Cristo a través de su vestimenta, evitando tanto la hipocresía como el libertinaje en su apariencia. Además, se advierte sobre tendencias modernas que pueden distorsionar estos principios, enfatizando que la verdadera santidad proviene de una vida en comunión con Dios.
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