La Iglesia está compuesta por miembros con diferentes funciones y dones, pero todos unidos en una misma misión de extender el reino de Dios. Los miembros incluyen a los laicos, religiosos, diáconos y ministros ordenados como sacerdotes y obispos, cada uno desempeñando un papel importante a través de sus respectivos carismas y servicios para el beneficio de toda la comunidad.