El embarazo prolongado se define como mayor a 42 semanas. Puede deberse a errores en las fechas o a factores como antecedentes maternos o falta de estimulo hipotalámico. Los riesgos incluyen mayor mortalidad y asfixia perinatal, macrosomía fetal y distocia de hombros. La evaluación incluye ecografía, pruebas de estrés y análisis de líquido amniótico. Se recomienda inducción a las 41-42 semanas para evitar complicaciones.