María Angula era una chismosa que nunca aprendió a cocinar. Cuando se casó con Manuel, siempre le pedía ayuda a la vecina Mercedes para preparar la comida porque no sabía cocinar. Un día, Mercedes le dio una receta falsa de caldo de tripas que involucraba robar las tripas de un muerto. María lo hizo y el muerto vino a reclamar sus tripas.