ISSN 0122-8900, Universidad de Cartagena, Vol. 22, Octubre 2014 - Septiembre 2015, pp. 141-150
Medioambiente,
naturaleza y ecología:
un problema racional
Environment, nature and ecology:
a rational problem.
Environnement, nature et écologie:
un problème de façon rationnelle.
ELIÉCER MAYORCA-CAPATAZ
Universidad de Cartagena
Colombia
emayorcac@unicartagena.edu.co
AMALFI PADILLA-CASTILLA
Universidad de Cartagena
Colombia
Apadillac1@unicartagena.edu.co
RESUMEN
Este trabajo es una reflexión para pensar en la relación que el hombre ha man-
tenido con la naturaleza, la ecología y consigo mismo; relación que, en la escena
global contemporánea, plantea desafíos y urgencias debido al abuso del domi-
nio del hombre, causando destrucción sobre ella. Ante la evidencia y la enver-
gadura de sus impactos nocivos, la humanidad ha empezado a cuestionarse que
no ha sido legítimo lo que se hace con la naturaleza, apareciendo la inquietud
ética que moviliza hacia el cuidado de ella, y la necesidad de buscar el desarro-
llo de nuevas formas de relación. Para ello, se establece como objetivo realizar
un análisis conceptual de la relación medio ambiente, naturaleza y ecología, en
donde el hombre como actor, facilitador y responsable, adopte por una mejor
comprensión y se oriente a la construcción de un sistema orientado a que los
seres humanos se reconozcan como parte integrante de la naturaleza, para su-
perar la precariedad de la vida y ayude a colocarla en una posición privilegiada.
Metodológicamente, el trabajo es de carácter documental bibliográfico, sopor-
tadas en investigaciones previas de Ewald (relación de saber y poder); Boff (en
lenguaje asociativo de la naturaleza), y Morin (ecosistemas) en donde se articula
análisis comprensivo de la relación hombre-naturaleza.
Palabras claves: Naturaleza, ecología, relaciones
Clasificación JEL: JQ24, Q57, H7
ABSTRACT
This paper is a reflection of the relationship
man has had with nature, ecology and with
himself. This relationship, in a contemporary
global scene, presents challenges and needs
due to the abuse of man’s dominion, causing
destruction on itself. Given the evidence and
the magnitude of humans’ harmful impacts,
humanity has begun to question that what
is being done with nature is not legitimate;
an ethical concern which led us to the care
of it and the need to pursue development in
new forms of relationships. In order to carry
out this study, we did a conceptual analysis
about the relation between the environment,
nature and ecology, in which man as an actor,
facilitator and who is responsible for adopting
a better understanding aimed at building a
system where humans can recognize as being
part of nature in pursuance of overcoming the
precariousness of life and placing it in a priv-
ileged position. Methodologically, our study is
mainly bibliographic and documentary, sup-
ported by previous researchers such as Ewald
(relation of power and knowledge), Boff (asso-
ciation-based natural language), and Morin
(ecosystems).Inthetheories,mentionedabove,
we could see a mutual knowledge, through a
comprehensive analysis about how the hu-
man-nature relationship is structured.
Keywords: Nature, ecology, relationship
RÉSUMÉ
Ce document aborde une réflexion sur la rela-
tion que l’homme a eu avec la nature, l’écologie
et avec lui-même. Ce lien, dans une scène glo-
bale contemporaine, pose des défis et des né-
cessités à cause de la domination de l’homme
provoquant des dommages à ce rapport. Étant
donné l’évidence et l’ampleur des impacts no-
cifs, l’humanité a commencé à mettre en ques-
tioncequin’apasétélégitimedanscequ’onfait
avec la nature suscitant une préoccupation
éthique qui nous amène à prendre soin de la
nature et à développer des nouvelles formes
derelations.C’estpourquoinotreobjectifestde
réaliser une analyse conceptuelle du rapport
entre l’environnement, la nature, et l’écologie
dans lequel l’homme étant un acteur, facili-
tateur et responsable prenne une initiative
visant à mieux garantir un système où les
êtres humains se reconnaissent comme partie
intégrante de la nature pour surmonter les as-
pects de grande précarité de la vie en mettant
cette-dernière dans une position privilégiée.
Méthodologiquement, cette étude résulte sur-
tout d’un caractère documentaire bibliogra-
phique sur la base de recherches précédentes
d’Ewald (relation de pouvoir et savoir), Boff (le
langage associatif de la nature) et Morin (éco-
systèmes) dans lesquelles s’articule une ana-
lyse globale du rapport homme-nature.
Mots clés: Nature, écologie, relations
ARTÍCULO DE REFLEXIÓN
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ISSN 0122-8900, Universidad de Cartagena, Vol. 22, Octubre 2014 - Septiembre 2015, pp. 141-150
INTRODUCCIÓN
A lo largo del tiempo, el medio ambiente
y la naturaleza han sido tenidos en cuen-
ta por la ciencia y sus distintas disciplinas
científicas, transformando totalmente la
percepción, a tal punto que lo ha conver-
tido en un inmenso laboratorio abierto al
público. Para la geografía el medio ambien-
te es un factor relacional que contribuye a
modelar las formas de vida y las relaciones
humanas. Por su parte, para la ecología
se encarga de investigar las interrelacio-
nes entre las poblaciones y su medio; así
mismo para la historia plantea que los di-
ferentes tipos de organización productiva
condicionan la relación que las sociedades
establecen con el medio ambiente (Trian-
dis y Suh, 2002).
Según Ewald (1996), el medio ambien-
te no es la naturaleza, es una forma de
relación entre el saber y poder. De tal
manera, que el medio ambiente aparece
cuando la naturaleza desaparece. Y es
un hecho que hubo preocupación por el
medio ambiente cuando pareció que a la
naturaleza amenazada se le debía pro-
teger. Por otro lado, naturaleza y medio
ambiente no dependen del mismo régi-
men de saber. La naturaleza es exterior
a aquel que la conoce; es objetiva está so-
metida a leyes universales, independien-
tes del observador.
El medio ambiente al contrario (Ewald,
1996, pág. 165), designa una relación del su-
jeto con un medio, y siempre se da en fun-
ción de una especie, un grupo, un indivi-
duo. Por lo tanto, no hay medio ambiente
en sí. El medio ambiente, es el resultado de
un proceso de adaptación y de selección.
El conocimiento del medio ambiente siem-
pre supone implícitamente polaridades y
preferencias biológicas. Por ello, al mismo
tiempo que la naturaleza desaparece, el
medio ambiente aflora, y se disipa la obje-
tividad que garantizaba
Esta coyuntura, marcada por el reconoci-
miento de la pérdida de la objetividad en
el juicio, se refleja en la crisis ecológica o
deterioro ecológico global debido a los di-
ferentes problemas locales y globales del
medio ambiente como la contaminación y
la destrucción de los recursos naturales, y
es provocada por la relación que los seres
humanos han establecidos con el medio
ambiente a lo largo de la historia (Gonzá-
lez, 2002, pág. 5). Pero, también es la que
el científico o experto necesita para en-
contrar una objetividad sustituta. De tal
manera que, el medio ambiente instaura al
experto, unas condiciones difíciles que su
tarea parece imposible, confirmando que
no puede haber ciencia del medio ambien-
te en singular, como se podía imaginar una
ciencia de la naturaleza.
Por otro lado, la revisión a la evolución
de las relaciones entre la especie humana
y el medio natural a través de la historia
política, económica y social, se contempla
a la comprensión de las relaciones que los
seres humanos han establecido con la na-
turaleza y entre sí mismos a través de las
distintas formas de producción y de ma-
nejo de los recursos naturales (González de
Molina & Matínez, 1993). Por ello, se con-
sidera que nuestra situación actual como
seres humanos es un producto de nuestra
relación histórica con los ecosistemas y
que la naturaleza como objeto de la ciencia
estaría socialmente construida e influida
por la historia (Escobar, 1995).
Al respecto Stokols (1990), postula la exis-
tencia de tres grandes posturas filosóficas
para explicar los puntos de vista del ser hu-
mano en relación con el medio ambiente;
estas son: la minimalista, la instrumental y
la espiritual. La visión minimalista plantea
ELIECER MAYORCA-CAPATAZ, AMALFI PADILLA-CASTILLA
Medioambiente, Naturaleza y Ecología: un problema relacional
143
que el medio ambiente físico apenas ejerce
influencia en la conducta y bienestar de
los usuarios y por tanto, condiciona las as-
piraciones humanas. Hoy, esta postura es
puesta en entre dicho en razón a los pro-
blemas locales y globales que afectan a los
seres humanos tales como: la contamina-
ción ambiental, el crecimiento de la pobla-
ción y la escasez de recursos.
Para la visión instrumental el medio am-
biente se concibe como un instrumento
con la capacidad de permitir la satisfac-
ción y comodidad de sus ocupantes para
conseguir la productividad y efectividad
en la organización humana. Por último, la
visión espiritual, en donde se contempla
al medio ambiente como el contexto en
el cual, el ser humano se desarrolla y rea-
liza. Esta postura enfatiza en lo simbólico,
también en lo afectivo con sus significados
psicológicos, sociales y culturales promo-
viendo la conciencia, la participación y la
cohesión de los seres humanos que ocupan
los espacios. Es decir, la visión espiritual se
basa en preocupaciones éticas enraizadas
en los valores humanos y espirituales, que
promueven decisiones guiadas tanto por
consideraciones de bienestar y emociona-
les como por procesos de participación y
cooperación, respetuosos con las necesida-
des e identidades locales a fin de lograr ar-
monía y estabilidad global (Stokols, 1990).
A este respecto, la concepción socio-cons-
truccionista (Wiesenfeld, 2001) postu-
la que los significados del ambiente son
elaborados bajo determinados contextos
políticos, económicos y sociales que, en
último término, definen las consideracio-
nes, concepciones y usos del ambiente por
los usuarios. Desde esta perspectiva Co-
rral- Verdugo (2001, pág. 63) señala que las
creencias en cuanto a sistemas relaciona-
les simbólicos o instrumentales funcionan
a modos de estrategias interactivas entre
los grupos sociales y el medio ambiente y
por tanto, los diferentes aspectos ecológi-
cos y la cultura establecen relaciones de
influencias mutuas, que determinan las
relaciones que los seres humanos estable-
cen con la biosfera.
En este sentido, cabe pensar que los pro-
blemas del medio ambiente aparecen en
función de medidas vinculadas con ins-
trumentos y técnicas determinadas a lo
largo del tiempo por los seres humanos de
las distintas épocas y sociedades. Por ello,
sus resultados no adquieren significación
a priori; sino que hace necesario interpre-
tarlos dentro de una teoría, en función de
normas que son la expresión del grado de
relación con el medio ambiente.
En base a lo anterior Ewald (1996, pág. 166),
afirma que no hay medio ambiente sin ex-
pertos, físicos, químicos, gestores, biólogos,
economistas, cuyos estudios e investiga-
ciones están condenados a ordenarse si-
guiendo una objetividad, que jamás podrá
existir, sino mediante la forma intersub-
jetiva y temporal de un acuerdo entre ex-
pertos, convirtiendo el medio ambiente en
un espacio de debate y el sueño de la cons-
trucción de un paradigma común
En razón a ello, la problemática del medio
ambiente se ha convertido en una de las
principales preocupaciones del hombre, y
ha sido abordadas desde diferentes postu-
ras generales con diferentes creencias, que
desde el sistemas de la estructura cognitiva
están referidos a aspectos globales o mo-
dos simbólicos de relación entre el ser hu-
mano y el medio ambiente, ampliado a los
problemas locales que se ven próximos e
inmediatos. De esta manera, se señalan: los
problemas ecológicos internacionales y glo-
bales (Uzzell, 2000), la regulación y ordena-
ción territorial (De Haven-Smith, 1988); la
competitividad y el individualismo (Clark,
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1995); el progreso humano a costa del domi-
nio de la naturaleza (Milbrath, 1995).
Todos estos aspectos son prueba suficiente
del uso desmedido que el ser humano está
haciendo de los recursos naturales y son
determinante para entender la relación
con el medio ambiente (Lecuona 2012, pág.
8). Por otro lado, el conjunto de problemas
del medio ambiente aparece cuando la es-
pecie única que puede formularlos (la es-
pecie humana), siente su propio desarrollo
como una amenaza para su supervivencia,
el cual se resalta en la segunda mitad del
siglo XX, y ha sido provocada por el con-
junto de creencias, valores y actitudes so-
cialmente compartidas por la tecnología,
la demografía, la economía y la religión
que, pueden contribuir a la degradación
medioambiental directamente o por insu-
ficiencia en las metas y valores humanos;
pero también pueden contribuir a la pre-
vención (Vlek, 2000).
EL PAPEL DE LA RELACIONES
En “El origen de las especies” Darwin (1859,
pág. 78) enfatiza en la importancia de las
interacciones dentro de una especie y en-
tre especie, hecho que llamó por lo regular
relaciones mutuas, como uno de los facto-
res que dan forma a la evolución de la vida.
Esta situación, pone de presente la relación
que el hombre ha sostenido con la natura-
leza y con su comunidad en el transcurso
de la historia de la humanidad, y el ele-
mento decisivo para el desarrollo ha sido
sin duda el trabajo como medio en su rela-
ción con la naturaleza; el trabajo es la he-
rramienta y el instrumento, prolongación
de su mano para realizar la adecuación de
la naturaleza a los fines de la humanidad
(Ojeda, 2008, pág. 34)
Cada hombre según Padilla y Bulnes (2005,
pág. 392), se define por la relación con los
otros y con el ambiente, así como por la
sólida estructura de herramientas que uti-
liza. Estas relaciones pueden ordenarse en
una serie continua, cuyos extremos son la
herramienta industrial como instrumento
dominante y la herramienta convivencial.
La relación industrial es reflejo condicio-
nada a una respuesta estereotipada del
individuo a los mensajes emitidos por otro
usuario a través de un medio artificial. En
cambio, la relación convivencial, siempre
es nueva, es acción de personas que le ofre-
ce al hombre la posibilidad de participar y
ejercer la acción dentro o fuera del proceso
de producción de manera más autónoma y
más creativa en la creación de la vida so-
cial; es decir, la herramienta es inherente a
la relación social.
De igual forma, Alburquerque (2001, pág.
143), señala que constitutivamente el hom-
bre es un sujeto de relaciones, un ser abier-
to que se define por sus relaciones con los
demás. Su realidad consiste en la relación
con otras personas, y por medio de ellas
llega a ser persona en comunidad, que
también es de persona, que están vivien-
do la búsqueda de la propia realización, la
felicidad y el encuentro con los otros. Pero
es posible que no se dé cuenta de ello, que,
es por las relaciones interpersonales que
se arraigan en nuestro ser. Es decir, en el
corazón de nuestro ser se halla la relación
con el tú; de tal manera, que cuando el in-
dividuo es capaz de descubrirlo, descubre
su propio misterio y valor. En este senti-
do, el reconocimiento del otro constituye
el acto fundamental de la ética, porque el
reconocimiento se traduce en don de soli-
daridad y generosidad.
Para Masaaki, Imai (1998), la articulación
del sujeto de relaciones con las experien-
cias cotidiana en el entorno, deben basarse
en el reconocimiento de los valores huma-
nos fundamentales, tales como el respeto
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Medioambiente, Naturaleza y Ecología: un problema relacional
145
por la humanidad, el compromiso, la de-
terminación, la economía (uso razonable
de recursos), la limpieza y el orden, entre
otros; que le brinde a la gente la oportuni-
dades de aprender practicando y hacien-
do, involucrándose físicamente, utilizando
tanto sus manos como sus cerebros, y su
atractivo social, a fin de mejorar continua-
mente, puesto que, la mejor experiencia
que se puede adquirir y mejorar es la que
se logra por medio de la práctica utilizando
el cuerpo y aprender haciendo.
Se trata de un proceso de educación que se-
gún Alburquerque (2001, pág. 136), promo-
ciona la capacidad de decisiones respon-
sables y de la autonomía personal, como
participación en el quehacer cotidiano del
propio crecimiento y del progreso social,
que permite al individuo hacer realidad
sus capacidades y talentos, asimilando los
factores culturales necesarios para llegar
a la dignidad humana y al compromiso
en la sociedad. Esta consideración, hace
evidente que el aprender va más allá de
los sistemas tradicionales vigentes y más
allá también de los momentos y tiempos
precisos socialmente instituidos. Hoy la
educación significa procesos permanentes
de aprender a pensar y aprender a relacio-
narse bien con la naturaleza para vivir.
Ahora bien, considerando que el proceso
universal de todas las cosas (Russo, 2012),
es ejercer la libertad de la que son parte,
para crear, comunicar y conducir el com-
portamiento individual e institucional-
mente, el hombre, como todas las cosas
está sometido a la libertad, de la que es
parte, y consecuentemente lo instituye
como parte de él, en el proceso libertario
de aprender a relacionarse para crear y co-
municar. Siendo de este modo conductor
del propio comportamiento individual y
partícipe de los comportamientos institu-
cionales que componen el comportamien-
to de la humanidad y de todas las cosas del
universo.
RELACIÓN HOMBRE NATURALEZA
Como se ha venido exponiendo en el pre-
sente artículo, la relación que el hombre
ha sostenido con la naturaleza y con su
comunidad en el transcurso de la historia
de la humanidad, ha sido concebida de di-
ferente manera (Ojeda, 2006, pág. 34). Esta
diferencia obedece fundamentalmente a
la forma en cómo este se ha insertado en
su contexto y a la estructura del grupo que
se asentó en ese medio natural, dando lu-
gar a percepciones y concepciones distin-
tas del espacio y de la vida y en consecuen-
cia a adoptar actitudes múltiples para con
la comunidad y la naturaleza
Desde esta perspectiva Gutkind (1956, pág.
11-12), señala que a lo largo del tiempo, la
idea de la percepción que el hombre tiene
de la naturaleza ha sufrido varias veces de
transformaciones, y la concibe como una
relación de pareja en donde se activan las
energías potenciales del hombre y la natu-
raleza, y como resultado de ello, identifica
las siguientes etapas de transformaciones:
a) etapa de temor, en donde el hombre no
agrede a la naturaleza por miedo a ella,
comprende desde la aparición del hom-
bre en la tierra al inicio de la era antigua;
b) la etapa del respeto, el ser humano se
siente parte de la naturaleza y respetuoso
con ella, se manifiesta desde la era antigua
hasta la Revolución Francesa; c) la etapa de
agresión, se caracteriza porque el hombre
se siente superior a la naturaleza, la obser-
va como un medio exterior de explotación
y cosificación, esta etapa va desde la Revo-
lución Francesa a mediados del siglo XX;
d) finalmente, la etapa de reconciliación en
donde el ser humano se concientiza de que
es parte integral de la tierra, ha realizado
en ella agresiones que constituyen violen-
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cia hacia el hombre mismo y se ubica des-
de mediado del siglo XX a la actualidad
Para Bifani (2007, pág. 33), la relación hom-
bre medio ambiente natural es, ante que
nada, una relación utilitaria, que implica
una relación de reciprocidad, en continuo
cambio, que aisladas de su dialéctica carece
de sentido. Esto hace pensar que, no existe
un medio ambiente natural independiente
del hombre; sino que, la naturaleza siem-
pre sufre la acción transformadora del
hombre y a su vez lo afecta, la altera y de-
termina un proceso dialéctico de acciones
e interacciones.
Esta alteración permanente del ambiente
(Theys y Kalaora, 1996, pág. 16), es conse-
cuencia de una inmensa interacción entre
el crecimiento de la población, el progreso
tecnológico, los descubrimientos científi-
cos, aunado a una mayor concientización
de toda la sociedad de que el mundo del
pasado histórico no puede persistir en las
cambiantes condiciones del futuro, en ra-
zón al aumento de la población mundial, la
multiplicación de la producción industrial;
el cual se constituye no solo en una en una
presión, y una carga muy pesada para los
recursos naturales en el siglo XXI, sino los
riesgos resultantes que conlleva la transi-
ción planetaria masiva.
Esta situación, durante el siglo XX, llevó a
la ciencia alterar las creencias y a provo-
car cambios en el paradigma cósmico de la
humanidad; esta consentida relación del
hombre con la naturaleza en este comien-
zo de siglo XXI, el actuar a espalda de ella,
se ha vuelto cada vez más crítica y proble-
mática, debido a los daños y prejuicios irre-
versibles a escala mundial (Alburquerque,
2001, pág. 111).
De esta manera, las preocupaciones so-
ciales hoy (Keith, 1994, pág. 5), el continuo
deterioro del planeta afectando la calidad
de vida y la supervivencia de las futuras
generaciones, expresado en el movimien-
to medio ambiental como una respuesta,
exige que, la relación del hombre con la
naturaleza necesita pasar a una visión de
futuro más comprensiva, y conservadora,
haciendo a la especie humana tener una
relación más responsable ajustada a las
nuevas circunstancia a las que se enfrenta,
aplicada a un orden de vida sostenida de
mayor duración con la naturaleza, situa-
ción que se corresponde a las preocupacio-
nes por una ecología diferente y en segun-
do lugar se requiere de tecnociencias que
ayuden a regular así misma.
Ahora bien, si efectivamente, el futuro del
hombre y de la biosfera está amenazado
porque la sociedad moderna no ha logrado
una relación sostenible con la tierra, el de-
sarrollo de un paradigma social adecuado
relativo a esa relación se convierte en un
imperativo para la supervivencia; sobre
todo, cuando parece haber una relación
recíproca entre las normas culturales y el
modo en que los hombres interpretan las
relaciones medio ambientales corrientes:
separada de las reglas de la naturaleza.
Por supuesto que una actitud como la que
se reseña, precisa según Cuadro (2010), de
un movimiento espiritual previo: desacra-
lizar nuestra concepción de la vida y aban-
donar la vieja y dogmática representación
que la reduce a algo que se reproduce y
corrige los errores de reproducción por el
mecanismo de la selección natural, y en-
tenderla como algo más elemental para
llegar a pensar en la tierra o a la parte viva
de ella, como un ser vivo. De allí, la nece-
sidad de enfocar los problemas atinentes a
esta relación desde la perspectiva relacio-
nal que indague la constitución de ambos
a través de sus mutuas afectaciones.
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Medioambiente, Naturaleza y Ecología: un problema relacional
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Sin embargo, el cuidado del ambiente no
termina en el cuidado del ambiente en sí,
sino en el cuidado de nuestras relaciones
con él, de las relaciones que hemos estable-
cidos con los otros que nos rodean; ya que,
con los otros han surgido y quizás surgirán
diferentes problemas afectando la rela-
ción. Por ello Gutiérrez (1981, pág. 27), su-
giere que la ecología debía ser la rama de la
ciencia que se ocuparía de estudiar las re-
laciones de los organismos con su entorno.
EL PAPEL DEL PENSAMIENTO
ECOLÓGICO
En todo esto, la idea del ambiente o entor-
no es crucial en la medida que entendamos
que con él integramos una unidad, porque
es con nuestro entorno que todos, inclui-
dos otros organismos fundamos la orga-
nización de los sistemas ecológicos. Por lo
tanto, la idea es dejar de pensar en orga-
nismos y entorno como entidades separa-
das, para pensar la unidad en la relación
ecológica; esto involucra una apertura, un
cambio cada vez más necesario, dado que
no hay ya posibilidad de algo separado y
autónomo, sino que, somos parte de la red
de relaciones que forman los ecosistemas
Para Morin (1996, pág. 51), el ecosistema es
una organización espontanea autoregula-
dora poseedora de cualidades y propieda-
des que no existen en el nivel de las uni-
dades constitutivas, sino que, incluye las
cualidades y propiedades características
de sus diversos componentes. El ecosis-
tema es un fenómeno organizador tanto,
en el sentido material como de proceso, es
un fenómeno computacional multiforme
y global, es lo que le da especificidad a la
ecología como ciencia: es el hecho de estar
fundada en su complejidad organizativa.
Este pensamiento ecológico debe ser enri-
quecido hoy con las aportaciones de Gaia,
que atribuye al conjunto de la biosfera po-
tencialidades autoreguladoras y en cierta
medida autoreparadoras; y las aportacio-
nes de la ciencia de la tierra, que ha co-
menzado a articularse entre sí y a superar
la parcelación del pasado. Por lo tanto, la
unión de estos planteamientos, derivados
del estudio de los diversos ecosistemas se
puede entonces concebir al planeta como
un sistema autoorganizado y abierto. Los
resultados de esta confluencia entre las di-
ferentes corrientes científicas, tienen tam-
bién una importancia fundamental para la
historia de los hombres (Ibíd., 52).
Pero quizás, uno de los aspectos más im-
portantes del pensamiento ecológico y
también de la ciencia ecológica (Gutié-
rrez, 1981) y (Morin, 1996), es la reunión
de la armonización de los dos conjuntos
de problemas fundamentales de nuestro
siglo: los políticos representados en la
creación de una confederación de la hu-
manidad y los científicos en el desarrollo
de una ciencia de la organización con la
capacidad de superar una concepción de
la ciencia que separa arbitrariamente sus
diferentes objetos
De esta manera Morin (1996, pág. 53) con-
sidera que el pensamiento ecológico y na-
turalmente la ciencia ecológica solo pue-
den fundarse en la des-insularizacion del
lugar hombre en la naturaleza y hacer que
aparezca su nuevo lugar en la naturaleza,
la condición humana peninsular que, abre
una dialéctica ineludible entre la reali-
dad humana y la naturaleza. Este tipo de
solidaridad es de importancia capital ya
que permite formular nuevos principios y
permite concebir una naturaleza de doble
manejo: la de ser manejada por el hombre;
pero esta a su vez debe ser manejado por
la naturaleza. Este doble manejo de la na-
turaleza y la búsqueda de un pensamiento
que respete la complejidad de la organiza-
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ción viva transforman profundamente el
papel del ser humano
Por lo tanto, el pensamiento ecológico to-
dos los fenómenos de la naturaleza deben
considerarse como dependientes y cone-
xos de todos los otros fenómenos que lo
rodean. De esta manera, la ecología de la
sociedad es fácilmente visible, compuesta
solamente por un Estado y municipios, y
un sistema administrativo centralizado,
sino que, es también un medio en donde
se producen multitud de interacciones es-
pontáneas representadas en la circulación
de automóviles y de las personas, que no es
programada sino regulada en función de
ciertos números de vehículos y de grandes
flujos predeterminados. Es decir, el pensa-
miento ecológico, además de la dimensión
ecológica, es igualmente social y relacional
y concierne a la creación de los seres vivos.
CONCLUSIONES
En este proceso de análisis relacional me-
dio ambiente, naturaleza y ecología, es ne-
cesario considerar la posición de Leonardo
Boff, (2000, pág. 13), quien subraya que en
el lenguaje de la ecología se constata que la
naturaleza tiene característica de asocia-
ción, de interdependencia de solidaridad y
de complementariedad (armonía y belleza),
es madre naturaleza productora fecunda,
generadora inteligente, nutridora generosa,
sabia creadora de equilibrio y de armonía;
su lema es, la vida vivifica la vida; al mismo
tiempo, se resalta en la naturaleza (desequi-
librio y desorganización), reflejado en la
lucha entre las especies con la victoria del
mas adaptable, la característica de parasitis-
mo, la violencia de las bacterias, y animales
como el tiburón, y la implacable virulencia
de los volcanes y huracanes; su lema es tu
muerte es mi vida (Morin, 1998). Ambas co-
rrientes, han hecho fortuna históricamente
y han dividido las opiniones.
Bajo esta perspectiva, el mundo, la tierra,
es cosa no objeto, ya que es el producto de
la interacción entre naturaleza y actividad
humana. Pero al mismo tiempo, el hombre
es también cosa, es el producto de la trans-
formación de la naturaleza. Esto último se
verifica con mayor fuerza en Marx (1968,
pág. 82), al expresar que esta relación tiene
que ver con la sensibilidad, por eso piensa
que el hombre no es nada sin la naturaleza
Las consideraciones sobre protección y
conservación del medio ambiente, han
generado propuestas conceptuales como
los de sustentabilidad y el desarrollo sus-
tentable, que dan una nueva dimensión a
la visión del futuro humano. De esta ma-
nera, el concepto de sustentabilidad llega
como resultado de la creciente preocupa-
ción por el ambiente y se debe entender en
el marco de un proceso social y académico
que tiene como característica esencial la
integración y armonización de mejoras
económicas sociales y ambientales en la
naturaleza
El medio ambiente la naturaleza y la eco-
logía comparten mucho, herramientas y
modelos propias de las matemáticas, y por
sobre todo su vocación por establecer rela-
ciones; porque desde el planteamiento de
las relaciones es que se puede cuidar nues-
tro ambiente o nuestro entorno. En estas
relaciones se debe considerar como princi-
pio de actuación relacional estético y ético,
con el entorno, pensar que integramos con
él una unidad en la relación ecológica que,
incluidos otros organismos se funda la or-
ganización de los sistemas ecológicos y de
las cuales somos parte
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ELIÉCER MAYORCA-CAPATAZ
Doctorante en Ciencias Sociales Mención Ge-
rencia de la Universidad de Zulia (Venezuela).
Magíster en Administración de la Universidad
Nacional (Colombia), y Magíster en Conserva-
ción y Gestión del Medio Ambiente de la Uni-
versidad Internacional de Andalucía (España).
Actualmente se desempeña como Docente/In-
vestigador de la Facultad de Ciencias Económi-
cas de la Universidad de Cartagena (Colombia).
AMALFI PADILLA-CASTILLA
Post-Doctor en Gerencia y Políticas Públicas de
la Universidad de Zulia (Venezuela). Doctora en
Ciencias de la Educación de la Universidad de
Nariño (Colombia). Actualmente se desempeña
como Docente/Investigador de la Facultad de
Ciencias Económicas de la Universidad de Car-
tagena, y directora del Grupo de Investigación
Gestión del Conocimiento y Calidad Educativa.
Para citaciones: Mayorca-Capatáz, E., & Padi-
lla-Castilla, A. (2014). Medioambiente, naturale-
za y ecología: un problema racional. Panorama
Económico, 22, 141-150
Recepción del artículo: 3 de marzo de 2014
Concepto de evaluación: 3 de julio de 2014
Aceptación del artículo: 24 de julio de 2014

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  • 1. ISSN 0122-8900, Universidad de Cartagena, Vol. 22, Octubre 2014 - Septiembre 2015, pp. 141-150 Medioambiente, naturaleza y ecología: un problema racional Environment, nature and ecology: a rational problem. Environnement, nature et écologie: un problème de façon rationnelle. ELIÉCER MAYORCA-CAPATAZ Universidad de Cartagena Colombia [email protected] AMALFI PADILLA-CASTILLA Universidad de Cartagena Colombia [email protected] RESUMEN Este trabajo es una reflexión para pensar en la relación que el hombre ha man- tenido con la naturaleza, la ecología y consigo mismo; relación que, en la escena global contemporánea, plantea desafíos y urgencias debido al abuso del domi- nio del hombre, causando destrucción sobre ella. Ante la evidencia y la enver- gadura de sus impactos nocivos, la humanidad ha empezado a cuestionarse que no ha sido legítimo lo que se hace con la naturaleza, apareciendo la inquietud ética que moviliza hacia el cuidado de ella, y la necesidad de buscar el desarro- llo de nuevas formas de relación. Para ello, se establece como objetivo realizar un análisis conceptual de la relación medio ambiente, naturaleza y ecología, en donde el hombre como actor, facilitador y responsable, adopte por una mejor comprensión y se oriente a la construcción de un sistema orientado a que los seres humanos se reconozcan como parte integrante de la naturaleza, para su- perar la precariedad de la vida y ayude a colocarla en una posición privilegiada. Metodológicamente, el trabajo es de carácter documental bibliográfico, sopor- tadas en investigaciones previas de Ewald (relación de saber y poder); Boff (en lenguaje asociativo de la naturaleza), y Morin (ecosistemas) en donde se articula análisis comprensivo de la relación hombre-naturaleza. Palabras claves: Naturaleza, ecología, relaciones Clasificación JEL: JQ24, Q57, H7 ABSTRACT This paper is a reflection of the relationship man has had with nature, ecology and with himself. This relationship, in a contemporary global scene, presents challenges and needs due to the abuse of man’s dominion, causing destruction on itself. Given the evidence and the magnitude of humans’ harmful impacts, humanity has begun to question that what is being done with nature is not legitimate; an ethical concern which led us to the care of it and the need to pursue development in new forms of relationships. In order to carry out this study, we did a conceptual analysis about the relation between the environment, nature and ecology, in which man as an actor, facilitator and who is responsible for adopting a better understanding aimed at building a system where humans can recognize as being part of nature in pursuance of overcoming the precariousness of life and placing it in a priv- ileged position. Methodologically, our study is mainly bibliographic and documentary, sup- ported by previous researchers such as Ewald (relation of power and knowledge), Boff (asso- ciation-based natural language), and Morin (ecosystems).Inthetheories,mentionedabove, we could see a mutual knowledge, through a comprehensive analysis about how the hu- man-nature relationship is structured. Keywords: Nature, ecology, relationship RÉSUMÉ Ce document aborde une réflexion sur la rela- tion que l’homme a eu avec la nature, l’écologie et avec lui-même. Ce lien, dans une scène glo- bale contemporaine, pose des défis et des né- cessités à cause de la domination de l’homme provoquant des dommages à ce rapport. Étant donné l’évidence et l’ampleur des impacts no- cifs, l’humanité a commencé à mettre en ques- tioncequin’apasétélégitimedanscequ’onfait avec la nature suscitant une préoccupation éthique qui nous amène à prendre soin de la nature et à développer des nouvelles formes derelations.C’estpourquoinotreobjectifestde réaliser une analyse conceptuelle du rapport entre l’environnement, la nature, et l’écologie dans lequel l’homme étant un acteur, facili- tateur et responsable prenne une initiative visant à mieux garantir un système où les êtres humains se reconnaissent comme partie intégrante de la nature pour surmonter les as- pects de grande précarité de la vie en mettant cette-dernière dans une position privilégiée. Méthodologiquement, cette étude résulte sur- tout d’un caractère documentaire bibliogra- phique sur la base de recherches précédentes d’Ewald (relation de pouvoir et savoir), Boff (le langage associatif de la nature) et Morin (éco- systèmes) dans lesquelles s’articule une ana- lyse globale du rapport homme-nature. Mots clés: Nature, écologie, relations ARTÍCULO DE REFLEXIÓN
  • 2. 142 ISSN 0122-8900, Universidad de Cartagena, Vol. 22, Octubre 2014 - Septiembre 2015, pp. 141-150 INTRODUCCIÓN A lo largo del tiempo, el medio ambiente y la naturaleza han sido tenidos en cuen- ta por la ciencia y sus distintas disciplinas científicas, transformando totalmente la percepción, a tal punto que lo ha conver- tido en un inmenso laboratorio abierto al público. Para la geografía el medio ambien- te es un factor relacional que contribuye a modelar las formas de vida y las relaciones humanas. Por su parte, para la ecología se encarga de investigar las interrelacio- nes entre las poblaciones y su medio; así mismo para la historia plantea que los di- ferentes tipos de organización productiva condicionan la relación que las sociedades establecen con el medio ambiente (Trian- dis y Suh, 2002). Según Ewald (1996), el medio ambien- te no es la naturaleza, es una forma de relación entre el saber y poder. De tal manera, que el medio ambiente aparece cuando la naturaleza desaparece. Y es un hecho que hubo preocupación por el medio ambiente cuando pareció que a la naturaleza amenazada se le debía pro- teger. Por otro lado, naturaleza y medio ambiente no dependen del mismo régi- men de saber. La naturaleza es exterior a aquel que la conoce; es objetiva está so- metida a leyes universales, independien- tes del observador. El medio ambiente al contrario (Ewald, 1996, pág. 165), designa una relación del su- jeto con un medio, y siempre se da en fun- ción de una especie, un grupo, un indivi- duo. Por lo tanto, no hay medio ambiente en sí. El medio ambiente, es el resultado de un proceso de adaptación y de selección. El conocimiento del medio ambiente siem- pre supone implícitamente polaridades y preferencias biológicas. Por ello, al mismo tiempo que la naturaleza desaparece, el medio ambiente aflora, y se disipa la obje- tividad que garantizaba Esta coyuntura, marcada por el reconoci- miento de la pérdida de la objetividad en el juicio, se refleja en la crisis ecológica o deterioro ecológico global debido a los di- ferentes problemas locales y globales del medio ambiente como la contaminación y la destrucción de los recursos naturales, y es provocada por la relación que los seres humanos han establecidos con el medio ambiente a lo largo de la historia (Gonzá- lez, 2002, pág. 5). Pero, también es la que el científico o experto necesita para en- contrar una objetividad sustituta. De tal manera que, el medio ambiente instaura al experto, unas condiciones difíciles que su tarea parece imposible, confirmando que no puede haber ciencia del medio ambien- te en singular, como se podía imaginar una ciencia de la naturaleza. Por otro lado, la revisión a la evolución de las relaciones entre la especie humana y el medio natural a través de la historia política, económica y social, se contempla a la comprensión de las relaciones que los seres humanos han establecido con la na- turaleza y entre sí mismos a través de las distintas formas de producción y de ma- nejo de los recursos naturales (González de Molina & Matínez, 1993). Por ello, se con- sidera que nuestra situación actual como seres humanos es un producto de nuestra relación histórica con los ecosistemas y que la naturaleza como objeto de la ciencia estaría socialmente construida e influida por la historia (Escobar, 1995). Al respecto Stokols (1990), postula la exis- tencia de tres grandes posturas filosóficas para explicar los puntos de vista del ser hu- mano en relación con el medio ambiente; estas son: la minimalista, la instrumental y la espiritual. La visión minimalista plantea
  • 3. ELIECER MAYORCA-CAPATAZ, AMALFI PADILLA-CASTILLA Medioambiente, Naturaleza y Ecología: un problema relacional 143 que el medio ambiente físico apenas ejerce influencia en la conducta y bienestar de los usuarios y por tanto, condiciona las as- piraciones humanas. Hoy, esta postura es puesta en entre dicho en razón a los pro- blemas locales y globales que afectan a los seres humanos tales como: la contamina- ción ambiental, el crecimiento de la pobla- ción y la escasez de recursos. Para la visión instrumental el medio am- biente se concibe como un instrumento con la capacidad de permitir la satisfac- ción y comodidad de sus ocupantes para conseguir la productividad y efectividad en la organización humana. Por último, la visión espiritual, en donde se contempla al medio ambiente como el contexto en el cual, el ser humano se desarrolla y rea- liza. Esta postura enfatiza en lo simbólico, también en lo afectivo con sus significados psicológicos, sociales y culturales promo- viendo la conciencia, la participación y la cohesión de los seres humanos que ocupan los espacios. Es decir, la visión espiritual se basa en preocupaciones éticas enraizadas en los valores humanos y espirituales, que promueven decisiones guiadas tanto por consideraciones de bienestar y emociona- les como por procesos de participación y cooperación, respetuosos con las necesida- des e identidades locales a fin de lograr ar- monía y estabilidad global (Stokols, 1990). A este respecto, la concepción socio-cons- truccionista (Wiesenfeld, 2001) postu- la que los significados del ambiente son elaborados bajo determinados contextos políticos, económicos y sociales que, en último término, definen las consideracio- nes, concepciones y usos del ambiente por los usuarios. Desde esta perspectiva Co- rral- Verdugo (2001, pág. 63) señala que las creencias en cuanto a sistemas relaciona- les simbólicos o instrumentales funcionan a modos de estrategias interactivas entre los grupos sociales y el medio ambiente y por tanto, los diferentes aspectos ecológi- cos y la cultura establecen relaciones de influencias mutuas, que determinan las relaciones que los seres humanos estable- cen con la biosfera. En este sentido, cabe pensar que los pro- blemas del medio ambiente aparecen en función de medidas vinculadas con ins- trumentos y técnicas determinadas a lo largo del tiempo por los seres humanos de las distintas épocas y sociedades. Por ello, sus resultados no adquieren significación a priori; sino que hace necesario interpre- tarlos dentro de una teoría, en función de normas que son la expresión del grado de relación con el medio ambiente. En base a lo anterior Ewald (1996, pág. 166), afirma que no hay medio ambiente sin ex- pertos, físicos, químicos, gestores, biólogos, economistas, cuyos estudios e investiga- ciones están condenados a ordenarse si- guiendo una objetividad, que jamás podrá existir, sino mediante la forma intersub- jetiva y temporal de un acuerdo entre ex- pertos, convirtiendo el medio ambiente en un espacio de debate y el sueño de la cons- trucción de un paradigma común En razón a ello, la problemática del medio ambiente se ha convertido en una de las principales preocupaciones del hombre, y ha sido abordadas desde diferentes postu- ras generales con diferentes creencias, que desde el sistemas de la estructura cognitiva están referidos a aspectos globales o mo- dos simbólicos de relación entre el ser hu- mano y el medio ambiente, ampliado a los problemas locales que se ven próximos e inmediatos. De esta manera, se señalan: los problemas ecológicos internacionales y glo- bales (Uzzell, 2000), la regulación y ordena- ción territorial (De Haven-Smith, 1988); la competitividad y el individualismo (Clark,
  • 4. 144 ISSN 0122-8900, Universidad de Cartagena, Vol. 22, Octubre 2014 - Septiembre 2015, pp. 141-150 1995); el progreso humano a costa del domi- nio de la naturaleza (Milbrath, 1995). Todos estos aspectos son prueba suficiente del uso desmedido que el ser humano está haciendo de los recursos naturales y son determinante para entender la relación con el medio ambiente (Lecuona 2012, pág. 8). Por otro lado, el conjunto de problemas del medio ambiente aparece cuando la es- pecie única que puede formularlos (la es- pecie humana), siente su propio desarrollo como una amenaza para su supervivencia, el cual se resalta en la segunda mitad del siglo XX, y ha sido provocada por el con- junto de creencias, valores y actitudes so- cialmente compartidas por la tecnología, la demografía, la economía y la religión que, pueden contribuir a la degradación medioambiental directamente o por insu- ficiencia en las metas y valores humanos; pero también pueden contribuir a la pre- vención (Vlek, 2000). EL PAPEL DE LA RELACIONES En “El origen de las especies” Darwin (1859, pág. 78) enfatiza en la importancia de las interacciones dentro de una especie y en- tre especie, hecho que llamó por lo regular relaciones mutuas, como uno de los facto- res que dan forma a la evolución de la vida. Esta situación, pone de presente la relación que el hombre ha sostenido con la natura- leza y con su comunidad en el transcurso de la historia de la humanidad, y el ele- mento decisivo para el desarrollo ha sido sin duda el trabajo como medio en su rela- ción con la naturaleza; el trabajo es la he- rramienta y el instrumento, prolongación de su mano para realizar la adecuación de la naturaleza a los fines de la humanidad (Ojeda, 2008, pág. 34) Cada hombre según Padilla y Bulnes (2005, pág. 392), se define por la relación con los otros y con el ambiente, así como por la sólida estructura de herramientas que uti- liza. Estas relaciones pueden ordenarse en una serie continua, cuyos extremos son la herramienta industrial como instrumento dominante y la herramienta convivencial. La relación industrial es reflejo condicio- nada a una respuesta estereotipada del individuo a los mensajes emitidos por otro usuario a través de un medio artificial. En cambio, la relación convivencial, siempre es nueva, es acción de personas que le ofre- ce al hombre la posibilidad de participar y ejercer la acción dentro o fuera del proceso de producción de manera más autónoma y más creativa en la creación de la vida so- cial; es decir, la herramienta es inherente a la relación social. De igual forma, Alburquerque (2001, pág. 143), señala que constitutivamente el hom- bre es un sujeto de relaciones, un ser abier- to que se define por sus relaciones con los demás. Su realidad consiste en la relación con otras personas, y por medio de ellas llega a ser persona en comunidad, que también es de persona, que están vivien- do la búsqueda de la propia realización, la felicidad y el encuentro con los otros. Pero es posible que no se dé cuenta de ello, que, es por las relaciones interpersonales que se arraigan en nuestro ser. Es decir, en el corazón de nuestro ser se halla la relación con el tú; de tal manera, que cuando el in- dividuo es capaz de descubrirlo, descubre su propio misterio y valor. En este senti- do, el reconocimiento del otro constituye el acto fundamental de la ética, porque el reconocimiento se traduce en don de soli- daridad y generosidad. Para Masaaki, Imai (1998), la articulación del sujeto de relaciones con las experien- cias cotidiana en el entorno, deben basarse en el reconocimiento de los valores huma- nos fundamentales, tales como el respeto
  • 5. ELIECER MAYORCA-CAPATAZ, AMALFI PADILLA-CASTILLA Medioambiente, Naturaleza y Ecología: un problema relacional 145 por la humanidad, el compromiso, la de- terminación, la economía (uso razonable de recursos), la limpieza y el orden, entre otros; que le brinde a la gente la oportuni- dades de aprender practicando y hacien- do, involucrándose físicamente, utilizando tanto sus manos como sus cerebros, y su atractivo social, a fin de mejorar continua- mente, puesto que, la mejor experiencia que se puede adquirir y mejorar es la que se logra por medio de la práctica utilizando el cuerpo y aprender haciendo. Se trata de un proceso de educación que se- gún Alburquerque (2001, pág. 136), promo- ciona la capacidad de decisiones respon- sables y de la autonomía personal, como participación en el quehacer cotidiano del propio crecimiento y del progreso social, que permite al individuo hacer realidad sus capacidades y talentos, asimilando los factores culturales necesarios para llegar a la dignidad humana y al compromiso en la sociedad. Esta consideración, hace evidente que el aprender va más allá de los sistemas tradicionales vigentes y más allá también de los momentos y tiempos precisos socialmente instituidos. Hoy la educación significa procesos permanentes de aprender a pensar y aprender a relacio- narse bien con la naturaleza para vivir. Ahora bien, considerando que el proceso universal de todas las cosas (Russo, 2012), es ejercer la libertad de la que son parte, para crear, comunicar y conducir el com- portamiento individual e institucional- mente, el hombre, como todas las cosas está sometido a la libertad, de la que es parte, y consecuentemente lo instituye como parte de él, en el proceso libertario de aprender a relacionarse para crear y co- municar. Siendo de este modo conductor del propio comportamiento individual y partícipe de los comportamientos institu- cionales que componen el comportamien- to de la humanidad y de todas las cosas del universo. RELACIÓN HOMBRE NATURALEZA Como se ha venido exponiendo en el pre- sente artículo, la relación que el hombre ha sostenido con la naturaleza y con su comunidad en el transcurso de la historia de la humanidad, ha sido concebida de di- ferente manera (Ojeda, 2006, pág. 34). Esta diferencia obedece fundamentalmente a la forma en cómo este se ha insertado en su contexto y a la estructura del grupo que se asentó en ese medio natural, dando lu- gar a percepciones y concepciones distin- tas del espacio y de la vida y en consecuen- cia a adoptar actitudes múltiples para con la comunidad y la naturaleza Desde esta perspectiva Gutkind (1956, pág. 11-12), señala que a lo largo del tiempo, la idea de la percepción que el hombre tiene de la naturaleza ha sufrido varias veces de transformaciones, y la concibe como una relación de pareja en donde se activan las energías potenciales del hombre y la natu- raleza, y como resultado de ello, identifica las siguientes etapas de transformaciones: a) etapa de temor, en donde el hombre no agrede a la naturaleza por miedo a ella, comprende desde la aparición del hom- bre en la tierra al inicio de la era antigua; b) la etapa del respeto, el ser humano se siente parte de la naturaleza y respetuoso con ella, se manifiesta desde la era antigua hasta la Revolución Francesa; c) la etapa de agresión, se caracteriza porque el hombre se siente superior a la naturaleza, la obser- va como un medio exterior de explotación y cosificación, esta etapa va desde la Revo- lución Francesa a mediados del siglo XX; d) finalmente, la etapa de reconciliación en donde el ser humano se concientiza de que es parte integral de la tierra, ha realizado en ella agresiones que constituyen violen-
  • 6. 146 ISSN 0122-8900, Universidad de Cartagena, Vol. 22, Octubre 2014 - Septiembre 2015, pp. 141-150 cia hacia el hombre mismo y se ubica des- de mediado del siglo XX a la actualidad Para Bifani (2007, pág. 33), la relación hom- bre medio ambiente natural es, ante que nada, una relación utilitaria, que implica una relación de reciprocidad, en continuo cambio, que aisladas de su dialéctica carece de sentido. Esto hace pensar que, no existe un medio ambiente natural independiente del hombre; sino que, la naturaleza siem- pre sufre la acción transformadora del hombre y a su vez lo afecta, la altera y de- termina un proceso dialéctico de acciones e interacciones. Esta alteración permanente del ambiente (Theys y Kalaora, 1996, pág. 16), es conse- cuencia de una inmensa interacción entre el crecimiento de la población, el progreso tecnológico, los descubrimientos científi- cos, aunado a una mayor concientización de toda la sociedad de que el mundo del pasado histórico no puede persistir en las cambiantes condiciones del futuro, en ra- zón al aumento de la población mundial, la multiplicación de la producción industrial; el cual se constituye no solo en una en una presión, y una carga muy pesada para los recursos naturales en el siglo XXI, sino los riesgos resultantes que conlleva la transi- ción planetaria masiva. Esta situación, durante el siglo XX, llevó a la ciencia alterar las creencias y a provo- car cambios en el paradigma cósmico de la humanidad; esta consentida relación del hombre con la naturaleza en este comien- zo de siglo XXI, el actuar a espalda de ella, se ha vuelto cada vez más crítica y proble- mática, debido a los daños y prejuicios irre- versibles a escala mundial (Alburquerque, 2001, pág. 111). De esta manera, las preocupaciones so- ciales hoy (Keith, 1994, pág. 5), el continuo deterioro del planeta afectando la calidad de vida y la supervivencia de las futuras generaciones, expresado en el movimien- to medio ambiental como una respuesta, exige que, la relación del hombre con la naturaleza necesita pasar a una visión de futuro más comprensiva, y conservadora, haciendo a la especie humana tener una relación más responsable ajustada a las nuevas circunstancia a las que se enfrenta, aplicada a un orden de vida sostenida de mayor duración con la naturaleza, situa- ción que se corresponde a las preocupacio- nes por una ecología diferente y en segun- do lugar se requiere de tecnociencias que ayuden a regular así misma. Ahora bien, si efectivamente, el futuro del hombre y de la biosfera está amenazado porque la sociedad moderna no ha logrado una relación sostenible con la tierra, el de- sarrollo de un paradigma social adecuado relativo a esa relación se convierte en un imperativo para la supervivencia; sobre todo, cuando parece haber una relación recíproca entre las normas culturales y el modo en que los hombres interpretan las relaciones medio ambientales corrientes: separada de las reglas de la naturaleza. Por supuesto que una actitud como la que se reseña, precisa según Cuadro (2010), de un movimiento espiritual previo: desacra- lizar nuestra concepción de la vida y aban- donar la vieja y dogmática representación que la reduce a algo que se reproduce y corrige los errores de reproducción por el mecanismo de la selección natural, y en- tenderla como algo más elemental para llegar a pensar en la tierra o a la parte viva de ella, como un ser vivo. De allí, la nece- sidad de enfocar los problemas atinentes a esta relación desde la perspectiva relacio- nal que indague la constitución de ambos a través de sus mutuas afectaciones.
  • 7. ELIECER MAYORCA-CAPATAZ, AMALFI PADILLA-CASTILLA Medioambiente, Naturaleza y Ecología: un problema relacional 147 Sin embargo, el cuidado del ambiente no termina en el cuidado del ambiente en sí, sino en el cuidado de nuestras relaciones con él, de las relaciones que hemos estable- cidos con los otros que nos rodean; ya que, con los otros han surgido y quizás surgirán diferentes problemas afectando la rela- ción. Por ello Gutiérrez (1981, pág. 27), su- giere que la ecología debía ser la rama de la ciencia que se ocuparía de estudiar las re- laciones de los organismos con su entorno. EL PAPEL DEL PENSAMIENTO ECOLÓGICO En todo esto, la idea del ambiente o entor- no es crucial en la medida que entendamos que con él integramos una unidad, porque es con nuestro entorno que todos, inclui- dos otros organismos fundamos la orga- nización de los sistemas ecológicos. Por lo tanto, la idea es dejar de pensar en orga- nismos y entorno como entidades separa- das, para pensar la unidad en la relación ecológica; esto involucra una apertura, un cambio cada vez más necesario, dado que no hay ya posibilidad de algo separado y autónomo, sino que, somos parte de la red de relaciones que forman los ecosistemas Para Morin (1996, pág. 51), el ecosistema es una organización espontanea autoregula- dora poseedora de cualidades y propieda- des que no existen en el nivel de las uni- dades constitutivas, sino que, incluye las cualidades y propiedades características de sus diversos componentes. El ecosis- tema es un fenómeno organizador tanto, en el sentido material como de proceso, es un fenómeno computacional multiforme y global, es lo que le da especificidad a la ecología como ciencia: es el hecho de estar fundada en su complejidad organizativa. Este pensamiento ecológico debe ser enri- quecido hoy con las aportaciones de Gaia, que atribuye al conjunto de la biosfera po- tencialidades autoreguladoras y en cierta medida autoreparadoras; y las aportacio- nes de la ciencia de la tierra, que ha co- menzado a articularse entre sí y a superar la parcelación del pasado. Por lo tanto, la unión de estos planteamientos, derivados del estudio de los diversos ecosistemas se puede entonces concebir al planeta como un sistema autoorganizado y abierto. Los resultados de esta confluencia entre las di- ferentes corrientes científicas, tienen tam- bién una importancia fundamental para la historia de los hombres (Ibíd., 52). Pero quizás, uno de los aspectos más im- portantes del pensamiento ecológico y también de la ciencia ecológica (Gutié- rrez, 1981) y (Morin, 1996), es la reunión de la armonización de los dos conjuntos de problemas fundamentales de nuestro siglo: los políticos representados en la creación de una confederación de la hu- manidad y los científicos en el desarrollo de una ciencia de la organización con la capacidad de superar una concepción de la ciencia que separa arbitrariamente sus diferentes objetos De esta manera Morin (1996, pág. 53) con- sidera que el pensamiento ecológico y na- turalmente la ciencia ecológica solo pue- den fundarse en la des-insularizacion del lugar hombre en la naturaleza y hacer que aparezca su nuevo lugar en la naturaleza, la condición humana peninsular que, abre una dialéctica ineludible entre la reali- dad humana y la naturaleza. Este tipo de solidaridad es de importancia capital ya que permite formular nuevos principios y permite concebir una naturaleza de doble manejo: la de ser manejada por el hombre; pero esta a su vez debe ser manejado por la naturaleza. Este doble manejo de la na- turaleza y la búsqueda de un pensamiento que respete la complejidad de la organiza-
  • 8. 148 ISSN 0122-8900, Universidad de Cartagena, Vol. 22, Octubre 2014 - Septiembre 2015, pp. 141-150 ción viva transforman profundamente el papel del ser humano Por lo tanto, el pensamiento ecológico to- dos los fenómenos de la naturaleza deben considerarse como dependientes y cone- xos de todos los otros fenómenos que lo rodean. De esta manera, la ecología de la sociedad es fácilmente visible, compuesta solamente por un Estado y municipios, y un sistema administrativo centralizado, sino que, es también un medio en donde se producen multitud de interacciones es- pontáneas representadas en la circulación de automóviles y de las personas, que no es programada sino regulada en función de ciertos números de vehículos y de grandes flujos predeterminados. Es decir, el pensa- miento ecológico, además de la dimensión ecológica, es igualmente social y relacional y concierne a la creación de los seres vivos. CONCLUSIONES En este proceso de análisis relacional me- dio ambiente, naturaleza y ecología, es ne- cesario considerar la posición de Leonardo Boff, (2000, pág. 13), quien subraya que en el lenguaje de la ecología se constata que la naturaleza tiene característica de asocia- ción, de interdependencia de solidaridad y de complementariedad (armonía y belleza), es madre naturaleza productora fecunda, generadora inteligente, nutridora generosa, sabia creadora de equilibrio y de armonía; su lema es, la vida vivifica la vida; al mismo tiempo, se resalta en la naturaleza (desequi- librio y desorganización), reflejado en la lucha entre las especies con la victoria del mas adaptable, la característica de parasitis- mo, la violencia de las bacterias, y animales como el tiburón, y la implacable virulencia de los volcanes y huracanes; su lema es tu muerte es mi vida (Morin, 1998). Ambas co- rrientes, han hecho fortuna históricamente y han dividido las opiniones. Bajo esta perspectiva, el mundo, la tierra, es cosa no objeto, ya que es el producto de la interacción entre naturaleza y actividad humana. Pero al mismo tiempo, el hombre es también cosa, es el producto de la trans- formación de la naturaleza. Esto último se verifica con mayor fuerza en Marx (1968, pág. 82), al expresar que esta relación tiene que ver con la sensibilidad, por eso piensa que el hombre no es nada sin la naturaleza Las consideraciones sobre protección y conservación del medio ambiente, han generado propuestas conceptuales como los de sustentabilidad y el desarrollo sus- tentable, que dan una nueva dimensión a la visión del futuro humano. De esta ma- nera, el concepto de sustentabilidad llega como resultado de la creciente preocupa- ción por el ambiente y se debe entender en el marco de un proceso social y académico que tiene como característica esencial la integración y armonización de mejoras económicas sociales y ambientales en la naturaleza El medio ambiente la naturaleza y la eco- logía comparten mucho, herramientas y modelos propias de las matemáticas, y por sobre todo su vocación por establecer rela- ciones; porque desde el planteamiento de las relaciones es que se puede cuidar nues- tro ambiente o nuestro entorno. En estas relaciones se debe considerar como princi- pio de actuación relacional estético y ético, con el entorno, pensar que integramos con él una unidad en la relación ecológica que, incluidos otros organismos se funda la or- ganización de los sistemas ecológicos y de las cuales somos parte REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ALBURQUERQUE, Eugenio (2001). Cambio so- cial y cambio moral. Ediciones San Pablo, Madrid
  • 9. ELIECER MAYORCA-CAPATAZ, AMALFI PADILLA-CASTILLA Medioambiente, Naturaleza y Ecología: un problema relacional 149 BIFANI, P (2007). Relación medio ambiente y desarrollo. Editorial Universitaria, Guada- lajara México BOFF, L (2000). El despertar del águila. Editorial Trotta, Madrid España CLARK, M. E. (1995). Changes in Euro-American values needed for sustainability.Journal of Social Issues, 51(4), 63-82 CUADROS, Contreras, R (2010). Ontología y epistemología cyborg: Representaciones emergentes del vínculo orgánico entre el hombre y la naturaleza. Revista Icesi Nº 6. Cali Colombia, pp. 317-330 DARWIN, C (1859). On yeh origin of species by means of natural seletions, or the preser- vation of favoured races in the struggle for life. Facsímil de la 1° edición Harvard Uni- versity Press Cambridge ESCOBAR, A. (1995). El desarrollo sostenible: Diálogo de discursos. Ecología Eudema. EWALD, F (1996). El peritaje, una ilusión nece- saria. La tierra ultrajada los expertos son formales. Compilador Jackes Theys y Ber- nard Kalaora. Fondo de Cultura Económica México GONZÁLEZ de Molina, M. (1993). Historia y me- dio ambiente. Madrid, España. GONZÁLEZ, López, A (2002). La preocupación por el medio ambiente: un modelo cognitivo sobre la conducta ecológica. Tesis de grado Universidad Complutense de Madrid, Fa- cultad de Psicología. Madrid España GUTIÉRREZ, G (1981). Relaciones ecológicas. Editorial Blume. Barcelona España GUTKIND, E, A (1956). Our world from the air: Conflict and adaptation, on William L, Tho- mas, Jr. (ed.), Man s Role in Changing the face of the Earth, University of Chicago Press. International Journal of Psychology, 35(2), 153-167. KEITH, L (1994). Ecología ciencia y política am- biental. Editorial McGrawHill, Santa fe de Bogotá. LAURIE, M (1983). Introducción a la arquitectu- ra del paisaje. Editorial Gustavo Gili, Barce- lona España LAVANDEIRA, J; León, J Carmelo y Vásquez, M (2007). Economía ambiental. Editorial Pear- son/Prentice Hall. Madrid España LECUONA, Roció (2012). Sustentabilidad ecoló- gica: Una oportunidad para las Pymes. Fa- cultad de Diseño, Universidad de Palermo MASAAKI, Imai (1998). El kaizen en el sitio de trabajo. Editorial McGraw-Hill, Interameri- cana, S.A, Bogotá MILBRATH, L. W. (1995). Psychological, cultu- ral, and informational barriers to sustaina- bility. Journal of Social Issues, 51(4), 101-120 MORENO, Catalina y Chaparro, Eduardo (2008). Conceptos básicos para entender la legisla- ción ambiental aplicable a la industria mi- nera en los países andinos. CEPAL, Nacio- nes Unida. Santiago de Chile MORÍN, E (1996). La tierra ultrajada: Por un pensamiento ecologizado. Fondo de Cultura Económica México MORÍN, E (1998). El método: La vida de la vida. Ediciones Cátedra, S A, Madrid España OJEDA, S, A (2008). El hombre y la pedagogía, vista desde su relación con la naturaleza en la era del temor respeto. Revista Regional de Investigación Educativa, Vol. 3. N° 6 p 32-49. PADILLA, M y Bulnes, J (2005). La convivencia- lidad. Obras reunida de Illich Iván, Fondo de Cultura Económica, México D.F. RUSO, L, H (2012). Ensayo y testimonio del ori- gen y proceso de todas las cosas. E-Book, Paraná. STOKOLS, D. (1990). Instrumental and spiritual views of people-environment relations. American Psychologist, 45(5), 641-646. THEYS, J y Kalaora, B (1996). La tierra ultrajada. Los expertos son formales. Editorial Fondo de Cultura Económica, México, D. F
  • 10. 150 ISSN 0122-8900, Universidad de Cartagena, Vol. 22, Octubre 2014 - Septiembre 2015, pp. 141-150 TRIANDIS, H. C. & Suh, E. M. (2002). Cultural in- fluences on personality. Annual Review of Psychology, 53, 133-160. UZZELL, D. L. (2000). The psycho-spatial di- mension of global environmental problems. Journal of Environmental Psychology, 20, 307-318. VLEK, CH. (2000). Essential psychology for en- vironmental policy making. International Journal of Psychology, 35(2), 153-167. WIESENFELD, E. (2001). La problemática am- biental desde la perspectiva psicosocial co- munitaria: hacia una psicología ambiental del cambio. Medio Ambiente y Comporta- miento Humano, 2(1), 1-19. ELIÉCER MAYORCA-CAPATAZ Doctorante en Ciencias Sociales Mención Ge- rencia de la Universidad de Zulia (Venezuela). Magíster en Administración de la Universidad Nacional (Colombia), y Magíster en Conserva- ción y Gestión del Medio Ambiente de la Uni- versidad Internacional de Andalucía (España). Actualmente se desempeña como Docente/In- vestigador de la Facultad de Ciencias Económi- cas de la Universidad de Cartagena (Colombia). AMALFI PADILLA-CASTILLA Post-Doctor en Gerencia y Políticas Públicas de la Universidad de Zulia (Venezuela). Doctora en Ciencias de la Educación de la Universidad de Nariño (Colombia). Actualmente se desempeña como Docente/Investigador de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Car- tagena, y directora del Grupo de Investigación Gestión del Conocimiento y Calidad Educativa. Para citaciones: Mayorca-Capatáz, E., & Padi- lla-Castilla, A. (2014). Medioambiente, naturale- za y ecología: un problema racional. Panorama Económico, 22, 141-150 Recepción del artículo: 3 de marzo de 2014 Concepto de evaluación: 3 de julio de 2014 Aceptación del artículo: 24 de julio de 2014