La escuela sabática es fundamental para la iglesia, ya que su función es salvar y retener almas mediante el crecimiento espiritual de sus miembros, guiados por maestros responsables. La enseñanza debe ser una labor conjunta entre maestro y alumno, donde se promueva el aprendizaje activo y la personalización del conocimiento. Además, es crucial que cada clase esté bien planificada, estableciendo objetivos claros para facilitar un aprendizaje significativo y transformador.