Actividad física y salud




     La condición física como indicador de salud
     en el tratamiento de drogodependientes
         Manuel Pimentel González
         Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.
         Grupo de Investigación e Promoción da Actividade Física e a Saúde (GIPAFS).
         Facultade de Ciencias da Actividade Física e o Deporte. Universidade da Coruña


     Resumen
         El interés suscitado por el estudio de la actividad y condición físicas en el área de las drogodependencias es relativamente recien-
     te. De hecho, existen pocas investigaciones que centren su objeto de estudio en la condición física de los toxicómanos a tratamiento.
     El objetivo de nuestro artículo será definir la condición física de las personas adictas a las drogas.
         La resistencia ha sido la capacidad física más estudiada. Por contra, la fuerza, la velocidad, la flexibilidad y la composición cor-
     poral han sido menos investigadas. Del análisis de las capacidades físicas se deduce que la condición física de los drogodependientes
     a tratamiento es inferior a la de la población no consumidora de drogas. En resumen, se constata el estado de precariedad en el que
     se encuentra la investigación sobre condición física, subrayando la necesidad de fomentar el trabajo multidisciplinar donde tenga
     cabida la potencialidad terapéutica y rehabilitadora que proporciona el desarrollo de un programa de actividad física adaptado a las
     características particulares de los toxicómanos a tratamiento.

     Palabras clave
        Condición física, Salud, Toxicómanos, Rehabilitación.

     Abstract
          Few studies have investigated the physical fitness of adults with substance abuse problems. The purpose of this study were to
     describe the physical fitness of adults with drug abuse.
          The results of our study show that individuals with drug abuse demonstrated a low level of physical fitness. Summarising, we
     have tested the research precariousness dealing with the physical fitness of drug abusers. This makes us feel obliged to vindicate the
     importance of this aspects as therapeutic indicators, and to remind us of the necessity to promote interdisciplinary work focused on
     the individual´s physical health. This information has proven to be important in developing our understanding of the health-related
     fitness of individuals with drug abuse, as well as determining which physical capacities that should be improved in the adapted
     physical activity programs.

     Key words
        Physical fitness, Health, Drug abuse, Rehabilitation.




     Introducción                                                              mala, deficitaria o precaria (García, Fernández y Solar,
                  “Delgado, fatigado, fatigable, dolorosamente mar-            1985; Weiss, 1992; Valverde, 1994).
              cado, el cuerpo del drogodependiente se ha convertido                Investigadores de probada solvencia (Blair, Khol,
              en un envoltorio del cual es preciso despojarse”                 Gordon y Paffenbarger, 1992; Bouchard, Shepard y
                                             (Benoit, 1992, p. 193)            Stephens, 1993; Paffenbarger, Hyde, Wing y Hsieh,
                                                                               1986; Rodríguez, 1995a y b; CAMD,1999) reconocen
         Las investigaciones sobre actividad y condición fí-                   los beneficios que la actividad física y el desarrollo de
     sicas en sujetos adictos a las drogas no han sido sufi-                   la CF reportan a la salud física, psíquica y social del
     cientemente rigurosas ni concluyentes (Williams, 1993;                    individuo. De este modo, la actividad física disminui-
     Martínez, 1996; Plante, 1996; Pimentel, Giráldez, Mar-                    rá la posibilidad de padecer una enfermedad coronaria
     tínez y Sampedro, 1999a; Pimentel y otros, 1999b). En                     o incapacitación funcional, ejercerá una función pre-
     este sentido, la valoración inicial de la condición físi-                 ventiva o ayudará a controlar la hipertensión, la diabe-
     ca del drogodependiente se ha sobreentendido en algún                     tes mellitus y la osteoporosis o reducirá los estados de
     caso y obviado otras muchas veces. Esta circunstancia,                    ansiedad o cuadros depresivos menores y reforzará el
     ha determinado que, de forma absolutamente subjetiva,                     auto-concepto. En definitiva, la actividad física dismi-
     se atribuya a la condición física (CF) el calificativo de                 nuirá el riesgo de morbilidad y mortalidad. Ante estas,


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y otras pruebas, no es aventurado imaginar los presumi-      Obviamente los estudios que más nos interesan son éstos
bles efectos terapéuticos del desarrollo de un programa      últimos, aunque no debemos negar la inestimable valía
de actividad física (PAF) y, por ende, de la mejora de la    que suponen las investigaciones realizadas, con anterio-
CF de sujetos drogodependientes a tratamiento. Así, un       ridad, a los consumidores de drogas legales puesto que
PAF moderada, continua y frecuente provocará el consi-       sentarán los precedentes y directrices de las posteriores
guiente aumento de la capacidad de realizar diariamente      investigaciones sobre CF en heroinómanos, cocainóma-
actividades con vigor, el cual, a tenor de investigaciones   nos y policonsumidores.
en población adicta y no adicta a las drogas, inducirá
cambios en las patologías psicológicas y biomédicas cur-
sadas por los sujetos toxicómanos (bajo autoconcepto,        Abordaje interdisciplinar de la condición física
inadecuado manejo del estrés, desnutrición, trastornos           La valoración de la CF surge de la necesidad de los
respiratorios o inmunológicos).                              terapeutas de valorar los programas de actividad física im-
    Esta revisión de la CF del toxicómano permitirá al       plementados, de ajustar los programas a las necesidades y
lector obtener información relativa a: las necesidades       características condicionales del toxicómano a tratamiento
físicas previas del toxicómano, los objetivos generales      o de constatar un hecho más o menos obvio: los niveles
de un programa de acondicionamiento físico de carácter       de condición física parecen inferiores a los de la pobla-
terapéutico, el acceso a distintos instrumentos de valo-     ción no adicta a las drogas. En ese sentido, el objeto de
ración de la CF en drogodependientes y el análisis y la      estudio de las investigaciones centradas en la CF de los
comparación de datos.                                        drogodependientes han sido los siguientes: composición
                                                             corporal (McCombie, 1995; Àmbits-Esport, 1996; Riera,
                                                             Mouriño, Abellanas, Gonell y Algueró,1998 y Lalín, Pi-
Planteamiento del problema                                   mentel, Pérez, Martínez, Saavedra, Castaño y Giráldez,
    Las primeras valoraciones de la CF en drogodepen-        1999); respuesta fisiológica al ejercicio (Marques-Marga-
dientes aparecen a principios de 1990, cuando Collingwo-     llanes, Koyal, Cooper, Kleerup y Taskin, 1997); valora-
od, Reynolds, Kohl, Smith y Sloan (1991) y McCombie          ción de la CF en general (Hyman, 1987; Muro, Pomarol,
y otros (1995) empiezan a interesarse por las diferentes     Pujol y Castaño, 1992; Pimentel, 1997 y 1999a) y CF
capacidades que afectan al desarrollo físico-condicional     dentro del diseño/realización/valoración de programas de
del toxicómano. Con la mejora de la investigación y con      actividad física (Riera, 1997 y Bahamonde, 2001).
la adopción de nuevos procedimientos de valoración de            En muchas ocasiones, los agentes promotores del es-
la CF por parte de los investigadores ­ –principalmente      tudio de la CF han sido los médicos y psicólogos, quie-
del campo de la psicología y la medicina–, la CF per-        nes han buscado establecer puntos de conexión entre el
derá subjetividad, adquiriendo una consideración más         aumento de la CF, inducida por un PAF, y el cambio
objetiva y cuantitativa, en la que se empiezan a mane-       en distintos indicadores. Los estudios de índole biomédi-
jar conceptos, hasta entonces no considerados, como el       co versan sobre indicadores como: VIH/SIDA (Varela,
índice de masa corporal (McCombie y otros, 1995), la         Marcos, Santacruz, Ripoll y Requejo, 1997a y b; Ló-
capacidad aeróbica (Collingwood, 1991), el porcentaje        pez y Almendral, 1997); estado nutricional y alimenta-
graso (Collingwood, Sunderlin y Kohl, 1994) o la fle-        ción (Zador, Lyons y Webster, 1996 y Varela y otros,
xibilidad (Fridinger y Dehart, 1993). Lamentablemente,       1997a); composición corporal (Varela y otros, 1997a y
muchas de estas investigaciones no suelen estar precedi-     Lalín y otros, 1999) o educación para la salud (Fridinger
das de una exhaustiva descripción de los distintos tipos     y Dehart, 1993 y Peterson y Johnstone, 1995). Por otro
de toxicómanos (tipo de droga consumida, edad de inicio      lado, las investigaciones de índole psicosocial analizan
en el consumo, tiempo de consumo, historial deportivo        otros indicadores: factores de riesgo en drogodependen-
previo, trastornos de orden psicológico...).                 cias (Collingwood y otros, 1991); actividad y condición
    A simple vista, los estudios sobre CF en drogodepen-     físicas como factores de prevención (Collingwood y
dientes se dividen en dos ámbitos de investigación. Uno      otros, 1994); depresión y ansiedad (Hyman, 1987; Pal-
centrado en las formas de drogadicción consideradas          mer, Palmer, Michiels y Thigpen, 1995), percepción del
como legales o blandas (alcohol y tabaco) y otro, más        esfuerzo (Queiros, Luz, Martinho y Mota, 1999), au-
reciente, basado en el análisis de los consumidores de       toestima, recaídas, búsqueda de sensación y relación so-
drogas ilegales (heroína, cocaína, marihuana o crack).       cial (Bahamonde, 2001).


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         La distinta procedencia de las investigaciones sobre    y otros, 1992; Fridinger y Dehart, 1993; Àmbits-Es-
     CF (medicina, psicología y ciencias de la actividad físi-   port, 1993; Àmbits-Esport, 1996; Riera, 1997 y Mar-
     ca) ha determinado que los métodos e instrumentos uti-      ques-Margallanes y otros, 1997), las cuales serán ma-
     lizados para la valoración de la CF hayan sido variados     yoritariamente cicloergométricas y, ocasionalmente, en
     y, a veces, no estrictamente adecuados. Ocasionalmente,     tapiz rodante. Las primeras presentaban unos protoco-
     estos instrumentos permitirán conocer la CF de sujetos      los de incremento de la intensidad que oscilaban entre
     drogodependientes. Otras veces, serán una herramienta       los 20 watios/min (Marques-Margallanes y otros,1997)
     que buscará, principalmente, establecer una relación con    y los 50 watios cada 2 minutos (Muro y otros, 1992).
     la depresión, los hábitos de consumo, la adherencia, la     Otras pruebas utilizadas para valorar la resistencia en
     educación para la salud o los factores de riesgo la cual,   drogodependientes han sido la prueba de correr/cami-
     secundariamente, necesitará de la valoración de la CF       nar 12 minutos (Hyman, 1987), la carrera de una milla
     para verificar la hipótesis más común y que acostumbra      (Collingwood y otros, 1991 y 1992), el test de Cooper
     a formularse en los siguientes términos: los programas      (Pimentel, 1997), la course Navette (Bahamonde, 2001)
     de actividad física son susceptibles de mejorar/cambiar     o los protocolos basados en el escalón de Kasch (Palmer
     un indicador biomédico o psicosocial.                       y otros, 1995 y Peterson y Johnstone, 1995).
                                                                     Como acabamos de ver, la resistencia de las personas
                                                                 adictas a las drogas ha sido abordada con diferentes pro-
     La condición física del toxicómano                          tocolos y tests pero con un objetivo común, el de verifi-
         Antes de definir las capacidades físicas del sujeto     car los cambios producidos tras un periodo de actividad
     drogodependiente, hemos de señalar que algunos autores      física regular y, ocasionalmente, con un diseño pre-post
     han optado por utilizar distintos protocolos y baterías,    test. Pimentel (1997) pasó el test de Cooper a heroinó-
     con el objetivo de proporcionar una valoración global y     manos en Unidad de Día antes y después de un PAF de
     completa de la CF del toxicómano. Así, Collingwood y        3 meses (5 sesiones semanales de ejercicio aeróbico). En
     otros (1991) y Collingwood, Reynolds, Jester y Debord       este caso, el incremento del 63 % en la prueba de resis-
     (1992) utilizaron la batería Fitnessgram del Institute of   tencia parece más atribuible a factores volitivos y mo-
     Aerobic Research. Fridinger y Dehart (1993) siguieron       tivacionales que a factores estrictamente de rendimiento
     la guía de valoración de la CF propuesta por el Colegio     o entrenabilidad de la capacidad. Peterson y Johnstone
     Americano de Medicina Deportiva. Pimentel (1997) y          (1995) valoraron la resistencia de 43 mujeres a través
     Bahamonde (2001) emplearon la batería Eurofit reco-         de una prueba de escalón y después de un PAF (baile) de
     mendada por el Consejo de Europa. A continuación revi-      9 meses de duración (2 sesiones a la semana de 60 mi-
     saremos las diferentes publicaciones sobre CF y drogo-      nutos). Hyman (1987) valoró, con el test correr/caminar
     dependencias, presentando, en primer lugar, las pruebas     durante 12 minutos, la capacidad aeróbica de 25 hom-
     y protocolos de valoración utilizados y, en segundo lu-     bres y una mujer policonsumidores después de un PAF
     gar, los resultados más significativos. Para aportar cla-   de 1 mes (5 sesiones semanales de 60 min). Bahamonde
     ridad en la presentación de los datos, definiremos por      (2001), registró un aumento significativo de la resistencia
     separado cada una de las capacidades físicas.               después de 4 meses de actividad física (2 sesiones a la
                                                                 semana de 90 min).
                                                                     De los protocolos que consideran las pruebas progre-
     La resistencia                                              sivas con cicloergómetro (Muro y otros, 1992; Fridin-
         Como componente de la CF, la resistencia ha sido        ger y Dehart, 1993; Àmbits-Esport, 1993; Àmbits-Es-
     una de las capacidades físicas más investigadas en el       port, 1996; Riera, 1997 y Marques-Margallanes y otros,
     área de las drogodependencias debido a la larga tradi-      1997) solamente dos aportan datos (Àmbits-Esport,1996
     ción de estudios que relacionan la salud física y psí-      y Marques-Margallanes y otros, 1997), quedándose el
     quica con parámetros cardiorrespiratorios (Bouchard y       resto en modelos teóricos y propuestas de valoración de
     otros, 1993; Plante, 1996). Las pruebas utilizadas para     las que no se ofrecen datos. Los resultados obtenidos
     la obtención de un indicador fiable de la resistencia del   por Àmbits-Esport (1996) provienen de una muestra de
     toxicómano, ya sea dentro de un contexto de valoración      160 personas que han participado en un programa de ac-
     inicial o procesual, han tenido como punto de referencia    tividad en distintas instalaciones deportivas de la cuidad
     más común las pruebas progresivas de esfuerzo (Muro         de Barcelona y cuyas características no se definen. Mar-


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ques-Margallanes y otros (1997) valoran la resistencia       prescrita por un técnico. Los datos más interesantes se
de 35 fumadores de cracks para compararla posterior-         detallan en la tabla 1.
mente con no adictos a esta droga.
    Después de revisar las diferentes investigaciones so-
bre resistencia en drogodependientes, observamos que         La velocidad
la muestra oscila entre los 6 y 160 sujetos, los cuales          Este componente de la CF ha sido incluido en po-
responden al perfil habitual del toxicómano en las in-       cos protocolos de valoración en sujetos drogodependien-
vestigaciones epidemiológicas descritas en el Euro-          tes, quizás por ser considerada una capacidad física más
pean Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction          próxima al campo del rendimiento y negándosele una
(2002): policonsumidores cuyo droga principal que mo-        relación con el ámbito de salud y la CF saludable. Los
tiva el tratamiento es la heroína y con una edad media       únicos datos que poseemos sobre velocidad correspon-
de 30 años. En la tabla 1 presentamos los estudios más       den a un estudio piloto realizado por Pimentel (1997),
significativos.                                              quien administró a seis sujetos adictos a la heroína las
                                                             pruebas de 10 x 5 m (velocidad de desplazamiento) y
                                                             Plate-tapping (velocidad gestual). Posteriormente, Ba-
La fuerza                                                    hamonde (2001) en un estudio experimental más amplio
    Para la valoración de la fuerza del tren inferior los    detectó la existencia de diferencias significativas en la
investigadores han seleccionado pruebas de fácil reali-      prueba de 10 x 5. En ambos casos, los datos obtenidos
zación como el salto horizontal (Pimentel, 1997 y Ba-        se corresponden a la valoración inicial y final realizada
hamonde, 2001), el salto vertical (Muro y otros, 1992;       después de un PAF de 3 y 4 meses respectivamente (ver
Àmbits-Esport, 1993 y Àmbits-Esport, 1996) o el press        datos más significativos en tabla 1).
banca inclinado (Palmer y otros, 1995). La fuerza resis-
tencia del tronco se valoró fundamentalmente mediante
la realización de abdominales en un minuto (Collingwo-       La flexibilidad
od y otros, 1991 y 1992; Fridinger y Dehart, 1993 y              La valoración de la flexibilidad se ha realizado en la
Peterson y Johnstone, 1995) y 30 segundos (Pimentel,         mayoría de los casos a través de la prueba “sit and reach”.
1997 y Bahamonde, 2001). La fuerza del tren superior         La consideración de esta capacidad en los protocolos de va-
se determinó mediante la prueba de dinamometría ma-          loración se debe a la importancia que tiene, para la salud,
nual (Fridinger y Dehart, 1993), las flexiones profundas     la flexibilidad de la columna dorso-lumbar y de la mus-
de brazos (Collingwood y otros, 1991 y 1992; Fridinger       culatura isquiotibial y su relación con los estilos de vida
y Dehart, 1993; Peterson y Johnstone, 1995), la flexión      sedentarios muy comunes en sujetos adictos a las drogas.
isométrica de brazos de la batería Eurofit (Pimentel,            De los artículos que recogen la valoración de la fle-
1997) y el lanzamiento de balón medicinal (Bahamonde,        xibilidad en drogodependientes, dos no facilitan ningún
2001).                                                       dato al respecto (Collingwood y otros, 1992 y Fridin-
    Como en el caso de la resistencia nos encontramos        ger y Dehart, 1993) y los tres restantes (Collingwood
con estudios que son simples propuestas teóricas de va-      y otros, 1991; Peterson y Johnstone, 1995 y Pimentel,
loración de la CF que no aportan ningún dato y cuyo          1997) reportan haber utilizado el test “sit and reach”
único interés radica en la presentación conjunta de un       para hacer una valoración pre-post test del PAF imple-
programa de actividad física y su correspondiente proto-     mentado en sujetos a tratamiento. En relación a los es-
colo de valoración. En el caso de la fuerza cabe destacar    tudios de Collingwood y otros (1991) y Pimentel (1997)
la investigación de Palmer y otros (1995) quienes apli-      advertimos sobre la necesidad de considerar sus conclu-
caron tres tipos de programas de actividad física (step,     siones como poco esclarecedoras, puesto que proceden,
bodybuilding y circuit training) durante 1 mes a razón       respectivamente, de una muestra heterogénea en la que
de 3 sesiones semanales al 60 % de la frecuencia cardía-     se mezclan indistintamente consumidores y no consu-
ca máxima. Por otro lado, Bahamonde (2001) observó           midores de droga y de una muestra muy pequeña que
un aumento significativo en la fuerza del tren inferior      compromete la validez de los resultados. Por su parte,
(salto horizontal) en el grupo experimental y no constató    Bahamonde (2001) valoró la flexibilidad a través de la
diferencias significativas en los dos grupos de control:     flexión profunda de tronco y no detectó diferencias sig-
uno sin actividad física y otro con actividad deportiva no   nificativas antes y después de un PAF de 4 meses.


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Actividad física y salud




                Autor, año                    Muestra       Edad media           Tipo consumo          Tiempo tratamiento                     Prueba/test                      Valores

       RESISTENCIA
       Hyman,                                   25 H           30,5             Policonsumo                                        Caminar - correr 12 min               Pre: 32,5
                                                                                                      –
       1987                                     1 M                                                                                                                      Post: 34,7*

       Peterson y Johnstone,                    43 M           35               Policonsumo               18 meses                 3 min/escalón, 92 bits/min            Pre: 26,4
       1995                                                                                                                                                              Post: 24*

       Marques-Margallanes,                     21 H           H: 40            Consumidores de crack                              Cicloergómetro                        H: 2,29
       1997                                     14 M           M: 43                                                                                                     M: 1,34**

       Àmbits-Esport,                         124 H            H: 28            Policonsumo               + de 3 meses             Cicloergómetro                        H: 35,4
       1996                                     36 M           M: 30                                                                                                     M: 26,3*

       Bahamonde,                               31 H           30               Heroína                   8 meses                  Course Navette                        Pre: 7,08
       2001                                     3 M                                                                                                                      Post: 8,32***

       Unidades: * ml O2/kg/min; ** l O2/min; *** paliers

       FUERZA
       Palrmer y otros,                         34 H           28               Policonsumo               28/45 días               Press banca                           Pre: 51,2
       1995                                     11 M                                                                                                                     Post: 57,5

       Peterson y Johnstone,                    43 M           35               Policonsumo               18 meses                 Planchas/min                          Pre: 13,7
       1995                                                                                                                                                              Post: 20,4
                                                                                                                                   Abdominal/min                         Pre: 21,5
                                                                                                                                                                         Post: 24,3

       Àmbits-Esport,                         124 H            H: 28            Policonsumo               + de 3 meses             Salto vertical                        H: 40,7
       1996                                     36 M           M: 30                                                                                                     M: 25,5

       Bahamonde,                               31 H           30               Heroína                   8 meses                  Abdominal/30 s                        Pre: 22,48
       2001                                     3 M                                                                                                                      Post: 26,13
                                                                                                                                   Salto horizontal                      Pre: 2,04
                                                                                                                                                                         Post: 2,26
                                                                                                                                   Lanzamiento balón med.                Pre: 6,42
                                                                                                                                                                         Post: 7,07
       Unidades: Press banca (kg); planchas (repts.); abdominal (repts.); salto vertical (cm); salto horizontal (cm); lanzamiento balón (m)

       VELOCIDAD
       Pimentel,                                6 H            24               Heroína                   1/3 años                 Plate Tapping                         Pre: 13,34
       1997                                                                                                                                                              Post: 11,03
                                                                                                                                   10 x 5                                Pre: 17,08
                                                                                                                                                                         Post: 17,05

       Bahamonde,                               31 H           30               Heroína                   8 meses                  10 x 5                                Pre: 16,44
       2001                                     3 M                                                                                                                      Post: 14,57

       Unidades: Plate Tapping y 10 x 5 (s)

       FLEXIBILIDAD
       Peterson y Johnstone,                    43 M           35               Policonsumo               18 meses                 Sit and reach                         Pre: 17,8
       1995                                                                                                                                                              Post: 18,3

       Bahamonde,                               31 H           30               Heroína                   8 meses                  Flexión profunda                      Pre: 10,27
       2001                                     3 M                                                                                                                      Post: 14,04

       Unidades: Sit and reach y flexión profunda de tronco (cm)

       H: Hombres; M: Mujeres


     5
     Tabla 1
     Resumen de las principales investigaciones sobre capacidades físicas.



16   apunts      EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES                                                                                                                81  •  3.er trimestre 2005 (12-20)
ACTIVIDAD FÍSICA Y SALUD




La composición corporal                                                    ma corresponde a los propios terapeutas del centro de
    La composición corporal, como componente de la                         rehabilitación y, más concretamente, a los titulares del
CF (Rodríguez, 1995a y b; Shepard, 1995 y Legido,                          área médica y psicológica.
1996), también ha sido considerada en la valoración de                         Las primeras incursiones en el ámbito físico-condi-
sujetos drogodependientes. Por un lado, el peso y la talla                 cional del toxicómano, pretendían la definición de la CF
nos permitirá calcular el índice de masa corporal (Àm-                     desde la intuición y la subjetividad, para lo cual, no so-
bits-Esport, 1993; McCombie y otros, 1995; Peterson y                      lían apoyarse en protocolos adecuados ni rigurosos de
Johnstone, 1995; Àmbits-Esport, 1996; Zador y otros,                       valoración de la CF. Posteriormente, con la progresiva
1996; Marques-Margallanes y otros, 1997; Riera, 1997;                      incorporación del profesional en actividad física a los
Varela y otros, 1997a; Varela y otros, 1997b; Riera,                       equipos terapéuticos, las investigaciones, al amparo de
1998 y Bahamonde, 2001). Por otro lado, la compilación                     la utilización de instrumentos y técnicas de valoración
de pliegues, perímetros, diámetros y alturas nos permiti-                  mucho más adecuadas (cicloergómetro, test UKK, ba-
rá calcular la composición corporal, el porcentaje graso,                  tería de valoración de la CF, ...), comienzan a gozar
óseo y muscular y la distribución del tejido adiposo entre                 de mayor fiabilidad y rigor científico. En un área, ini-
otros (Collingwood y otros, 1991 y 1992; Muro y otros,                     cialmente reservada a médicos y psicólogos, no ha sido
1992; Fridinger y Dehart, 1993; Palmer y otros, 1995;                      fácil profundizar en la CF, debido fundamentalmente a
Peterson y Johnstone, 1995; Àmbits-Esport, 1996; Rie-                      la falta de conocimientos relativos a la especialidad que
ra, 1997, Riera y otros, 1998 y Lalín y otros, 1999).                      pudieran poseer ambos colectivos. Médicos y psicólogos
Los datos más interesantes figuran en la tabla 2.                          han otorgado mayor importancia, y por ende mayor es-
                                                                           fuerzo investigador, a los indicadores de salud y bienes-
                                                                           tar de sus respectivas áreas (nutrición, nivel de linfocitos
Discusión                                                                  CD4, ansiedad, depresión, control del estrés, ...). Lo
    El interés suscitado por la CF en el área de las drogo-                que ha acarreado que la actividad y condición físicas y
dependencias es relativamente reciente, estando la mayo-                   sus procedimientos de valoración hayan sido considera-
ría de los estudios ubicados temporalmente en la década                    dos de forma secundaria. De ahí que el desencadenante
de los noventa y circunscritos a países como Australia,                    de la mayoría de las investigaciones sobre CF, haya sido
Estados Unidos, España e Inglaterra. Con la salvedad                       la necesidad de demostrar la bondad de un PAF en rela-
de las investigaciones de Àmbits-Esport (1996) y Baha-                     ción con un indicador biomédico o psicosocial y no, la
monde (2001), no existen estudios amplios que aborden                      necesidad de conocer la CF inicial del sujeto, para pres-
la problemática físico-condicional del drogodependiente.                   cribir un PAF adecuado a sus necesidades. En este sen-
Más bien, han proliferado una serie de pequeñas investi-                   tido, hemos de señalar que en la mayoría de los diseños
gaciones, de muestra inferior a los 40 sujetos, cuya fir-                  de investigación revisados existen una serie de caracte-


          Autor, año             Muestra     Edad media   Tipo consumo   Tiempo centro   IMC     % graso     % Muscular

 Riera,                      233 H (VIH–)      27,7        Opiáceos      Reinserción     23,3     12,7         45,5
 1998                        130 H (VIH+)      29,6        Opiáceos      Reinserción     23       11,9         45
                               63 M (VIH–)     28,6        Opiáceos      Reinserción     22,6     19           40,7
                               43 M (VIH+)     29,3        Opiáceos      Reinserción     21,6     17,7         41,3

 Zador y otros,                86 M            29,8        Heroína       29 meses        22,7      –             –
 1996

 Àmbits-Esport,              124 H (VIH–)      28,1        Heroína       Rehab./reins.   23       12,2         45,7
 1996                          42 H (VIH+)     29,3        Heroína       Rehab./reins.   22,8     11,9         45,4
                               36 M (VIH–)     30,4        Heroína       Rehab./reins.   23,1     19,5         40,5           3
                               16 M (VIH+)     32,1        Heroína       Rehab./reins.   22,1     18,1         41,4           Tabla 2
                                                                                                                              Resumen de
 Peterson y Johnstone,         43 M            35          Heroína       18 meses               Pre: 34,6                     las principales
                                                                                          –                      –
 1995                                                                                           Post: 33,6                    investigaciones
 Unidades: IMC (kg/m2)                                                                                                        sobre
                                                                                                                              composición
 H: Hombres; M: Mujeres
                                                                                                                              corporal.



apunts    EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES                                                                           81  •  3.er trimestre 2005 (12-20)   17
Actividad física y salud




                                4
                         Gráfica 1
             Consumo máximo de
          oxígeno (Ml/kg/min) en
      adictos (*) y no adictos (**)
                      a las drogas.


     rísticas y circunstancias que comprometen la validez y        (McArdle, Katch y Katch, 1990; Legido, 1996 y Ro-
     fiabilidad de los resultados obtenidos y, entre los cuales,   dríguez, Valenzuela, Gusi, Nàcher y Gallardo, 1998)
     podemos apuntar: elevada tasa de atricción, inadecua-         podremos entrever que el VO2max es sustancialmente
     ción del PAF (tipo de actividad, frecuencia, duración e       inferior en los sujetos adictos a las drogas (gráfica 1), lo
     intensidad), pruebas o tests no recomendados y de baja        cual nos induce a pensar en la necesidad de proporcionar
     fiabilidad, no concreción del tipo de drogas consumidas,      una orientación físico-condicional, y más concretamente
     agrupamiento inadecuado de consumidores y no consu-           cardiorrespiratoria, a los programas de actividad física
     midores, no homogeneidad en las pruebas utilizadas, no        desarrollados en los centros de rehabilitación.
     segmentación entre hombre y mujeres, valoración en                Los datos relativos a fuerza en el tren superior son
     distintas fases de la rehabilitación (en consumo, a trata-    poco esclarecedores ya que denotan los errores metodo-
     miento o en reinserción), diferentes tamaños muestrales,      lógicos arriba mencionados. La interpretación a la que
     escaso compromiso de los participantes en el PAF y au-        podemos someter la valoración de la fuerza en el tronco
     sencia injustificada el día de la valoración.                 también es dudosa, ya que en el caso de la prueba de
         La valoración de la resistencia surge de la necesi-       fuerza resistencia abdominal, los registros obtenidos van
     dad de valorar los cambios inducidos en la CF después         de las 32,8 rept./min para una población consumidora y
     de la implementación de un PAF. Para confirmar dichos         no consumidora de drogas (Collingwood y otros, 1991)
     cambios, los investigadores suelen utilizar las pruebas       a los 20 y 21, respectivamente, de Pimentel (1997) y
     cicloergométricas, las cuales, además de estar muy di-        Peterson y Johnstone (1995). Las pruebas utilizadas para
     fundidas entre la comunidad investigadora, poseen una         la cuantificación de la fuerza en el tren inferior también
     elevada fiabilidad. Prueba de ello es que el 52 % de los      son escasas y variadas (salto horizontal, salto vertical
     estudios referencian la utilización de este tipo de pro-      o press banca). Entre los estudios hallados cabe desta-
     tocolo, del cual se extrae el VO2max como indicador           car los 40,7 y 25,5 cm, respectivamente para hombres
     de salud más común. Los estudios con mayor solven-            y mujeres, en el salto vertical del colectivo Àmbits-Es-
     cia sobre resistencia en drogodependientes corresponden       port (1996). Si comparamos estos últimos datos con los
     al colectivo Àmbits-Esport (1996), quienes obtuvieron,        estudios de Rodríguez y otros (1998), vemos que están
     después de pasar una prueba de cicloergómetro a dro-          muy por debajo de 52,1 y 37,1 cm que refieren para
     godependientes con más de 3 meses de abstinencia, los         hombres y mujeres de 25 a 24 años. Si comparamos los
     siguientes resultados: hombres 35,4 y mujeres 26,3 ml         datos obtenidos por los investigadores que han utilizado
     O2/kg/min. Por otro lado Marques-Margallanes (1997),          la batería Eurofit (Pimentel, 1997 y Bahamonde, 2001),
     obtuvo el consumo máximo de oxígeno de fumadores de           también podemos observar que éstos son sensiblemente
     crack, confirmando un consumo en los hombres de 2,29          más bajos que los registrados por Navarro (1998) para
     y en las mujeres de 1,34 l O2/min, que, en base a los         la población adulta.
     82 kg de peso de los hombres y los 77 kg de las mujeres           La velocidad y la flexibilidad han sido poco consi-
     se convierte en 27,9 y 17,4 ml O2/kg/min respectivamen-       deradas entre los investigadores en drogodependencias.
     te para unos y otras. Si comparamos los datos obtenidos       A título orientativo, podríamos citar a Peterson y Jo-
     con los valores normativos para la población sedentaria       hnstone (1995) quienes recogieron en la prueba “sit and


18   apunts    EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES                                                             81  •  3.er trimestre 2005 (12-20)
ACTIVIDAD FÍSICA Y SALUD




reach”, 17,8 y 18,3 cm en el pre y post test. Con refe-          como la adherencia al deporte, la gestión del tiempo libre,
rencia a los valores normativos para la población canaria        la recuperación psicomotriz, la reinserción en las redes de
(Na­varro, 1998) observamos que los registros son infe-          práctica deportiva normalizadas o la coparticipación en la
riores en la muestra drogodependiente, lo cual parece ló-        recuperación psicológica.
gico si consideramos la inactividad física que manifiesta            Conscientes de la poca fiabilidad de los estudios so-
este tipo de paciente y la capacidad de involución de la         bre CF y drogodependencias, animamos a profundizar
propia flexibilidad. Con respecto a la velocidad, hemos          en el estudio de los distintos parámetros que puedan
comprobado que es la capacidad física menos estudiada            afectar a la CF de personas toxicómanas a la vez que,
y pensamos que debería ser más investigada, puesto que           apuntamos como líneas de investigación advenideras, la
en muchos casos los drogodependientes presentan episo-           determinación de la CF en las distintas fases del proceso
dios de movimientos involuntarios, trastornos neuroper-          de rehabilitación, la influencia de los PAF en el logro
ceptivos y afecciones neurológicas (Swonger y Constan-           de objetivos terapéuticos, la percepción de la CF como
tine, 1985) que podrían influir en la capacidad o en sus         elemento reestructurador del auto-concepto o la impor-
formas de expresión.                                             tancia del PAF como factor de adherencia al programa
    En cuanto a la composición corporal, el índice de            de rehabilitación.
masa corporal de los drogodependientes se encuen-
tra dentro de lo que podríamos considerar como ideal
o normal (20-25 kg/m2), pudiendo atribuirse las varia-           Referencias
ciones intra-investigaciones al sexo, la edad, la raza o a       Àmbits-Esport (1993). Programa de prevención en población
la existencia de patologías asociadas al VIH. En el caso           infanto-juvenil de alto riesgo social. Àmbits-Esport Programa
                                                                   Sportdrog. Barcelona: Àmbits-Esport.
del porcentaje graso, hemos podido comprobar que los             –  (1996). Programes sportdrog. Memoria 1995. Barcelona:
toxicómanos tienen un porcentaje graso sustancialmente             Àmbits-Esport.
inferior a la población no consumidora de droga (hom-            Bahamonde Nava, J. R. (2001). La actividad física en la reha-
bres: 14 % y mujeres: 26 %).                                       bilitación de sujetos drogodependientes. Tesis doctoral. Uni-
                                                                   versidad de Oviedo: Ciencias de la Educación.
                                                                 Benoit, E. (1992). Actes du Congrès International Sport Toxi-
                                                                   que Dependance. Lyon: CNDT.
Conclusión                                                       Blair, S. N.; Khol, H. W.; Gordon, N. F. y Paffenbarger, R.
    Después de analizar los distintos componentes de la            S. (1992). How much physical activity is good for health?
CF deducimos que los valores registrados en la mayoría             Ann. Rev. Public Health (13), 99-126.
de los estudios son inferiores a los de la población no          Bouchard, C.; Shepard, R. J. y Stephens, T. (1993). Exercise,
                                                                   fitness and health. A consensus of current knowledge. Cham-
consumidora de drogas, lo cual parece obvio si consi-
                                                                   paign: Human Kinetics Books.
deramos el estilo de vida, las actitudes y las patologías        Colegio Americano de Medicina Deportiva (1999). Manual
asociadas al consumo de drogas (sedentarismo, mala                 para la valoración y la prescripción de ejercicio. Barcelona:
alimentación, enfermedades infecciosas, ansiedad, alco-            Paidotribo.
holismo, alteración de los ciclos sueño-vigilia, cardiopa-       Collingwood, T. R.; Reynolds, R.; Jester, B. y Debord, D.
                                                                   (1992). Enlisting physical education for de war on drugs.
tías, cuadros depresivos...). Una vez llegado a este pun-
                                                                   JOPERD (feb.), 25-28.
to, consideramos oportuno destacar la importancia de la          Collingwood, T. R.; Reynolds, R.; Kohl, H.; Smith, W. y
CF saludable y reivindicar la necesidad de utilizar este           Sloan, S. (1991). Physical fitness effects on substance abuse
parámetro como indicador de salud o de progreso en el              risk factors and use patterns. Journal of drug education 21
tratamiento de las toxicomanías.                                   (1), 73-83.
                                                                 Collingwood, T. R.; Sunderlin, J. y Kohl, H. W. (1994). The
    En resumen, se constata el estado de precariedad en el
                                                                   use of a staff training model for implementing fitness progra-
que se encuentra la investigación sobre CF, subrayando la          mming to prevent substance abuse with at risk youth. Ameri-
necesidad de fomentar el trabajo multidisciplinar (médi-           can journal of health promotion 9 (1), 20-23.
cos, psicólogos, asistentes sociales, especialistas en activi-   European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction.
dad física...) donde tenga cabida la potencialidad terapéu-        (2002). European Report 2001, Spanish focal point. Madrid:
tica y/o rehabilitadora que proporciona el desarrollo de un        EMCDDA.
                                                                 Fridinger, F. y Dehart, B. (1993). A model for the inclusion
PAF de calidad. En este sentido, la prescripción de ejerci-        of a physical fitness and health promotion component in a
cio físico no deberá buscar exclusivamente la mejora de la         chemical abuse treatment program. Journal of drug education
CF sino que deberá intentar alcanzar logros terapéuticos           (23), 215-222.


apunts   EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES                                                                   81  •  3.er trimestre 2005 (12-20)   19
Actividad física y salud



     García, M.; Fernández, A. y Solar, L. (1985). La actividad           Pimentel, M.; Lalín, C.; Pedrares, M. D.; Campazas, D.; Mar-
       física en la lucha por un objetivo final y real: rehacer jóvenes     tínez, M. P.; Saavedra; M. A. y Giráldez, M. A. (1999b).
       drogadictos y/o delincuentes para la vida. Málaga: Unisport          A utilización da actividade física e o deporte no tratamento
       Andalucía.                                                           das toxicomanías. En FCDEF (eds.), I Congresso Interna-
     Hyman, G. P. (1987). The role of exercise in the treatment             cional de Ciencias do Desporto: Novos desafios, diferentes
       of substance abuse. Tesis doctoral. Universidad Estatal de           soluçoes. Oporto: FCDEF.
       Pennsylvania. Departamento de Educación Física. Pennsyl-           Plante, T. G. (1996). Does exercise help in the treatment of
       vania: UEP.                                                          psychiatric disorders. Journal of psychosocial nurse mental
     Lalín, C.; Pimentel, M.; Pérez, A.; Martínez, M.P.; Saave-             health service (34), 38-43.
       dra, M. A.; Castaño, M. T. y Giráldez, M. A. (1999). A             Queirós, C.; Luz, M. J.; Martinho, R. y Mota, J. (1999). Re-
       study of somatotypes in subjects who are dependent on drugs          laçao entre percepçao do esforço e frequência cardíaca duran-
       ando who are in therapeutic communities in Galicia. En Actas         te um exercicio físico efectuado por toxicodependentes. En I
       XVIII Congreso de la Sociedad Anatómica Española. Valla-             Congresso Internacional de Ciencias do Desporto Oporto:
       dolid: SAE.                                                          FCDEF.
     Legido, J. C. (1996). Valoración de la condición física por          Riera Canals, J. (1997). La actividad física en la rehabilitación
       medio de test. Madrid: Ed. Pedagógicas.                              de toxicómanos. En Temas actuales de medicina del deporte
     López, I. y Almendral, P. (1997). Efectos del ejercicio físico en      (pp. 164-172). Barcelona: Menarini.
       sujetos infectados por el virus de inmunodeficiencia humana-1.     Riera, J.; Mouriño, A. M.; Abellanas, L; Gonell, E. y Algue-
       Archivos de medicina del deporte XIV (59), 135-140.                  ró, S. (1998). Características antropométricas y composición
     McArdle, W. D.; Katch, F. I. y Katch, W. L. (1990). Fisiolo-           corporal de toxicómanos a tratamiento (no publicado). Barce-
       gía del ejercicio. Energía, nutrición y rendimiento humano.          lona: Àmbits-Esport.
       Madrid: Alianza.                                                   Rodríguez, F. A. (1995a). Prescripción de ejercicio para la sa-
     Combie y otros (1995). Injecting drug use and body mass in-            lud (I). Apunts. Educación Física y Deportes (39), 87-102.
       dex. Addiction (90), 1117-1121.                                    –  (1995b). Prescripción de ejercicio para la salud (II). Apunts.
     Marques-Margallanes, J. A.; Koyal, S. N.; Cooper, C. B.;               Educación física y deporte (40), 83-92.
       Kleerup, E. C. y Taskin, D. P. (1997). Impact of habitual          Rodríguez, F.; Valenzuela, A.; Gusi, N.; Nàcher, S. y Ga­
       cocaine smoking on the physiologic response to maximum               llardo, I. (1998). Valoración de la condición física saludable
       exercise. Chest 112(4), 1008-1016.                                   en adultos (y II): fiabilidad, aplicabilidad y valores normati-
     Martínez Lemos, I. (1996). La educación física en el tratamien-        vos de la batería AFISAL-INEFC. Apunts. Educación física
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       dad Española Interdisciplinar del SIDA.                              1061.



20   apunts    EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES                                                                       81  •  3.er trimestre 2005 (12-20)

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Pimentel M (2005) la condicion fisica como indicador de salud en el tratamiento de drogodependientes u esp

  • 1. Actividad física y salud La condición física como indicador de salud en el tratamiento de drogodependientes Manuel Pimentel González Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Grupo de Investigación e Promoción da Actividade Física e a Saúde (GIPAFS). Facultade de Ciencias da Actividade Física e o Deporte. Universidade da Coruña Resumen El interés suscitado por el estudio de la actividad y condición físicas en el área de las drogodependencias es relativamente recien- te. De hecho, existen pocas investigaciones que centren su objeto de estudio en la condición física de los toxicómanos a tratamiento. El objetivo de nuestro artículo será definir la condición física de las personas adictas a las drogas. La resistencia ha sido la capacidad física más estudiada. Por contra, la fuerza, la velocidad, la flexibilidad y la composición cor- poral han sido menos investigadas. Del análisis de las capacidades físicas se deduce que la condición física de los drogodependientes a tratamiento es inferior a la de la población no consumidora de drogas. En resumen, se constata el estado de precariedad en el que se encuentra la investigación sobre condición física, subrayando la necesidad de fomentar el trabajo multidisciplinar donde tenga cabida la potencialidad terapéutica y rehabilitadora que proporciona el desarrollo de un programa de actividad física adaptado a las características particulares de los toxicómanos a tratamiento. Palabras clave Condición física, Salud, Toxicómanos, Rehabilitación. Abstract Few studies have investigated the physical fitness of adults with substance abuse problems. The purpose of this study were to describe the physical fitness of adults with drug abuse. The results of our study show that individuals with drug abuse demonstrated a low level of physical fitness. Summarising, we have tested the research precariousness dealing with the physical fitness of drug abusers. This makes us feel obliged to vindicate the importance of this aspects as therapeutic indicators, and to remind us of the necessity to promote interdisciplinary work focused on the individual´s physical health. This information has proven to be important in developing our understanding of the health-related fitness of individuals with drug abuse, as well as determining which physical capacities that should be improved in the adapted physical activity programs. Key words Physical fitness, Health, Drug abuse, Rehabilitation. Introducción mala, deficitaria o precaria (García, Fernández y Solar, “Delgado, fatigado, fatigable, dolorosamente mar- 1985; Weiss, 1992; Valverde, 1994). cado, el cuerpo del drogodependiente se ha convertido Investigadores de probada solvencia (Blair, Khol, en un envoltorio del cual es preciso despojarse” Gordon y Paffenbarger, 1992; Bouchard, Shepard y (Benoit, 1992, p. 193) Stephens, 1993; Paffenbarger, Hyde, Wing y Hsieh, 1986; Rodríguez, 1995a y b; CAMD,1999) reconocen Las investigaciones sobre actividad y condición fí- los beneficios que la actividad física y el desarrollo de sicas en sujetos adictos a las drogas no han sido sufi- la CF reportan a la salud física, psíquica y social del cientemente rigurosas ni concluyentes (Williams, 1993; individuo. De este modo, la actividad física disminui- Martínez, 1996; Plante, 1996; Pimentel, Giráldez, Mar- rá la posibilidad de padecer una enfermedad coronaria tínez y Sampedro, 1999a; Pimentel y otros, 1999b). En o incapacitación funcional, ejercerá una función pre- este sentido, la valoración inicial de la condición físi- ventiva o ayudará a controlar la hipertensión, la diabe- ca del drogodependiente se ha sobreentendido en algún tes mellitus y la osteoporosis o reducirá los estados de caso y obviado otras muchas veces. Esta circunstancia, ansiedad o cuadros depresivos menores y reforzará el ha determinado que, de forma absolutamente subjetiva, auto-concepto. En definitiva, la actividad física dismi- se atribuya a la condición física (CF) el calificativo de nuirá el riesgo de morbilidad y mortalidad. Ante estas, 12 apunts EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES 81  •  3.er trimestre 2005 (12-20)
  • 2. ACTIVIDAD FÍSICA Y SALUD y otras pruebas, no es aventurado imaginar los presumi- Obviamente los estudios que más nos interesan son éstos bles efectos terapéuticos del desarrollo de un programa últimos, aunque no debemos negar la inestimable valía de actividad física (PAF) y, por ende, de la mejora de la que suponen las investigaciones realizadas, con anterio- CF de sujetos drogodependientes a tratamiento. Así, un ridad, a los consumidores de drogas legales puesto que PAF moderada, continua y frecuente provocará el consi- sentarán los precedentes y directrices de las posteriores guiente aumento de la capacidad de realizar diariamente investigaciones sobre CF en heroinómanos, cocainóma- actividades con vigor, el cual, a tenor de investigaciones nos y policonsumidores. en población adicta y no adicta a las drogas, inducirá cambios en las patologías psicológicas y biomédicas cur- sadas por los sujetos toxicómanos (bajo autoconcepto, Abordaje interdisciplinar de la condición física inadecuado manejo del estrés, desnutrición, trastornos La valoración de la CF surge de la necesidad de los respiratorios o inmunológicos). terapeutas de valorar los programas de actividad física im- Esta revisión de la CF del toxicómano permitirá al plementados, de ajustar los programas a las necesidades y lector obtener información relativa a: las necesidades características condicionales del toxicómano a tratamiento físicas previas del toxicómano, los objetivos generales o de constatar un hecho más o menos obvio: los niveles de un programa de acondicionamiento físico de carácter de condición física parecen inferiores a los de la pobla- terapéutico, el acceso a distintos instrumentos de valo- ción no adicta a las drogas. En ese sentido, el objeto de ración de la CF en drogodependientes y el análisis y la estudio de las investigaciones centradas en la CF de los comparación de datos. drogodependientes han sido los siguientes: composición corporal (McCombie, 1995; Àmbits-Esport, 1996; Riera, Mouriño, Abellanas, Gonell y Algueró,1998 y Lalín, Pi- Planteamiento del problema mentel, Pérez, Martínez, Saavedra, Castaño y Giráldez, Las primeras valoraciones de la CF en drogodepen- 1999); respuesta fisiológica al ejercicio (Marques-Marga- dientes aparecen a principios de 1990, cuando Collingwo- llanes, Koyal, Cooper, Kleerup y Taskin, 1997); valora- od, Reynolds, Kohl, Smith y Sloan (1991) y McCombie ción de la CF en general (Hyman, 1987; Muro, Pomarol, y otros (1995) empiezan a interesarse por las diferentes Pujol y Castaño, 1992; Pimentel, 1997 y 1999a) y CF capacidades que afectan al desarrollo físico-condicional dentro del diseño/realización/valoración de programas de del toxicómano. Con la mejora de la investigación y con actividad física (Riera, 1997 y Bahamonde, 2001). la adopción de nuevos procedimientos de valoración de En muchas ocasiones, los agentes promotores del es- la CF por parte de los investigadores ­ –principalmente tudio de la CF han sido los médicos y psicólogos, quie- del campo de la psicología y la medicina–, la CF per- nes han buscado establecer puntos de conexión entre el derá subjetividad, adquiriendo una consideración más aumento de la CF, inducida por un PAF, y el cambio objetiva y cuantitativa, en la que se empiezan a mane- en distintos indicadores. Los estudios de índole biomédi- jar conceptos, hasta entonces no considerados, como el co versan sobre indicadores como: VIH/SIDA (Varela, índice de masa corporal (McCombie y otros, 1995), la Marcos, Santacruz, Ripoll y Requejo, 1997a y b; Ló- capacidad aeróbica (Collingwood, 1991), el porcentaje pez y Almendral, 1997); estado nutricional y alimenta- graso (Collingwood, Sunderlin y Kohl, 1994) o la fle- ción (Zador, Lyons y Webster, 1996 y Varela y otros, xibilidad (Fridinger y Dehart, 1993). Lamentablemente, 1997a); composición corporal (Varela y otros, 1997a y muchas de estas investigaciones no suelen estar precedi- Lalín y otros, 1999) o educación para la salud (Fridinger das de una exhaustiva descripción de los distintos tipos y Dehart, 1993 y Peterson y Johnstone, 1995). Por otro de toxicómanos (tipo de droga consumida, edad de inicio lado, las investigaciones de índole psicosocial analizan en el consumo, tiempo de consumo, historial deportivo otros indicadores: factores de riesgo en drogodependen- previo, trastornos de orden psicológico...). cias (Collingwood y otros, 1991); actividad y condición A simple vista, los estudios sobre CF en drogodepen- físicas como factores de prevención (Collingwood y dientes se dividen en dos ámbitos de investigación. Uno otros, 1994); depresión y ansiedad (Hyman, 1987; Pal- centrado en las formas de drogadicción consideradas mer, Palmer, Michiels y Thigpen, 1995), percepción del como legales o blandas (alcohol y tabaco) y otro, más esfuerzo (Queiros, Luz, Martinho y Mota, 1999), au- reciente, basado en el análisis de los consumidores de toestima, recaídas, búsqueda de sensación y relación so- drogas ilegales (heroína, cocaína, marihuana o crack). cial (Bahamonde, 2001). apunts EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES 81  •  3.er trimestre 2005 (12-20) 13
  • 3. Actividad física y salud La distinta procedencia de las investigaciones sobre y otros, 1992; Fridinger y Dehart, 1993; Àmbits-Es- CF (medicina, psicología y ciencias de la actividad físi- port, 1993; Àmbits-Esport, 1996; Riera, 1997 y Mar- ca) ha determinado que los métodos e instrumentos uti- ques-Margallanes y otros, 1997), las cuales serán ma- lizados para la valoración de la CF hayan sido variados yoritariamente cicloergométricas y, ocasionalmente, en y, a veces, no estrictamente adecuados. Ocasionalmente, tapiz rodante. Las primeras presentaban unos protoco- estos instrumentos permitirán conocer la CF de sujetos los de incremento de la intensidad que oscilaban entre drogodependientes. Otras veces, serán una herramienta los 20 watios/min (Marques-Margallanes y otros,1997) que buscará, principalmente, establecer una relación con y los 50 watios cada 2 minutos (Muro y otros, 1992). la depresión, los hábitos de consumo, la adherencia, la Otras pruebas utilizadas para valorar la resistencia en educación para la salud o los factores de riesgo la cual, drogodependientes han sido la prueba de correr/cami- secundariamente, necesitará de la valoración de la CF nar 12 minutos (Hyman, 1987), la carrera de una milla para verificar la hipótesis más común y que acostumbra (Collingwood y otros, 1991 y 1992), el test de Cooper a formularse en los siguientes términos: los programas (Pimentel, 1997), la course Navette (Bahamonde, 2001) de actividad física son susceptibles de mejorar/cambiar o los protocolos basados en el escalón de Kasch (Palmer un indicador biomédico o psicosocial. y otros, 1995 y Peterson y Johnstone, 1995). Como acabamos de ver, la resistencia de las personas adictas a las drogas ha sido abordada con diferentes pro- La condición física del toxicómano tocolos y tests pero con un objetivo común, el de verifi- Antes de definir las capacidades físicas del sujeto car los cambios producidos tras un periodo de actividad drogodependiente, hemos de señalar que algunos autores física regular y, ocasionalmente, con un diseño pre-post han optado por utilizar distintos protocolos y baterías, test. Pimentel (1997) pasó el test de Cooper a heroinó- con el objetivo de proporcionar una valoración global y manos en Unidad de Día antes y después de un PAF de completa de la CF del toxicómano. Así, Collingwood y 3 meses (5 sesiones semanales de ejercicio aeróbico). En otros (1991) y Collingwood, Reynolds, Jester y Debord este caso, el incremento del 63 % en la prueba de resis- (1992) utilizaron la batería Fitnessgram del Institute of tencia parece más atribuible a factores volitivos y mo- Aerobic Research. Fridinger y Dehart (1993) siguieron tivacionales que a factores estrictamente de rendimiento la guía de valoración de la CF propuesta por el Colegio o entrenabilidad de la capacidad. Peterson y Johnstone Americano de Medicina Deportiva. Pimentel (1997) y (1995) valoraron la resistencia de 43 mujeres a través Bahamonde (2001) emplearon la batería Eurofit reco- de una prueba de escalón y después de un PAF (baile) de mendada por el Consejo de Europa. A continuación revi- 9 meses de duración (2 sesiones a la semana de 60 mi- saremos las diferentes publicaciones sobre CF y drogo- nutos). Hyman (1987) valoró, con el test correr/caminar dependencias, presentando, en primer lugar, las pruebas durante 12 minutos, la capacidad aeróbica de 25 hom- y protocolos de valoración utilizados y, en segundo lu- bres y una mujer policonsumidores después de un PAF gar, los resultados más significativos. Para aportar cla- de 1 mes (5 sesiones semanales de 60 min). Bahamonde ridad en la presentación de los datos, definiremos por (2001), registró un aumento significativo de la resistencia separado cada una de las capacidades físicas. después de 4 meses de actividad física (2 sesiones a la semana de 90 min). De los protocolos que consideran las pruebas progre- La resistencia sivas con cicloergómetro (Muro y otros, 1992; Fridin- Como componente de la CF, la resistencia ha sido ger y Dehart, 1993; Àmbits-Esport, 1993; Àmbits-Es- una de las capacidades físicas más investigadas en el port, 1996; Riera, 1997 y Marques-Margallanes y otros, área de las drogodependencias debido a la larga tradi- 1997) solamente dos aportan datos (Àmbits-Esport,1996 ción de estudios que relacionan la salud física y psí- y Marques-Margallanes y otros, 1997), quedándose el quica con parámetros cardiorrespiratorios (Bouchard y resto en modelos teóricos y propuestas de valoración de otros, 1993; Plante, 1996). Las pruebas utilizadas para las que no se ofrecen datos. Los resultados obtenidos la obtención de un indicador fiable de la resistencia del por Àmbits-Esport (1996) provienen de una muestra de toxicómano, ya sea dentro de un contexto de valoración 160 personas que han participado en un programa de ac- inicial o procesual, han tenido como punto de referencia tividad en distintas instalaciones deportivas de la cuidad más común las pruebas progresivas de esfuerzo (Muro de Barcelona y cuyas características no se definen. Mar- 14 apunts EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES 81  •  3.er trimestre 2005 (12-20)
  • 4. ACTIVIDAD FÍSICA Y SALUD ques-Margallanes y otros (1997) valoran la resistencia prescrita por un técnico. Los datos más interesantes se de 35 fumadores de cracks para compararla posterior- detallan en la tabla 1. mente con no adictos a esta droga. Después de revisar las diferentes investigaciones so- bre resistencia en drogodependientes, observamos que La velocidad la muestra oscila entre los 6 y 160 sujetos, los cuales Este componente de la CF ha sido incluido en po- responden al perfil habitual del toxicómano en las in- cos protocolos de valoración en sujetos drogodependien- vestigaciones epidemiológicas descritas en el Euro- tes, quizás por ser considerada una capacidad física más pean Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction próxima al campo del rendimiento y negándosele una (2002): policonsumidores cuyo droga principal que mo- relación con el ámbito de salud y la CF saludable. Los tiva el tratamiento es la heroína y con una edad media únicos datos que poseemos sobre velocidad correspon- de 30 años. En la tabla 1 presentamos los estudios más den a un estudio piloto realizado por Pimentel (1997), significativos. quien administró a seis sujetos adictos a la heroína las pruebas de 10 x 5 m (velocidad de desplazamiento) y Plate-tapping (velocidad gestual). Posteriormente, Ba- La fuerza hamonde (2001) en un estudio experimental más amplio Para la valoración de la fuerza del tren inferior los detectó la existencia de diferencias significativas en la investigadores han seleccionado pruebas de fácil reali- prueba de 10 x 5. En ambos casos, los datos obtenidos zación como el salto horizontal (Pimentel, 1997 y Ba- se corresponden a la valoración inicial y final realizada hamonde, 2001), el salto vertical (Muro y otros, 1992; después de un PAF de 3 y 4 meses respectivamente (ver Àmbits-Esport, 1993 y Àmbits-Esport, 1996) o el press datos más significativos en tabla 1). banca inclinado (Palmer y otros, 1995). La fuerza resis- tencia del tronco se valoró fundamentalmente mediante la realización de abdominales en un minuto (Collingwo- La flexibilidad od y otros, 1991 y 1992; Fridinger y Dehart, 1993 y La valoración de la flexibilidad se ha realizado en la Peterson y Johnstone, 1995) y 30 segundos (Pimentel, mayoría de los casos a través de la prueba “sit and reach”. 1997 y Bahamonde, 2001). La fuerza del tren superior La consideración de esta capacidad en los protocolos de va- se determinó mediante la prueba de dinamometría ma- loración se debe a la importancia que tiene, para la salud, nual (Fridinger y Dehart, 1993), las flexiones profundas la flexibilidad de la columna dorso-lumbar y de la mus- de brazos (Collingwood y otros, 1991 y 1992; Fridinger culatura isquiotibial y su relación con los estilos de vida y Dehart, 1993; Peterson y Johnstone, 1995), la flexión sedentarios muy comunes en sujetos adictos a las drogas. isométrica de brazos de la batería Eurofit (Pimentel, De los artículos que recogen la valoración de la fle- 1997) y el lanzamiento de balón medicinal (Bahamonde, xibilidad en drogodependientes, dos no facilitan ningún 2001). dato al respecto (Collingwood y otros, 1992 y Fridin- Como en el caso de la resistencia nos encontramos ger y Dehart, 1993) y los tres restantes (Collingwood con estudios que son simples propuestas teóricas de va- y otros, 1991; Peterson y Johnstone, 1995 y Pimentel, loración de la CF que no aportan ningún dato y cuyo 1997) reportan haber utilizado el test “sit and reach” único interés radica en la presentación conjunta de un para hacer una valoración pre-post test del PAF imple- programa de actividad física y su correspondiente proto- mentado en sujetos a tratamiento. En relación a los es- colo de valoración. En el caso de la fuerza cabe destacar tudios de Collingwood y otros (1991) y Pimentel (1997) la investigación de Palmer y otros (1995) quienes apli- advertimos sobre la necesidad de considerar sus conclu- caron tres tipos de programas de actividad física (step, siones como poco esclarecedoras, puesto que proceden, bodybuilding y circuit training) durante 1 mes a razón respectivamente, de una muestra heterogénea en la que de 3 sesiones semanales al 60 % de la frecuencia cardía- se mezclan indistintamente consumidores y no consu- ca máxima. Por otro lado, Bahamonde (2001) observó midores de droga y de una muestra muy pequeña que un aumento significativo en la fuerza del tren inferior compromete la validez de los resultados. Por su parte, (salto horizontal) en el grupo experimental y no constató Bahamonde (2001) valoró la flexibilidad a través de la diferencias significativas en los dos grupos de control: flexión profunda de tronco y no detectó diferencias sig- uno sin actividad física y otro con actividad deportiva no nificativas antes y después de un PAF de 4 meses. apunts EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES 81  •  3.er trimestre 2005 (12-20) 15
  • 5. Actividad física y salud Autor, año Muestra Edad media Tipo consumo Tiempo tratamiento Prueba/test Valores RESISTENCIA Hyman,   25 H 30,5 Policonsumo Caminar - correr 12 min Pre: 32,5 – 1987   1 M Post: 34,7* Peterson y Johnstone,   43 M 35 Policonsumo 18 meses 3 min/escalón, 92 bits/min Pre: 26,4 1995 Post: 24* Marques-Margallanes,   21 H H: 40 Consumidores de crack Cicloergómetro H: 2,29 1997   14 M M: 43 M: 1,34** Àmbits-Esport, 124 H H: 28 Policonsumo + de 3 meses Cicloergómetro H: 35,4 1996   36 M M: 30 M: 26,3* Bahamonde,   31 H 30 Heroína 8 meses Course Navette Pre: 7,08 2001   3 M Post: 8,32*** Unidades: * ml O2/kg/min; ** l O2/min; *** paliers FUERZA Palrmer y otros,    34 H 28 Policonsumo 28/45 días Press banca Pre: 51,2 1995   11 M Post: 57,5 Peterson y Johnstone,   43 M 35 Policonsumo 18 meses Planchas/min Pre: 13,7 1995 Post: 20,4 Abdominal/min Pre: 21,5 Post: 24,3 Àmbits-Esport,  124 H H: 28  Policonsumo + de 3 meses Salto vertical H: 40,7 1996   36 M M: 30 M: 25,5 Bahamonde,    31 H 30 Heroína 8 meses Abdominal/30 s Pre: 22,48 2001   3 M Post: 26,13 Salto horizontal Pre: 2,04 Post: 2,26 Lanzamiento balón med. Pre: 6,42 Post: 7,07 Unidades: Press banca (kg); planchas (repts.); abdominal (repts.); salto vertical (cm); salto horizontal (cm); lanzamiento balón (m) VELOCIDAD Pimentel,   6 H 24 Heroína 1/3 años Plate Tapping Pre: 13,34 1997 Post: 11,03 10 x 5 Pre: 17,08 Post: 17,05 Bahamonde,   31 H 30 Heroína 8 meses 10 x 5 Pre: 16,44 2001   3 M Post: 14,57 Unidades: Plate Tapping y 10 x 5 (s) FLEXIBILIDAD Peterson y Johnstone,   43 M 35 Policonsumo 18 meses Sit and reach Pre: 17,8 1995 Post: 18,3 Bahamonde,   31 H 30 Heroína 8 meses Flexión profunda Pre: 10,27 2001   3 M Post: 14,04 Unidades: Sit and reach y flexión profunda de tronco (cm) H: Hombres; M: Mujeres 5 Tabla 1 Resumen de las principales investigaciones sobre capacidades físicas. 16 apunts EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES 81  •  3.er trimestre 2005 (12-20)
  • 6. ACTIVIDAD FÍSICA Y SALUD La composición corporal ma corresponde a los propios terapeutas del centro de La composición corporal, como componente de la rehabilitación y, más concretamente, a los titulares del CF (Rodríguez, 1995a y b; Shepard, 1995 y Legido, área médica y psicológica. 1996), también ha sido considerada en la valoración de Las primeras incursiones en el ámbito físico-condi- sujetos drogodependientes. Por un lado, el peso y la talla cional del toxicómano, pretendían la definición de la CF nos permitirá calcular el índice de masa corporal (Àm- desde la intuición y la subjetividad, para lo cual, no so- bits-Esport, 1993; McCombie y otros, 1995; Peterson y lían apoyarse en protocolos adecuados ni rigurosos de Johnstone, 1995; Àmbits-Esport, 1996; Zador y otros, valoración de la CF. Posteriormente, con la progresiva 1996; Marques-Margallanes y otros, 1997; Riera, 1997; incorporación del profesional en actividad física a los Varela y otros, 1997a; Varela y otros, 1997b; Riera, equipos terapéuticos, las investigaciones, al amparo de 1998 y Bahamonde, 2001). Por otro lado, la compilación la utilización de instrumentos y técnicas de valoración de pliegues, perímetros, diámetros y alturas nos permiti- mucho más adecuadas (cicloergómetro, test UKK, ba- rá calcular la composición corporal, el porcentaje graso, tería de valoración de la CF, ...), comienzan a gozar óseo y muscular y la distribución del tejido adiposo entre de mayor fiabilidad y rigor científico. En un área, ini- otros (Collingwood y otros, 1991 y 1992; Muro y otros, cialmente reservada a médicos y psicólogos, no ha sido 1992; Fridinger y Dehart, 1993; Palmer y otros, 1995; fácil profundizar en la CF, debido fundamentalmente a Peterson y Johnstone, 1995; Àmbits-Esport, 1996; Rie- la falta de conocimientos relativos a la especialidad que ra, 1997, Riera y otros, 1998 y Lalín y otros, 1999). pudieran poseer ambos colectivos. Médicos y psicólogos Los datos más interesantes figuran en la tabla 2. han otorgado mayor importancia, y por ende mayor es- fuerzo investigador, a los indicadores de salud y bienes- tar de sus respectivas áreas (nutrición, nivel de linfocitos Discusión CD4, ansiedad, depresión, control del estrés, ...). Lo El interés suscitado por la CF en el área de las drogo- que ha acarreado que la actividad y condición físicas y dependencias es relativamente reciente, estando la mayo- sus procedimientos de valoración hayan sido considera- ría de los estudios ubicados temporalmente en la década dos de forma secundaria. De ahí que el desencadenante de los noventa y circunscritos a países como Australia, de la mayoría de las investigaciones sobre CF, haya sido Estados Unidos, España e Inglaterra. Con la salvedad la necesidad de demostrar la bondad de un PAF en rela- de las investigaciones de Àmbits-Esport (1996) y Baha- ción con un indicador biomédico o psicosocial y no, la monde (2001), no existen estudios amplios que aborden necesidad de conocer la CF inicial del sujeto, para pres- la problemática físico-condicional del drogodependiente. cribir un PAF adecuado a sus necesidades. En este sen- Más bien, han proliferado una serie de pequeñas investi- tido, hemos de señalar que en la mayoría de los diseños gaciones, de muestra inferior a los 40 sujetos, cuya fir- de investigación revisados existen una serie de caracte- Autor, año Muestra Edad media Tipo consumo Tiempo centro IMC % graso % Muscular Riera, 233 H (VIH–) 27,7 Opiáceos Reinserción 23,3 12,7 45,5 1998 130 H (VIH+) 29,6 Opiáceos Reinserción 23 11,9 45   63 M (VIH–) 28,6 Opiáceos Reinserción 22,6 19 40,7   43 M (VIH+) 29,3 Opiáceos Reinserción 21,6 17,7 41,3 Zador y otros,   86 M 29,8 Heroína 29 meses 22,7 – – 1996 Àmbits-Esport, 124 H (VIH–) 28,1 Heroína Rehab./reins. 23 12,2 45,7 1996   42 H (VIH+) 29,3 Heroína Rehab./reins. 22,8 11,9 45,4   36 M (VIH–) 30,4 Heroína Rehab./reins. 23,1 19,5 40,5 3   16 M (VIH+) 32,1 Heroína Rehab./reins. 22,1 18,1 41,4 Tabla 2 Resumen de Peterson y Johnstone,   43 M 35 Heroína 18 meses Pre: 34,6 las principales – – 1995 Post: 33,6 investigaciones Unidades: IMC (kg/m2) sobre composición H: Hombres; M: Mujeres corporal. apunts EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES 81  •  3.er trimestre 2005 (12-20) 17
  • 7. Actividad física y salud 4 Gráfica 1 Consumo máximo de oxígeno (Ml/kg/min) en adictos (*) y no adictos (**) a las drogas. rísticas y circunstancias que comprometen la validez y (McArdle, Katch y Katch, 1990; Legido, 1996 y Ro- fiabilidad de los resultados obtenidos y, entre los cuales, dríguez, Valenzuela, Gusi, Nàcher y Gallardo, 1998) podemos apuntar: elevada tasa de atricción, inadecua- podremos entrever que el VO2max es sustancialmente ción del PAF (tipo de actividad, frecuencia, duración e inferior en los sujetos adictos a las drogas (gráfica 1), lo intensidad), pruebas o tests no recomendados y de baja cual nos induce a pensar en la necesidad de proporcionar fiabilidad, no concreción del tipo de drogas consumidas, una orientación físico-condicional, y más concretamente agrupamiento inadecuado de consumidores y no consu- cardiorrespiratoria, a los programas de actividad física midores, no homogeneidad en las pruebas utilizadas, no desarrollados en los centros de rehabilitación. segmentación entre hombre y mujeres, valoración en Los datos relativos a fuerza en el tren superior son distintas fases de la rehabilitación (en consumo, a trata- poco esclarecedores ya que denotan los errores metodo- miento o en reinserción), diferentes tamaños muestrales, lógicos arriba mencionados. La interpretación a la que escaso compromiso de los participantes en el PAF y au- podemos someter la valoración de la fuerza en el tronco sencia injustificada el día de la valoración. también es dudosa, ya que en el caso de la prueba de La valoración de la resistencia surge de la necesi- fuerza resistencia abdominal, los registros obtenidos van dad de valorar los cambios inducidos en la CF después de las 32,8 rept./min para una población consumidora y de la implementación de un PAF. Para confirmar dichos no consumidora de drogas (Collingwood y otros, 1991) cambios, los investigadores suelen utilizar las pruebas a los 20 y 21, respectivamente, de Pimentel (1997) y cicloergométricas, las cuales, además de estar muy di- Peterson y Johnstone (1995). Las pruebas utilizadas para fundidas entre la comunidad investigadora, poseen una la cuantificación de la fuerza en el tren inferior también elevada fiabilidad. Prueba de ello es que el 52 % de los son escasas y variadas (salto horizontal, salto vertical estudios referencian la utilización de este tipo de pro- o press banca). Entre los estudios hallados cabe desta- tocolo, del cual se extrae el VO2max como indicador car los 40,7 y 25,5 cm, respectivamente para hombres de salud más común. Los estudios con mayor solven- y mujeres, en el salto vertical del colectivo Àmbits-Es- cia sobre resistencia en drogodependientes corresponden port (1996). Si comparamos estos últimos datos con los al colectivo Àmbits-Esport (1996), quienes obtuvieron, estudios de Rodríguez y otros (1998), vemos que están después de pasar una prueba de cicloergómetro a dro- muy por debajo de 52,1 y 37,1 cm que refieren para godependientes con más de 3 meses de abstinencia, los hombres y mujeres de 25 a 24 años. Si comparamos los siguientes resultados: hombres 35,4 y mujeres 26,3 ml datos obtenidos por los investigadores que han utilizado O2/kg/min. Por otro lado Marques-Margallanes (1997), la batería Eurofit (Pimentel, 1997 y Bahamonde, 2001), obtuvo el consumo máximo de oxígeno de fumadores de también podemos observar que éstos son sensiblemente crack, confirmando un consumo en los hombres de 2,29 más bajos que los registrados por Navarro (1998) para y en las mujeres de 1,34 l O2/min, que, en base a los la población adulta. 82 kg de peso de los hombres y los 77 kg de las mujeres La velocidad y la flexibilidad han sido poco consi- se convierte en 27,9 y 17,4 ml O2/kg/min respectivamen- deradas entre los investigadores en drogodependencias. te para unos y otras. Si comparamos los datos obtenidos A título orientativo, podríamos citar a Peterson y Jo- con los valores normativos para la población sedentaria hnstone (1995) quienes recogieron en la prueba “sit and 18 apunts EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES 81  •  3.er trimestre 2005 (12-20)
  • 8. ACTIVIDAD FÍSICA Y SALUD reach”, 17,8 y 18,3 cm en el pre y post test. Con refe- como la adherencia al deporte, la gestión del tiempo libre, rencia a los valores normativos para la población canaria la recuperación psicomotriz, la reinserción en las redes de (Na­varro, 1998) observamos que los registros son infe- práctica deportiva normalizadas o la coparticipación en la riores en la muestra drogodependiente, lo cual parece ló- recuperación psicológica. gico si consideramos la inactividad física que manifiesta Conscientes de la poca fiabilidad de los estudios so- este tipo de paciente y la capacidad de involución de la bre CF y drogodependencias, animamos a profundizar propia flexibilidad. Con respecto a la velocidad, hemos en el estudio de los distintos parámetros que puedan comprobado que es la capacidad física menos estudiada afectar a la CF de personas toxicómanas a la vez que, y pensamos que debería ser más investigada, puesto que apuntamos como líneas de investigación advenideras, la en muchos casos los drogodependientes presentan episo- determinación de la CF en las distintas fases del proceso dios de movimientos involuntarios, trastornos neuroper- de rehabilitación, la influencia de los PAF en el logro ceptivos y afecciones neurológicas (Swonger y Constan- de objetivos terapéuticos, la percepción de la CF como tine, 1985) que podrían influir en la capacidad o en sus elemento reestructurador del auto-concepto o la impor- formas de expresión. tancia del PAF como factor de adherencia al programa En cuanto a la composición corporal, el índice de de rehabilitación. masa corporal de los drogodependientes se encuen- tra dentro de lo que podríamos considerar como ideal o normal (20-25 kg/m2), pudiendo atribuirse las varia- Referencias ciones intra-investigaciones al sexo, la edad, la raza o a Àmbits-Esport (1993). Programa de prevención en población la existencia de patologías asociadas al VIH. En el caso infanto-juvenil de alto riesgo social. Àmbits-Esport Programa Sportdrog. Barcelona: Àmbits-Esport. del porcentaje graso, hemos podido comprobar que los –  (1996). Programes sportdrog. Memoria 1995. Barcelona: toxicómanos tienen un porcentaje graso sustancialmente Àmbits-Esport. inferior a la población no consumidora de droga (hom- Bahamonde Nava, J. R. (2001). La actividad física en la reha- bres: 14 % y mujeres: 26 %). bilitación de sujetos drogodependientes. Tesis doctoral. Uni- versidad de Oviedo: Ciencias de la Educación. Benoit, E. (1992). Actes du Congrès International Sport Toxi- que Dependance. Lyon: CNDT. Conclusión Blair, S. N.; Khol, H. W.; Gordon, N. F. y Paffenbarger, R. Después de analizar los distintos componentes de la S. (1992). How much physical activity is good for health? CF deducimos que los valores registrados en la mayoría Ann. Rev. Public Health (13), 99-126. de los estudios son inferiores a los de la población no Bouchard, C.; Shepard, R. J. y Stephens, T. (1993). Exercise, fitness and health. A consensus of current knowledge. Cham- consumidora de drogas, lo cual parece obvio si consi- paign: Human Kinetics Books. deramos el estilo de vida, las actitudes y las patologías Colegio Americano de Medicina Deportiva (1999). Manual asociadas al consumo de drogas (sedentarismo, mala para la valoración y la prescripción de ejercicio. Barcelona: alimentación, enfermedades infecciosas, ansiedad, alco- Paidotribo. holismo, alteración de los ciclos sueño-vigilia, cardiopa- Collingwood, T. R.; Reynolds, R.; Jester, B. y Debord, D. (1992). Enlisting physical education for de war on drugs. tías, cuadros depresivos...). Una vez llegado a este pun- JOPERD (feb.), 25-28. to, consideramos oportuno destacar la importancia de la Collingwood, T. R.; Reynolds, R.; Kohl, H.; Smith, W. y CF saludable y reivindicar la necesidad de utilizar este Sloan, S. (1991). Physical fitness effects on substance abuse parámetro como indicador de salud o de progreso en el risk factors and use patterns. Journal of drug education 21 tratamiento de las toxicomanías. (1), 73-83. Collingwood, T. R.; Sunderlin, J. y Kohl, H. W. (1994). The En resumen, se constata el estado de precariedad en el use of a staff training model for implementing fitness progra- que se encuentra la investigación sobre CF, subrayando la mming to prevent substance abuse with at risk youth. Ameri- necesidad de fomentar el trabajo multidisciplinar (médi- can journal of health promotion 9 (1), 20-23. cos, psicólogos, asistentes sociales, especialistas en activi- European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction. dad física...) donde tenga cabida la potencialidad terapéu- (2002). European Report 2001, Spanish focal point. Madrid: tica y/o rehabilitadora que proporciona el desarrollo de un EMCDDA. Fridinger, F. y Dehart, B. (1993). A model for the inclusion PAF de calidad. En este sentido, la prescripción de ejerci- of a physical fitness and health promotion component in a cio físico no deberá buscar exclusivamente la mejora de la chemical abuse treatment program. Journal of drug education CF sino que deberá intentar alcanzar logros terapéuticos (23), 215-222. apunts EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTES 81  •  3.er trimestre 2005 (12-20) 19
  • 9. Actividad física y salud García, M.; Fernández, A. y Solar, L. (1985). La actividad Pimentel, M.; Lalín, C.; Pedrares, M. D.; Campazas, D.; Mar- física en la lucha por un objetivo final y real: rehacer jóvenes tínez, M. P.; Saavedra; M. A. y Giráldez, M. A. (1999b). drogadictos y/o delincuentes para la vida. Málaga: Unisport A utilización da actividade física e o deporte no tratamento Andalucía. das toxicomanías. En FCDEF (eds.), I Congresso Interna- Hyman, G. P. (1987). The role of exercise in the treatment cional de Ciencias do Desporto: Novos desafios, diferentes of substance abuse. Tesis doctoral. Universidad Estatal de soluçoes. Oporto: FCDEF. Pennsylvania. Departamento de Educación Física. Pennsyl- Plante, T. G. (1996). Does exercise help in the treatment of vania: UEP. psychiatric disorders. Journal of psychosocial nurse mental Lalín, C.; Pimentel, M.; Pérez, A.; Martínez, M.P.; Saave- health service (34), 38-43. dra, M. A.; Castaño, M. T. y Giráldez, M. A. (1999). 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