Este artículo analiza por qué culturalmente se asocia el sufrimiento con el éxito. Explica cómo, a lo largo de la historia, se ha glorificado el sacrificio extremo —desde los entrenamientos espartanos, la vida monástica y la Revolución Industrial, hasta la actual “cultura del hustle”— como si el dolor fuera una señal de progreso. Sin embargo, muestra que esta idea es equivocada y dañina, pues conduce a ansiedad, depresión y burnout. Con apoyo de la psicología positiva y datos de la OMS y Gallup, propone redefinir el éxito no como resistencia al sufrimiento, sino como la capacidad de construir una vida coherente con los valores, el bienestar y la felicidad personal.