Pps.El Amigo Fiel De Oscar Wilde

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EL AMIGO FIEL
Oscar Wilde
Un cuento
(16 de octubre de 1854 – 30 de noviembre de 1900)
Escritor, dramaturgo, poeta y filósofo inglés. Wilde
de Oscar Wilde
está considerado como uno de los dramaturgos más
destacados del Londres victoriano tardío; además, fue
una celebridad de la época debido a su puntilloso y
gran ingenio.
Fuente:Wikipedia (CC 3.0)

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EL AMIGO FIEL
Un cuento EL AMIGO FIEL
de Oscar Wilde
Un cuento
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de Oscar Wilde
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Una mañana la vieja rata de agua asomó la cabeza por su —¡Ah! No tengo la menor idea de los sentimientos paternos —
agujero. Tenía unos ojos redondos muy vivarachos y unos largos dijo la rata de agua—. No soy padre de familia. Jamás me he
bigotes grises. Su cola parecía un elástico negro. Unos patitos casado, ni he pensado en hacerlo. Indudablemente, el amor es
nadaban en el estanque, parecidos a una bandada de canarios una buena cosa a su manera; pero la amistad vale más. Le
amarillos, y su madre, toda blanca con patas rojas, se esforzaba aseguro que no conozco en el mundo nada más noble o más raro
en enseñarles a hundir la cabeza en el agua. que una fiel amistad.

—Nunca podrán estrenarse en sociedad si no aprenden a —Y dígame, se lo ruego, ¿qué idea se forma usted de los deberes
sumergir la cabeza —les decía. de un amigo fiel? —preguntó un pardillo verde que había
escuchado la conversación, posado sobre un sauce retorcido.

Y les enseñaba de nuevo cómo tenían que hacerlo. Pero los
patitos no prestaban ninguna atención a sus lecciones. Eran tan —Sí, eso es precisamente lo que quisiera yo saber —dijo la pata,
jóvenes que no sabían las ventajas que reporta la vida de y nadando hacia el extremo del estanque hundió la cabeza en el
sociedad. agua para dar ejemplo a sus hijos.

—¡Qué criaturas más desobedientes! —exclamó la rata de —¡Qué pregunta más tonta! —gritó la rata de agua—. ¡Como es
agua—. ¡Merecerían ahogarse! natural, entiendo por amigo fiel al que me demuestra fidelidad!

—¡No lo quiera Dios! —replicó la pata—. Todo tiene sus —¿Y qué hará usted en cambio? —dijo el avecilla
comienzos y nunca es demasiada la paciencia de los padres. columpiándose sobre una ramita plateada y moviendo sus alitas.

—No le comprendo a usted —respondió la rata de agua.


www.interlectores.com 4 EL AMIGO FIEL Un cuento de Oscar Wilde Ver indice en la Hoja 2

—Permítame que le cuente una historia sobre el asunto —dijo el "Vivía en una humilde casita de campo y todos los días trabajaba
pardillo. en su jardín. En toda la comarca no había jardín tan hermoso
como el suyo. En él crecían claveles, nomeolvides, saxifragas,
así como rosas de Damasco y rosas amarillas, granates, lilas y
—¿Se refiere a mí esa historia? —preguntó la rata de agua—. Si oro, alelíes rojos y blancos.
es así, la escucharé gustosa, porque a mí me vuelven loca los
cuentos.
"Y según se sucedían los meses, a su tiempo, florecían agavanzos
y cardaminas, mejoranas y albahacas silvestres, velloritas y lirios
—Puede aplicarse a usted —respondió el pardillo. de Alemania, asfódelos y claveros. Una flor sustituía a otra. Por
lo cual había siempre cosas bonitas a la vista y olores agradables
que respirar.

Y abriendo las alas, se posó en la orilla del estanque y contó la
historia del amigo fiel.
"El pequeño Hans tenía muchos amigos, pero el más íntimo era
el gran Hugo, el molinero. Realmente, el rico molinero era tan
allegado al pequeño Hans, que no visitaba nunca su jardín sin
—Había una vez —empezó el pardillo— un honrado mozo
inclinarse sobre los macizos y coger un gran ramo de flores o un
llamado Hans.
buen puñado de lechugas suculentas o sin llenarse los bolsillos de
ciruelas y de cerezas, según la estación.

—¿Era un hombre verdaderamente distinguido? —preguntó la
rata de agua.
"—Los amigos verdaderos lo comparten todo entre sí —
acostumbraba decir el molinero.

—No —respondió el pardillo—. No creo que fuese nada
distinguido, excepto por su buen corazón y por su redonda cara
morena y afable.


www.interlectores.com Acto I 5 EL AMIGO FIEL Un cuento de Oscar Wilde Ver indice en la Hoja 2

"Y el pequeño Hans asentía con la cabeza, sonriente, sintiéndose "—No está bien que vaya a ver al pequeño Hans mientras duren
orgulloso de tener un amigo que pensaba con tanta nobleza. las nieves —decía muchas veces el molinero a su mujer—.
Cuando las personas pasan apuros hay que dejarlas solas y no
molestarlas con visitas. Ésa es por lo menos mi opinión sobre la
"Algunas veces, sin embargo, el vecindario encontraba raro que amistad, y estoy seguro de que es acertada. Por eso esperaré la
el rico molinero no diese nunca nada a cambio al pequeño Hans, primavera y entonces iré a verle; podrá darme un gran cesto de
aunque tuviera cien sacos de harina almacenados en su molino, velloritas y eso le alegrará.
seis vacas lecheras y un gran número de ganado lanar; pero Hans
no se preocupó nunca de semejante cosa.
"—Eres realmente amable con los demás —le respondía su
mujer, sentada en un cómodo sillón junto a un buen fuego de
"Nada le encantaba tanto como oír las bellas cosas que el leña—. Resulta encantador oírte hablar de la amistad. Estoy
molinero acostumbraba decir sobre la solidaridad de los segura de que el cura no diría sobre ella cosas tan bellas como tú,
verdaderos amigos. aunque vive en una casa de tres pisos y lleva un anillo de oro en
el meñique.

"Así, pues, el pequeño Hans cultivaba su jardín. En primavera,
en verano y en otoño se sentía muy feliz; pero cuando llegaba el "—¿Y no podríamos invitar al pequeño Hans a venir aquí? —
invierno y no tenía ni frutos ni flores que llevar al mercado, preguntaba el hijo del molinero—. Si el pobre Hans pasa apuros,
padecía mucho frío y mucha hambre, acostándose con frecuencia le daré la mitad de mi sopa y le enseñaré mis conejos blancos.
sin haber comido más que unas peras secas y algunas nueces
rancias.
"—¡Qué bobo eres! —exclamó el molinero—. Verdaderamente
no sé para qué sirve mandarte a la escuela. Parece que no
"Además, en invierno se encontraba muy solo, porque el aprendes nada. Si el pequeño Hans viniese aquí, ¡caramba!, y
molinero no iba nunca a verle durante aquella estación. viera nuestro buen fuego, nuestra excelente cena y nuestro gran
barril de vino tinto podría sentir envidia. Y la envidia es una cosa



terrible que estropea los mejores caracteres. Realmente, no —Nada de eso —contestó el pardillo—. Ése es el comienzo.
podría yo sufrir que el carácter de Hans se estropeara. Soy su
mejor amigo, velaré siempre por él y tendré buen cuidado de no
exponerle a ninguna tentación. Además, si Hans viniese aquí, —Entonces quiere decir que está usted muy atrasado con
podría pedirme que le diese un poco de harina fiada, lo cual no relación a su tiempo —repuso la rata de agua—. Hoy día todo
puedo hacer. La harina es una cosa y la amistad es otra, y no buen cuentista empieza por el final, prosigue por el comienzo y
deben confundirse. Esas dos palabras se escriben de un modo termina por la mitad. Es el nuevo método. Así se lo he oído decir
diferente y significan cosas muy distintas, como todo el mundo a un crítico que se paseaba alrededor del estanque con un joven.
sabe. Trataba el asunto magistralmente y estoy segura de que tenía
razón, porque llevaba unas gafas azules y era calvo, y cuando el
joven le hacía alguna observación, contestaba siempre: "¡Pse!"
"—¡Qué bien hablas! —dijo la mujer del molinero sirviéndose un Pero continúe usted su historia, por favor. Me agrada mucho el
gran vaso de cerveza caliente—. Me siento verdaderamente molinero. Yo también encierro toda clase de bellos sentimientos:
como adormecida, lo mismo que en la iglesia. por eso hay una gran simpatía entre él y yo.

"—Muchos obran bien —replicó el molinero—, pero pocos —¡Bien! —dijo el pardillo, brincando sobre sus dos patitas—.
saben hablar bien, lo que prueba que hablar es, con mucho, la No bien pasó el invierno, en cuanto las velloritas empezaron a
cosa más difícil, así como la más hermosa de las dos. abrir sus estrellas amarillo pálidas, el molinero dijo a su mujer
que iba a salir y visitar al pequeño Hans.

"Y miró severamente por encima de la mesa a su hijo que,
avergonzado, bajó la cabeza, se puso colorado como un tomate y "—¡Ah, qué buen corazón tienes! —le gritó su mujer—. Siempre
empezó a llorar encima de su té." pensando en los demás. No te olvides de llevar el cesto grande
para traer las flores.

—¿Ése es el final de la historia? —preguntó la rata de agua.



"Entonces el molinero ató unas con otras las aspas del molino "—Hans, me sorprende oírte hablar de ese modo —dijo el
con una fuerte cadena de hierro y bajó la colina con la cesta al molinero—. La amistad no olvida nunca. Eso es lo que tiene de
brazo. admirable, aunque me temo que no comprendas la poesía de la
amistad... Y entre paréntesis, ¡qué bellas están tus velloritas!

"—Buenos días, pequeño Hans —dijo el molinero.
"—Sí, verdaderamente están muy bellas —dijo Hans—, y es para
mí una gran suerte tener tantas. Voy a llevarlas al mercado,
"—Buenos días —contestó Hans, apoyándose en su azadón y donde las venderé a la hija del burgomaestre, y con ese dinero
sonriendo con toda su boca. compraré otra vez mi carretilla.

"—¿Y cómo has pasado el invierno? —preguntó el molinero. "—¿Que comprarás otra vez tu carretilla? ¿Quieres decir
entonces que la has vendido? Has cometido una tontería.

"—¡Bien, bien!. —repuso Hans—. Muchas gracias por tu interés.
He pasado mis malos ratos, pero ahora ha vuelto la primavera y "—Con toda seguridad, pero el hecho es —replicó Hans— que
me siento casi feliz... Además, mis flores van muy bien. me vi obligado a ello. Como sabes, el invierno es una estación
mala para mí y no tenía ningún dinero para comprar pan. Así es
que vendí primero los botones de plata de mi traje de los
domingos; luego vendí mi cadena de plata y después mi flauta.
"—Hemos hablado de ti con mucha frecuencia este invierno,
Por último vendí mi carretilla. Pero ahora voy a rescatarlo todo.
Hans —prosiguió el molinero—, preguntándonos qué sería de ti.

"—Hans —dijo el molinero—, te daré mi carretilla. No se halla
"—¡Qué amable eres! —dijo Hans—. Temí que me hubieras
en buen estado. Uno de los lados se ha roto y están algo torcidos
olvidado.
los radios de la rueda, pero a pesar de esto te la daré. Sé que es



muy generoso por mi parte y a mucha gente le parecerá una "—No es una tabla muy grande —dijo el molinero,
locura que me desprenda de ella, pero yo no soy como el resto examinándola—, y me temo que una vez hecho el arreglo de la
del mundo. Creo que la generosidad es la esencia de la amistad, techumbre del granero no quedará madera suficiente para el
y, además, me he comprado una carretilla nueva. Sí, puedes estar arreglo de la carretilla, pero, claro, no tengo la culpa de eso... Y
tranquilo... Te daré mi carretilla. ahora, en vista de que te he dado mi carretilla, estoy seguro de
que accederás a darme en cambio unas flores... Aquí tienes el
cesto; procura llenarlo casi por completo.
"—Gracias, eres muy generoso —dijo el pequeño Hans. Y su
amable cara redonda resplandeció de placer—. Puedo arreglarla
fácilmente porque tengo una tabla en mi casa. "—¿Casi por completo? —dijo el pequeño Hans, bastante
afligido, porque el cesto era de grandes dimensiones y
comprendía que si lo llenaba no tendría ya flores para llevar al
"—¡Una tabla! —exclamó el molinero—. ¡Muy bien! Eso es mercado y estaba deseando rescatar sus botones de plata.
precisamente lo que necesito para la techumbre de mi granero.
Hay una gran brecha y sé me mojará todo el trigo si no la tapo.
¡Qué oportuno has estado! Realmente es de notar que una buena "—¡Válgame Dios! —respondió el molinero—, ya que te doy mi
acción engendra otra siempre. Te he dado mi carretilla y ahora tú carretilla no creí que fuese mucho pedirte unas cuantas flores.
vas a darme tu tabla. Claro es que la carretilla vale mucho más Podré estar equivocado, pero yo me figuré que la amistad, la
que la tabla, pero la amistad sincera no repara nunca en esas verdadera amistad, no puede compartirse con el egoísmo.
cosas. Dame en seguida la tabla y hoy mismo me pondré a la
obra para arreglar mi granero.
"—Mi querido amigo, mi mejor amigo —protestó el pequeño
Hans—, todas las flores de mi jardín están a tu disposición,
"—¡Encantado! —replicó el pequeño Hans. porque me importa mucho más tu estimación que mis botones de
plata.

"Fue corriendo a su vivienda y sacó la tabla.



"Y corrió a coger las preciosas velloritas y a llenar el cesto del "—¡Oh, lo siento mucho! —dijo Hans—; pero verdaderamente
molinero. me encuentro hoy ocupadísimo. Tengo que sujetar todas mis
enredaderas, regar todas mis flores y segar todo mi césped.

"—¡Adiós, pequeño Hans! —dijo el molinero subiendo de nuevo
la colina con su tabla al hombro y su gran cesto al brazo. "—¡Caramba! —replicó el molinero—; esperaba que en
consideración a que te he dado mi carretilla ibas a complacerme.

"—¡Adiós! —dijo el pequeño Hans.
"—¡Oh, sí quiero complacerte! —protestó el pequeño Hans—.
Por nada del mundo dejaría yo de obrar como amigo tratándose
"Y se puso a cavar alegremente: ¡estaba tan contento de tener de ti.
otra carretilla!

"Y fue a coger su gorra y partió con el gran saco a la espalda.
"A la mañana siguiente, cuando estaba sujetando unas
madreselvas sobre su puerta, oyó la voz del molinero que le
llamaba desde el camino. Entonces saltó de su escalera y "Era un día muy caluroso y la carretera estaba terriblemente
corriendo al final del jardín miró por encima del muro. polvorienta. Antes de que Hans llegara al hito que marcaba la
sexta milla, se hallaba tan fatigado que tuvo que sentarse a
descansar. Sin embargo, no tardó mucho en continuar
"Era el molinero con un gran saco de harina a su espalda. animosamente su camino y por fin llegó al mercado.

"—Pequeño Hans —dijo el molinero—, ¿querrías llevarme este "Después de esperar un rato, vendió el saco de harina a buen
saco de harina al mercado? precio y regresó a su casa de un tirón, porque temía encontrarse a
algún salteador en el camino si se retrasaba mucho.



"¡Qué día tan duro! —se dijo Hans al meterse en su cama—. cantar a los pájaros. ¿No sabes que trabajo siempre mejor cuando
Pero me alegro mucho de haber hecho este favor al molinero, he oído cantar a los pájaros?
porque es mi mejor amigo y, además, va a darme su carretilla."

"¡Bueno, tanto mejor! —respondió el molinero dándole una
"A la mañana siguiente, muy temprano, el molinero llegó por el palmada en el hombro—, porque necesito que arregles la
dinero de su saco de harina, pero el pequeño Hans estaba tan techumbre de mi granero.
cansado, que aún no se había levantado.

"El pequeño Hans tenía gran necesidad de ir a trabajar a su
"—¡Palabra! —exclamó el molinero—. Eres muy perezoso. jardín, porque hacía dos días que no regaba sus flores, pero no
Cuando pienso que acabo de darte mi carretilla, creo que podrías quiso decir que no al molinero, que era un buen amigo para él.
trabajar con más ardor. La pereza es un gran vicio y no quisiera
yo que ninguno de mis amigos fuera perezoso o apático. No creas
que te hablo sin consideración. Claro es que no te hablaría así si "—¿Crees que no sería amistoso decirte que tengo que hacer? —
no fuese amigo tuyo. Pero, ¿de qué serviría la amistad si no preguntó con voz humilde y tímida.
pudiera uno decir claramente lo que piensa? Todo el mundo
puede decir cosas amables y esforzarse en complacer y halagar,
pero un amigo sincero dice cosas desagradables y no teme causar
"—No creí nunca, por cierto —contestó el molinero—, que fuese
pesadumbre. Por el contrario, si es un amigo verdadero, lo
mucho pedirte, teniendo en cuenta que acabo de regalarte mi
prefiere, porque sabe que así hace bien.
carretilla, pero claro es que lo haré yo mismo si te niegas.

"—Lo siento mucho —respondió el pequeño Hans, restregándose
"—¡Oh, de ningún modo! —exclamó el pequeño Hans, saltando
los ojos y quitándose el gorro de dormir—. Pero estaba tan
de su cama.
rendido, que creía haberme acostado hace poco y escuchaba



"Se vistió y fue al granero. "—¿Crees eso de verdad? —preguntó el pequeño Hans.

"Trabajó allí durante todo el día hasta el anochecer, y al ponerse "—Indudablemente —contestó el molinero—. Y ahora que has
el sol vino el molinero a ver hasta dónde había llegado. arreglado el techo, mejor será que vuelvas a tu casa a descansar,
pues mañana necesito que lleves mis carneros a la montaña.

"—¿Has tapado el boquete del techo, pequeño Hans? —gritó el
molinero con tono alegre. "El pobre Hans no se atrevió a protestar, y al día siguiente, al
amanecer, el molinero condujo sus carneros hasta cerca de su
casita y Hans se fue con ellos a la montaña. Entre ir y volver se le
"—Está casi terminado —respondió Hans, bajando la escala. fue el día, y cuando regresó estaba tan cansado, que se durmió en
su silla y no se despertó hasta entrada la mañana.

"—¡Ah! —dijo el molinero—. No hay trabajo más agradable
como el que se hace por otro. "¡Qué tiempo más delicioso tendrá mi jardín —se dijo—, e iba a
ponerse a trabajar, pero por un motivo u otro no tuvo tiempo de
echar un vistazo a sus flores; llegaba su amigo el molinero y le
mandaba muy lejos a cumplir recados o le pedía que fuese
"—¡Es un encanto oírte hablar! —respondió el pequeño Hans,
ayudarle en el molino. Algunas veces el pequeño Hans se
que descansaba secándose la frente—. Es un encanto, pero temo
apuraba mucho al pensar que sus flores creerían que las había
que nunca llegaré a tener ideas tan hermosas como las tuyas.
olvidado, pero se consolaba pensando que el molinero era su
mejor amigo.

"—¡Oh, ya las tendrás! —dijo el molinero—, pero habrás de
tomarte más trabajo. Por ahora no posees más que la práctica de
"Además —acostumbraba decirse—, va a darme su carretilla, lo
la amistad. Algún día poseerás también la teoría.
cual es un acto de puro desprendimiento."



"Y el pequeño Hans trabajaba para el molinero, y éste decía "—Querido Hans —gritó el molinero—, me aflige un gran pesar.
muchas cosas bellas sobre la amistad, cosas que Hans copiaba en Mi hijo se ha caído de una escala, hiriéndose. Voy a buscar al
su libro verde y que releía por la noche, pues era culto. médico. Pero vive lejos de aquí y la noche es tan mala, que he
pensado que fueses tú en mi lugar. Ya sabes que te doy mi
carretilla. Por eso estaría muy bien que hicieses algo por mí en
"Ahora bien; sucedió que una noche, estando el pequeño Hans cambio.
sentado junto al fuego, dieron un aldabonazo en la puerta.

"—Por supuesto —exclamó el pequeño Hans—, me alegra
"La noche era negrísima. El viento soplaba y rugía en torno de la mucho que se te haya ocurrido venir. Iré en seguida. Pero debías
casa de un modo tan terrible, que Hans pensó al principio si sería dejarme tu linterna, porque la noche es tan oscura, que temo caer
el huracán el que sacudía la puerta. en alguna zanja.

"Pero sonó un segundo golpe y después un tercero, más violento "—Lo siento muchísimo —respondió el molinero—, pero es mi
que los otros. linterna nueva y sería una gran pérdida que le ocurriese algo.

"Será algún pobre viajero —se dijo el pequeño Hans y corrió a la —¡Bueno!, ¡no hablemos más! Iré sin ella —dijo el pequeño
puerta. Hans.

"El molinero estaba en el umbral con una linterna en una mano y "Se puso su gran capa de pieles, un gorro colorado muy
un grueso garrote en la otra. abrigador, se enrolló su bufanda alrededor del cuello y partió.

"¡Qué terrible tempestad se desencadenaba!



"La noche era tan negra, que el pequeño Hans apenas veía, y el "Enjaezó en el acto su caballo, se calzó sus grandes botas y,
viento, tan fuerte que le costaba gran trabajo andar. cogiendo su linterna, bajó la escalera. Se dirigió a casa del
molinero, llevando al pequeño Hans a pie detrás de él.

"Sin embargo, él era muy animoso, y después de caminar cerca
de tres horas, llegó a casa del médico y llamó a la puerta. "Pero la tormenta arreció. Llovía a torrentes y el pequeño Hans
no podía ni ver por dónde iba, ni seguir al caballo.

"—¿Quién es? —gritó el doctor, asomando la cabeza a la ventana
de su dormitorio. "Finalmente, perdió su camino, estuvo vagando por el páramo,
que era un paraje peligroso lleno de hoyos profundos, cayó en
uno de ellos y se ahogó.
"—¡El pequeño Hans, doctor!

"A la mañana siguiente, unos pastores encontraron su cuerpo
"—¿Y qué deseas, pequeño Hans? flotando en una gran charca y le llevaron a su choza.

"—El hijo del molinero se ha caído de una escala y se ha herido "Todo el mundo asistió al entierro del pequeño Hans, porque era
y es menester que vaya usted en seguida. muy querido. Y el molinero figuró a la cabeza del duelo.

"—¡Muy bien! —replicó el doctor. "—Yo era yo su mejor amigo —decía el molinero—; justo es que
ocupe el sitio de honor.



"Así es que fue a la cabeza del cortejo con una larga capa negra; —¡Oh! No lo sé realmente —contestó el pardillo—, y me da lo
de cuando en cuando se enjugaba los ojos con un gran pañuelo. mismo.

"—El pequeño Hans representa ciertamente una gran pérdida —Es evidente que su carácter no es nada simpático —dijo la rata
para todos nosotros —dijo el hojalatero una vez terminados los de agua.
funerales y cuando la comitiva estuvo cómodamente instalada en
la posada, bebiendo vino dulce y comiendo buenos pasteles.
—Temo que no haya comprendido usted la moraleja de la
historia —replicó el pardillo.
"—Es una gran pérdida, sobre todo para mí —contestó el
molinero—. En verdad, yo fui lo bastante bueno para
comprometerme a darle mi carretilla y ahora no sé qué hacer con —¿La qué? —gritó la rata de agua.
ella. Me estorba en casa, y está en tan mal estado que, si la
vendiera, no sacaría nada. Les aseguro que de aquí en adelante
no daré nada a nadie. Se pagan siempre las consecuencias de
—La moraleja.
haber sido generoso."

—¿Quieres decir que la historia tiene una moraleja?
—Y es verdad —replicó la rata de agua después de una larga
pausa.

—¡Pues, naturalmente! —afirmó el pardillo.
—¡Bueno! Pues eso es todo dijo el pardillo.

—¡Caramba! —dijo la rata con tono iracundo—. Podía usted
habérmelo dicho antes de empezar. De ser así no le hubiera
—¿Y qué fue del molinero? —preguntó la rata de agua.


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escuchado, con toda seguridad. Le hubiese dicho
indudablemente: "¡Pse!", como el crítico. Pero aún estoy a
tiempo de hacerlo.

Gritó su "¡pse!" a toda voz y, dando un coletazo, se volvió a su
agujero.

—¿Qué le parece a usted la rata de agua? —preguntó la pata, que FIN
llegó chapoteando algunos minutos después—. Tiene muchas
buenas cualidades, pero yo, por mi parte, tengo sentimientos de
madre y no puedo ver a un solterón empedernido sin que se me
salten las lágrimas.

—Temo haberle molestado —respondió el pardillo—. El hecho
es que le he contado una historia que tiene su moraleja.

—¡Ah, eso es siempre una cosa peligrosísima! —dijo la pata.

—Y yo comparto absolutamente su opinión.

.


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