Este documento presenta evidencia histórica sobre la existencia de Jesús y analiza sus propias declaraciones sobre sí mismo. Muestra que existen fuentes romanas y judías que confirman que Jesús vivió, y que el Nuevo Testamento está bien respaldado con más de 24,000 copias antiguas. También examina las afirmaciones de Jesús de ser el Mesías, Hijo de Dios y Dios mismo, y argumenta que la evidencia de sus enseñanzas, obras y resurrección apoyan su pretensión divina.