Las reformas borbónicas del siglo XVIII en el Virreinato del Perú tuvieron como objetivos principales aumentar la recaudación tributaria, controlar mejor la administración colonial y reducir el poder de los criollos y la iglesia. Estas reformas incluyeron cambios en la organización territorial, la economía, la política y la religión. Generaron resistencia entre los criollos y los pueblos indígenas y condujeron a numerosas rebeliones a lo largo del siglo.