El documento define el imperialismo como el dominio de los países europeos industriales sobre territorios en otros continentes entre los siglos XIX y XX. Las causas incluyeron la búsqueda de materias primas, mercados y poder global. Europa justificó la expansión como una forma de llevar la civilización y religión a otras tierras. Gran Bretaña estableció colonias y dominios en Asia y África, controlando estratégicos como el Canal de Suez. Esto generó rivalidades entre las potencias europeas que contribuyeron al estallido de la Primera