El documento analiza la educación en Esparta, Atenas y Roma, destacando sus diferencias y objetivos. La educación espartana se centraba en formar guerreros a través de un sistema riguroso y eugenésico, mientras que la educación ateniense buscaba el desarrollo integral del individuo en un contexto de libre enseñanza. En Roma, la educación pasó de ser familiar a adoptar un modelo más similar al griego tras la helenización.