El documento analiza cómo las nuevas tecnologías han afectado la comunicación entre generaciones y la sociedad. Explica que los jóvenes ahora dependen más de dispositivos electrónicos que de interactuar con sus padres, y que las redes sociales son cruciales para la comunicación futura aunque también pueden distraer la atención. Finalmente, concluye que la tecnología es vital para el desarrollo personal y social humano aunque los sistemas educativos deben adaptarse mejor a las nuevas generaciones inmersas en un mundo digital.