La economía española experimentó un fuerte crecimiento entre 1986-2008 al integrarse en la Unión Europea y adoptar políticas de ajuste. El empleo aumentó en casi 8 millones, pero la economía depende demasiado del turismo y la construcción. La población envejeció debido a una tasa de natalidad más baja, pero aumentó gracias a la inmigración. España también se unió a la OTAN en 1982 y 1997.