La pintura barroca española, en el contexto del Siglo de Oro, se caracteriza por su naturalismo y tenebrismo, con figuras representadas sin idealización y un enfoque en temas religiosos y cotidianos. Destacan pintores como Ribera, Zurbarán, Murillo y Velázquez, cuyas obras reflejan la dignidad de personajes imperfectos y un uso magistral de la luz y el color. La influencia italiana y el mecenazgo de la corte y la iglesia jugaron un papel crucial en la evolución de este estilo artístico.