Entre 1913 y 1923, España enfrentó una crisis del parlamentarismo marcada por la inestabilidad política, la quiebra del bipartidismo y el impacto de la Primera Guerra Mundial, que generó divisiones sociales y económicas significativas. En 1917, una serie de conflictos, incluyendo el juntismo militar y una huelga general, evidenciaron el descontento popular que culminó en un debilitamiento del régimen. La dictadura de Primo de Rivera surgió como respuesta a la inestabilidad, priorizando un enfoque autoritario frente a las demandas democráticas.