Napoleón dio un golpe de estado en 1799 para disolver el Directorio y establecer el Consulado. Entre 1805 y 1806 derrotó a Austria y Prusia, expandiendo grandemente el Imperio francés. Sin embargo, sufrió obstáculos como la derrota naval contra Gran Bretaña en Trafalgar en 1805, la resistencia española desde 1808, y el desastre de la invasión de Rusia en 1812, lo que llevó a su derrocamiento en 1814.