La terapia de reemplazo renal incluye hemodiálisis, diálisis peritoneal y trasplante renal, indicada cuando la filtración glomerular es inferior a 15 ml/mm, para tratar complicaciones como retención de líquidos y acidosis. La hemodiálisis implica un circuito extracorpóreo y requiere un acceso vascular, mientras que la diálisis peritoneal utiliza la membrana peritoneal para el intercambio de solutos. El trasplante es la única opción que previene la uremia, aunque contiene diversas indicaciones y contraindicaciones que deben evaluarse cuidadosamente.