El documento contrasta la ética formal y la ética material. La ética formal defiende que cada persona establece sus propias leyes morales de forma autónoma, mientras que la ética material sostiene que existe un bien supremo que guía la conducta moral y establece normas heterónomas. Aunque las personas pueden tomar sus propias decisiones, también tienen deberes y limitaciones influenciadas por factores como la cultura o la religión, y los derechos de unos terminan donde empiezan los de los demás.