El documento analiza los conflictos interculturales en un mundo globalizado, destacando la tensión entre identidades locales y nacionalismos, así como el resurgimiento de lo étnico. Se plantea la necesidad de un diálogo intercultural que respete y reconozca la diversidad, especialmente en el contexto de los derechos de los pueblos indígenas en América Latina. Además, critica los discursos oficiales sobre interculturalidad en la educación, sugiriendo que no son suficientes para abordar los conflictos y la incomunicación existentes.