El documento habla sobre la importancia de que el Espíritu Santo habite en todos por igual, sin distinción de clases. Francisco de Asís quería que la religión fuera accesible para ricos y pobres por igual. En la vigilia de Pentecostés, los asistentes piden los dones del Espíritu Santo para ponerlos al servicio de los demás. Recitan pasajes bíblicos sobre el Espíritu Santo y oran invocándolo para que venga a habitar en ellos.