(eBook PDF) Machine Learning A Probabilistic Perspective by Kevin P. Murphy download
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Jan Peters, Darmstadt University of Technology;
Max-Planck Institute for Intelligent Systems
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Kevin P. Murphy about how to extract useful knowledge from big data.”
John Winn, Microsoft Research
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Kevin P. Murphy is a Research Scientist at Google. Previ-
ously, he was Associate Professor of Computer Science
and Statistics at the University of British Columbia.
The cover image is based on sequential Bayesian updating
Adaptive Computation and Machine Learning series of a 2D Gaussian distribution. See Figure 7.11 for details. Kevin P. Murphy
Contents
Preface xxvii
1 Introduction 1
1.1 Machine learning: what and why? 1
1.1.1 Types of machine learning 2
1.2 Supervised learning 3
1.2.1 Classification 3
1.2.2 Regression 8
1.3 Unsupervised learning 9
1.3.1 Discovering clusters 10
1.3.2 Discovering latent factors 11
1.3.3 Discovering graph structure 13
1.3.4 Matrix completion 14
1.4 Some basic concepts in machine learning 16
1.4.1 Parametric vs non-parametric models 16
1.4.2 A simple non-parametric classifier: K-nearest neighbors 16
1.4.3 The curse of dimensionality 18
1.4.4 Parametric models for classification and regression 19
1.4.5 Linear regression 19
1.4.6 Logistic regression 21
1.4.7 Overfitting 22
1.4.8 Model selection 22
1.4.9 No free lunch theorem 24
2 Probability 27
2.1 Introduction 27
2.2 A brief review of probability theory 28
2.2.1 Discrete random variables 28
2.2.2 Fundamental rules 28
2.2.3 Bayes rule 29
2.2.4 Independence and conditional independence 30
2.2.5 Continuous random variables 32
viii CONTENTS
2.2.6 Quantiles 33
2.2.7 Mean and variance 33
2.3 Some common discrete distributions 34
2.3.1 The binomial and Bernoulli distributions 34
2.3.2 The multinomial and multinoulli distributions 35
2.3.3 The Poisson distribution 37
2.3.4 The empirical distribution 37
2.4 Some common continuous distributions 38
2.4.1 Gaussian (normal) distribution 38
2.4.2 Degenerate pdf 39
2.4.3 The Laplace distribution 41
2.4.4 The gamma distribution 41
2.4.5 The beta distribution 42
2.4.6 Pareto distribution 43
2.5 Joint probability distributions 44
2.5.1 Covariance and correlation 44
2.5.2 The multivariate Gaussian 46
2.5.3 Multivariate Student t distribution 46
2.5.4 Dirichlet distribution 47
2.6 Transformations of random variables 49
2.6.1 Linear transformations 49
2.6.2 General transformations 50
2.6.3 Central limit theorem 51
2.7 Monte Carlo approximation 52
2.7.1 Example: change of variables, the MC way 53
2.7.2 Example: estimating π by Monte Carlo integration 54
2.7.3 Accuracy of Monte Carlo approximation 54
2.8 Information theory 56
2.8.1 Entropy 56
2.8.2 KL divergence 57
2.8.3 Mutual information 59
3 Generative models for discrete data 65
3.1 Introduction 65
3.2 Bayesian concept learning 65
3.2.1 Likelihood 67
3.2.2 Prior 67
3.2.3 Posterior 68
3.2.4 Posterior predictive distribution 71
3.2.5 A more complex prior 72
3.3 The beta-binomial model 72
3.3.1 Likelihood 73
3.3.2 Prior 74
3.3.3 Posterior 75
3.3.4 Posterior predictive distribution 77
CONTENTS ix
Cipriano.
El Demonio.
Floro.
Lelio.
Moscon.
Justina, dama.
Livia, criada.
Lisandro, viejo.
El Gobernador de Antioquía.
Fabio, criado.
Clarin.
Un Criado.
Un Soldado.
Soldados.
Gente.
ESCENA PRIMERA.
CIPRIANO, vestido de estudiante; CLARIN y MOSCON,
de gorrones, con unos libros.
Ciprian
En. la amena soledad
De aquesta apacible estancia,
Bellísimo laberinto
De árboles, flores y plantas,
Podeis dejarme, dejando
Conmigo (que ellos me bastan
Por compañía) los libros
Que os mandé sacar de casa;
Que yo, en tanto que Antioquía
Celebra con fiestas tantas
La fábrica dese templo
Que hoy á Júpiter consagra,
Y su translacion, llevando
Públicamente su estatua
Adonde con más decoro
Y honor esté colocada;
Huyendo del gran bullicio
Que hay en sus calles y plazas,
Pasar estudiando quiero
La edad que al dia le falta.
Idos los dos á Antioquía,
Gozad de sus fiestas várias,
Y volved por mí á este sitio
Cuando el sol cayendo vaya
A sepultarse en las ondas,
Que entre oscuras nubes pardas
Al gran cadáver de oro
Son monumentos de plata.
Aquí me hallaréis.
Moscon. No puedo,
Aunque tengo mucha gana
De ver las fiestas, dejar
De decir, ántes que vaya
A verlas, señor, siquiera
Cuatro ó cinco mil palabras.
¿Es posible que en un dia
De tanto gusto, de tanta
Festividad y contento,
Con cuatro libros te salgas
Al campo solo, volviendo
A su aplauso las espaldas?
Clarin
Hace
. mi señor muy bien;
Que no hay cosa más cansada
Que un dia de procesion
Entre cofrades y danzas.
Moscon
En. fin, Clarin, y en principio,
Viviendo con arte y maña,
Eres un temporalazo
Lisonjero, pues alabas
Lo que hace, y nunca dices
Lo que sientes.
Clarin. Tú te engañas
(Que es el mentís más cortés
Que se dice cara á cara,
Y yo digo lo que siento).
Ciprian
Ya. basta, Moscon, ya basta,
Clarin. ¡Que siempre los dos
Habeis con vuestra ignorancia
De estar porfiando, y tomando
Uno de otro la contraria!
Idos de aquí, y (como digo)
Me buscaréis cuando caiga
La noche, envolviendo en sombras
Esta fábrica gallarda
Del universo.
Moscon. ¿Qué va,
Que aunque defendido hayas
Que es bueno no ver las fiestas,
Que vas á verlas?
Clarin. Es clara
Consecuencia: nadie hace
Lo que aconseja que hagan
Los otros.
Moscon .
(Ap.) Por ver á Livia,
Vestirme quisiera de alas. (Vase.)
Clarin . Aunque, si digo verdad,
(Ap.)
Livia es la que me arrebata
Los sentidos. Pues ya tienes
Más de la mitad andada
Del camino; llega, Livia,
Al na, y sé, Livia, liviana. (Vase.)
ESCENA II.
CIPRIANO.
ESCENA III.
EL DEMONIO, vestido de gala.—CIPRIANO.
Demonio
(Ap.). Aunque hagas
Más discursos, Ciprïano,
No has de llegar á alcanzarla,
Que yo te la esconderé.
Ciprian
Ruido
. siento en estas ramas.
¿Quién va? ¿quién es?
Demonio. Caballero,
Un forastero es, que anda
En este monte perdido
Desde toda esta mañana,
Tanto que rendido ya
El caballo, en la esmeralda
Que es tapete destos montes,
A un tiempo pace y descansa.
A Antioquía es el camino
A negocios de importancia;
Y apartándome de toda
La gente que me acompaña,
Divertido en mis cuidados
(Caudal que á ninguno falta),
Perdí el camino y perdí
Criados y camaradas.
Ciprian
Mucho
. me espanto de que
Tan á vista de las altas
Torres de Antioquía, así
Perdido andeis. No hay de cuantas
Veredas á aqueste monte
Ó le linean ó le pautan,
Una que á dar en sus muros,
Como en su centro, no vaya:
Por cualquiera que tomeis,
Vais bien.
Demonio. Esa es la ignorancia,
Á la vista de las ciencias,
No saber aprovecharlas.
Y supuesto que no es bien
Que entre yo en ciudad extraña,
Donde no soy conocido,
Solo y preguntando, hasta
Que la noche venza al dia,
Aquí estaré lo que falta;
Que en el traje y en los libros
Que os divierten y acompañan,
Juzgo que debeis de ser
Grande estudiante, y el alma
Esta inclinacion me lleva
De los que en estudios tratan. (Siéntase.)
Ciprian
¿Habeis
. estudiado?
Demonio. No;
Pero sé lo que me basta
Para no ser ignorante.
Ciprian
Pues
. ¿qué ciencias sabeis?
Demonio. Hartas.
Ciprian
Aun. estudiándose una
Mucho tiempo, no se alcanza,
¿Y vos (¡grande vanidad!)
Sin estudiar sabeis tantas?
Demonio
Sí, .que de una patria soy
Donde las ciencias más altas
Sin estudiarse se saben.
Ciprian
¡Oh
. quién fuera de esa patria!
Que acá miéntras más se estudia,
Más se ignora.
Demonio. Verdad tanta
Es esta, que sin estudios
Tuve tan grande arrogancia
Que á la cátedra de prima
Me opuse, y pensé llevarla,
Porque tuve muchos votos;
Y aunque la perdí, me basta
Haberlo intentado; que hay
Pérdidas con alabanza.
Si no lo quereis creer,
Decid qué estudiais, y vaya
De argumento; que aunque no
Sé la opinion que os agrada,
Y ella sea la segura,
Yo tomaré la contraria.
Ciprian
Mucho
. me huelgo de que
A eso vuestro ingenio salga.
Un lugar de Plinio es
El que me trae con mil ánsias
De entenderle, por saber
Quién es el Dios de quien habla.
Demonio
Ese. es un lugar que dice
(Bien me acuerdo) estas palabras:
«Dios es una bondad suma
Una esencia, una sustancia,
Todo vista, todo manos.»
Ciprian
Es. verdad.
Demonio. ¿Qué repugnancia
Hallais en esto?
Ciprian. No hallar
El Dios de quien Plinio trata;
Que si ha de ser bondad suma,
Aun á Júpiter le falta
Suma bondad, pues le vemos
Que es pecaminoso en tantas
Ocasiones: Dánae hable
Rendida, Europa robada.
Pues ¿cómo en suma bondad,
Cuyas acciones sagradas
Habian de ser divinas,
Caben pasiones humanas?
Demonio
Esas
. son falsas historias
En que las letras profanas
Con los nombres de los dioses
Entendieron disfrazada
La moral filosofía.
Ciprian
Esa
. respuesta no basta,
Pues el decoro de Dios
Debiera ser tal, que osadas
No llegaran á su nombre
Las culpas, áun siendo falsas.
Y apurando más el caso,
Si suma bondad se llaman
Los dioses, siempre es forzoso
Que á querer lo mejor vayan;
Pues ¿cómo unos quieren uno,
Y otros otro? Esto se halla
En las dudosas respuestas
Que suelen dar sus estatuas.
Porque no digais despues
Que alegué letras profanas...
Á dos ejércitos, dos
ídolos una batalla
Aseguraron, y el uno
La perdió: ¿no es cosa clara
La consecuencia de que
Dos voluntades contrarias
No pueden á un mismo fin
Ir? Luego yendo encontradas,
Es fuerza, si la una es buena,
Que la otra ha de ser mala.
Mala voluntad en Dios
Implica el imaginarla:
Luego no hay suma bondad
En ellos, si union les falta.
Demonio
Niego
. la mayor, porque
Aquesas respuestas dadas
Así, convienen á fines
Que nuestro ingenio no alcanza,
Que es la providencia; y más
Debió importar la batalla
Al que la perdió el perderla,
Que al que la ganó el ganarla.
Ciprian
Concedo;
. pero debiera
Aquel Dios, pues que no engañan
Los dioses, no asegurar
La victoria; que bastaba
La pérdida permitir
Allí, sin asegurarla.
Luego si Dios todo es vista,
Cualquiera Dios viera clara
Y distintamente el fin;
Y al verle, no asegurara
El que no habia de ser: luego
Aunque sea deidad tanta,
Distinta en personas, debe
En la menor circunstancia
Ser una sola en esencia.
Demonio
Importó
. para esa causa
Mover así los afectos
Con su voz.
Ciprian. Cuando importara
El moverlos, genios hay
(Que buenos y malos llaman
Todos los doctos), que son
Unos espíritus que andan
Entre nosotros, dictando
Las obras buenas y malas,
Argumento que asegura
La inmortalidad del alma:
Y bien pudiera ese Dios,
Con ellos, sin que llegara
Á mostrar que mentir sabe,
Mover afectos.
Demonio. Repara
En que esas contrariedades
No implican al ser las sacras
Deidades una, supuesto
Que en las cosas de importancia
Nunca disonaron. Bien
En la fábrica gallarda
Del hombre se ve, pues fué
Solo un concepto al obrarla.
Ciprian
Luego
. si ese fué un solo,
Ese tiene más ventaja
A los otros; y si son
Iguales, puesto que hallas
Que se pueden oponer
(Esta no puedes negarla)
En algo; al hacer el hombre,
Cuando el uno lo intentara,
Pudiera decir el otro:
«No quiero yo que se haga.»
Luego si Dios todo es manos,
Cuando el uno le criara,
El otro le deshiciera.
Pues eran manos entrambas
Iguales en el poder,
Desiguales en la instancia,
¿Quién venciera destos dos?
Demonio
Sobre
. imposibles y falsas
Proposiciones, no hay
Argumento. Dí, ¿qué sacas
Deso?
Ciprian.Pensar que hay un Dios,
Suma bondad, suma gracia,
Todo vista, todo manos,
Infalible, que no engaña,
Superior, que no compite,
Dios á quien ninguno iguala,
Un principio sin principio,
Una esencia, una sustancia,
Un poder y un querer solo;
Y cuando como éste haya
Una, dos ó más personas,
Una deidad soberana
Ha de ser sola en esencia,
Causa de todas las causas.
Demonio
¿Cómo
. te puedo negar (Levántase.)
Una evidencia tan clara?
Ciprian
¿Tanto
. lo sentís?
Demonio. ¿Quién deja
De sentir que otro le haga
Competencia en el ingenio?
Y aunque responder no falta,
Dejo de hacerlo, porque
Gente en este monte anda,
Y es hora de que prosiga
A la ciudad mi jornada.
Ciprian
Id. en paz.
Demonio. Quedad en paz.
(Ap. Pues tanto tu estudio alcanza,
Yo haré que el estudio olvides,
Suspendido en una rara
Beldad. Pues tengo licencia
De perseguir con mi rabia
A Justina, sacaré
De un efecto dos venganzas.) (Vase.)
Ciprian
No. ví hombre tan notable.
Mas pues mis criados tardan,
Volver á repasar quiero
De tanta duda la causa.
(Vuelve á leer, sin reparar en los que vienen.)
ESCENA IV.
LELIO, FLORO.—CIPRIANO.
MosconCorre,
. que con mi señor
Han sido las cuchilladas.
ClarinPara
. acercarme á esas cosas
No suelo yo correr nada;
Mas para apartarme, sí.
Moscon y
Clarin
Señor...
.
Cipriano.No hableis más palabra.—
Pues ¿qué es esto? Dos amigos,
Que por su sangre y su fama
Hoy son de toda Antioquía
Los ojos y la esperanza,
Uno del Gobernador
Hijo, y otro de la clara
Familia de los Colaltos,
¡Así aventuran y arrastran
Dos vidas que pueden ser
De tanto honor á su patria!
Lelio.Ciprïano, aunque el respeto
Que debo por muchas causas
A tu persona, este instante
Tiene suspensa mi espada,
No la tienes reducida
A la quietud de la vaina
Tú sabes de ciencias más
Que de duelos, y no alcanzas
Que á dos nobles en el campo
No hay respeto que les haga
Amigos, pues sólo es medio
Morir uno en la demanda.
FloroLo. mismo te digo, y ruego
Que con tu gente te vayas,
Pues que riñendo nos dejas
Sin traicion y sin ventaja.
Ciprian
Aunque
. os parece que ignoro
Por mi profesion las várias
Leyes del duelo que estudia
El valor y la arrogancia,
Os engañais; que nací
Con obligaciones tantas
Como los dos, á saber
Qué es honor y qué es infamia.
Y no el darme á los estudios
Mis alientos acobarda;
Que muchas veces se dieron
Las manos letras y armas.
Si el haber salido al campo
Es del reñir circunstancia,
Con haber reñido ya
Esa calumnia se salva.
Y así, bien podeis decir
Desta pendencia la causa;
Que yo, si habiéndola oido,
Reconociere al contarla
Que alguno de los dos tiene
Algo que se satisfaga,
De dejaros á los dos
Solos, os doy la palabra.
Lelio.Pues con esa condicion
De que en sabiendo la causa
Nos has de dejar reñir,
Yo me prefiero á contarla.
Yo quiero á una dama bien,
Y Floro quiere á esta dama:
¡Mira tú cómo podrás
Convenirnos! pues no hay traza
Con que dos nobles celosos
Den á partido sus ánsias.
FloroYo. quiero á esta dama, y quiero
Que no se atreva á mirarla
Ni áun el sol; y pues no hay
Medio aquí, y que la palabra
Nos has dado de dejarnos
Reñir, á un lado te aparta.
Ciprian
Esperad,
. que hay que saber
Más. Decidme, ¿es esta dama
A la esperanza posible,
Ó imposible á la esperanza?
Lelio.Tan principal es, tan noble,
Que si el sol celos causara
A Floro, áun dél no podria
Tenerlos con justa causa,
Porque presumo que el sol
Aun no se atreve á mirarla.
Ciprian
¿Casáraste
. tú con ella?
FloroAhí
. está mi confianza.
Ciprian
¿Y. tú?
Lelio. ¡Pluguiera á los cielos
Que á tanta dicha llegara!
Que aunque es en extremo pobre,
La virtud por dote basta.
Ciprian
Pues
. si á casaros con ella
Aspirais los dos, ¿no es vana
Accion, culpable é indigna,
Querer ántes disfamarla?
¿Qué dirá el mundo, si alguno
De los dos con ella casa,
Despues de haber muerto al otro
Por ella? que aunque no haya
Ocasion para decirlo,
Decirlo sin ella basta.
No digo yo que os sufrais
El servirla y festejarla
A un tiempo, porque no quiero
Que de mí partido salga
Tan cobarde; que el galan
Que de sus celos pasara
Primero la contingencia,
Pasará despues la infamia;
Pero digo que sepais
De cuál de los dos se agrada,
Y luego...
Lelio. Detente, espera;
Que es accion cobarde y baja
Ir á que la dama diga
A quién escoge la dama,
Pues ha de escogerme á mí
O á Floro. Si á mí, me agrava
Más el empeño en que estoy,
Pues es otro empeño que haya
Quien quiera á la que me quiere.
Si á Floro escoge, la saña
De que á otro quiera quien quiero,
Es mayor: luego excusada
Accion es que ella lo diga,
Pues con cualquier circunstancia
Hemos en apelacion
De volver á las espadas:
El querido por su honor,
Y el otro por su venganza.
FloroConfieso
. que esa opinion
Recibida es y asentada,
Mas con las damas que amores
Elegir y dejar tratan;
Y así, hoy pedírsela intento
A su padre. Y pues me basta
Habiendo al campo salido,
Haber sacado la espada
(Mayormente cuando hay
Quien el reñir embaraza),
Con satisfaccion bastante
La vuelvo, Lelio, á la vaina.
Lelio.En parte me ha convencido
Tu razon; y aunque apurarla
Pudiera, más quiero hacerme
De su parte, ó cierta ó falsa.
Hoy la pediré á su padre.
Ciprian
Supuesto
. que aquesta dama
En que los dos la sirvais
Ella no aventura nada,
Pues que confesais los dos
Su virtud y su constancia,
Decidme quién es; que yo,
Pues que tengo mano tanta
En la ciudad, por los dos
Quiero preferirme á hablarla,
Para que esté prevenida
Cuando á eso su padre vaya.
Lelio.Dices bien.
Ciprian. ¿Quién es?
Floro. Justina,
De Lisandro hija.
Ciprian. Al nombrarla
He conocido cuán pocas
Fueron vuestras alabanzas;
Que es virtuosa y es noble.
Luégo voy á visitarla.
Floro(Ap.)
. El cielo en mi favor mueva
Su condicion siempre ingrata. (Vase.)
Lelio.Corone amor al nombrarme,
De laurel mis esperanzas. (Vase.)
Ciprian
¡Oh,
. quiera el cielo que estorbe
Escándalos y desgracias! (Vase.)
ESCENA VI.
MOSCON, CLARIN.
Moscon
¿Ha. oido vuesa merced
Que nuestro amo va á la casa
De Justina?
Clarin. Sí señor,
¿Qué hay, que vaya ó que no vaya?
Moscon
Hay. que no tiene que hacer
Allá usarced.
Clarin. ¿Por qué causa?
Moscon
Porque
. yo por Livia muero,
Que es de Justina criada,
Y no quiero que se atreva
Ni el mismo sol á mirarla.
Clarin
Basta,
. que no he de reñir
En ningun tiempo por dama
Que ha de ser esposa mia.
Moscon
Aquesa
. opinion me agrada,
Y así es bien que diga ella
Quién la obliga, ó quién la cansa.
Vámonos allá los dos,
Y ella elija.
Clarin. Es buena traza;
Aunque ha de escogerte, temo.
Moscon
¿Ya. tienes deso confianza?
Clarin
Sí,
. que lo peor escogen
Siempre las Livias ingratas. (Vanse.)
Justina
No. me puedo consolar
De haber hoy visto, señor,
El torpe, el comun error
Con que todo ese lugar
Templo consagra y altar
A una imágen que no pudo
Ser deidad, pues que no dudo
Que al fin, sin algun testimonio
Da de serlo, es el demonio,
Que da aliento á un bronce mudo.
LisandNo
. fueras, bella Justina,
Quien eres, si no lloraras,
Sintieras y lamentaras
Esa tragedia, esa ruina
Que la religion divina
De Cristo padece hoy.
Justina
Es. cierto, pues al fin soy
Hija tuya, y no lo fuera
Si llorando no estuviera
Ansias que mirando estoy.
Lisand¡Ay,
. Justina! no ha nacido
De ser tú mi hija, no,
Que no soy tan feliz yo.
Mas ¡ay Dios! ¿cómo he rompido
Secreto tan escondido?
Afecto del alma fué.
Justina
¿Qué
. dices, señor?
Lisand. No sé.
Confuso estoy y turbado.
Justina
Muchas
. veces te he escuchado
Lo que ahora te escuché,
Y nunca quise, señor,
A costa de un sufrimiento
Apurar tu sentimiento,
Ni examinar mi dolor;
Pero viendo que es error
Que de entenderte no acabe,
Aunque sea culpa grave;
Que partas, señor, te pido,
Tu secreto con mi oido,
Ya que en tu pecho no cabe.
Lisand
Justina,
. de un gran secreto
El efecto te callé,
La edad que tienes, porque
Siempre he temido el efeto;
Mas viéndote ya sujeto
Capaz de ver y advertir,
Y viéndome á mí que el ir
Con este báculo dando
En la tierra, ir es llamando
A las puertas del morir,
No te tengo de dejar
Con esta ignorancia, no,
Porque no cumpliera yo
Mi obligacion con callar:
Y así, atiende á mi pesar
Tu placer.
Justina. Conmigo lucha
Un temor.
Lisand. Mi pena es mucha,
Pero esto es ley y razon.
Justina
Señor,
. desta confusion
Me rescata.
Lisand. Pues escucha.
Yo soy, hermosa Justina,
Lisandro... No de que empiece
Desde mi nombre te admires;
Que aunque ya sabes que es este,
Por lo que se sigue al nombre
Es justo que te le acuerde,
Pues de mí no sabes más
Que mi nombre solamente.
Lisandro soy, natural
De aquella ciudad que en siete
Montes es hidra de piedra,
Pues siete cabezas tiene:
De aquella que es silla hoy
Del romano imperio, albergue
Del cristiano digno, pues
Solo Roma lo merece.
En ella nací de humildes
Padres, si es que nombre adquieren
De humildes los que dejaron
Tantas virtudes por bienes.
Cristianos nacieron ambos,
Venturosos descendientes
De algunos que con su sangre
Rubricaron felizmente
Las fatigas de la vida
Con los triunfos de la muerte.
En la religion cristiana
Crecí instruido, de suerte
Que en su defensa daré
La vida una y muchas veces.
Jóven era, cuando á Roma
Llegó encubierto el prudente
Alejandro, papa nuestro,
Que la apostólica sede
Gobernaba, sin tener
Donde tenerla pudiese;
Que como la tiranía
De los gentiles crueles
Su sed apaga con sangre
De la que á mártires vierte,
Hoy la primitiva Iglesia
Ocultos sus hijos tiene;
No porque el morir rehusan,
No porque el martirio temen,
Sino porque de una vez
No acabe el rigor rebelde
Con todos, y destruida
La Iglesia, en ella no quede
Quien catequice al gentil,
Quien le predique y le enseñe.
A Roma, pues, Alejandro
Llegó; y yendo oculto á verle,
Recibí su bendicion,
Y de su mano clemente
Todos los órdenes sacros,
A cuya dignidad tiene
Envidia el ángel, pues solo
El hombre serlo merece.
Mandóme Alejandro pues
Que á Antioquía me partiese
A predicar de secreto
La ley de Cristo. Obediente,
Peregrinando á merced
De tantas diversas gentes,
A Antioquía vine; y cuando
Desde aquestos eminentes
Montes llegué á descubrir
Sus dorados chapiteles,
El sol me faltó, y llevando
Tras sí el dia, por hacerme
Compañía me dejó
A que le sostituyesen
Las estrellas, como en prendas
De que presto vendria á verme.
Con el sol perdí el camino,
Y vagueando tristemente
En lo intrincado del monte,
Me hallé en un oculto albergue,
Donde los trémulos rayos
De tanta antorcha viviente,
Aun no se dejaban ya
Ver, porque confusamente
Servian de nubes pardas
Las que fueron hojas verdes.
Aquí, dispuesto á esperar
Que otra vez el sol saliese,
Dando á la imaginacion
La jurisdiccion que tiene,
Con las soledades hice
Mil discursos diferentes.
Desta suerte, pues, estaba,
Cuando, de un suspiro leve
El eco mal informado,
La mitad al dueño vuelve.
Retraje al oido todos
Mis sentidos juntamente,
Y volví á oir más distinto
Aquel aliento y más débil,
Mudo idioma de los tristes,
Pues con él solo se entienden.
De mujer era el gemido,
A cuyo aliento sucede
La voz de un hombre, que á media
Voz decia desta suerte:
«Primer mancha de la sangre
Más noble, á mis manos muere,
Ántes que á morir á manos
De infames verdugos llegues.»
La infeliz mujer decia
En medias razones breves:
«Duélete tú de tu sangre,
Ya que de mí no te dueles.»
Llegar pretendí yo entónces
A estorbar rigor tan fuerte;
Mas no pude, porque al punto
Las voces se desvanecen,
Y ví al hombre en un caballo,
Que entre los troncos se pierde.
Iman fué de mi piedad
La voz, que ya balbuciente
Y desmayada decia,
Gimiendo y llorando á veces:
«Mártir muero, pues que muero
Por cristiana y inocente;»
Y siguiendo de la voz
El norte, en espacio breve
Llegué donde una mujer,
Que apénas dejaba verse,
Estaba á brazo partido
Luchando ya con la muerte.
Apénas me sintió, cuando
Dijo, esforzándose: «Vuelve,
Sangriento homicida mio,
Ni áun este instante me dejes
De vida.—No soy (le dije)
Sino quien acaso viene,
Quizá del cielo guiado,
A valeros en tan fuerte
Ocasion.—Ya que imposible
Es (dijo) el favor que ofrece
Vuestra piedad á mi vida
Pues que por puntos fallece,
Lógrese en esa infeliz,
En quien hoy el cielo quiere,
Naciendo de mi sepulcro,
Que mis desdichas herede.»
Y espirando, ví...