El diseño de interacción se centra en la funcionalidad y usabilidad de un producto, mientras que el diseño visual se ocupa de la estética y la apariencia. Ambos son complementarios y juntos crean una experiencia de usuario cohesiva, donde el diseño de interacción mejora la usabilidad y el diseño visual capta la atención del usuario. A pesar de sus diferencias, ambos aspectos son esenciales para el éxito de un producto en el ámbito del diseño UX.